ISLAS, 66 (208): e1451; mayo-agosto, 2024.
Recepción: 04/03/2024 Aceptación: 02/06/2024
Artículo científico
La práctica social de la lectura en la comunidad
The social practice of reading in the community
Asamblea Municipal del Poder Popular Santa Clara, Cuba
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8122-4708 Correo electrónico: chester.chaviano@gobscl.gobvc.co.cu
Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4450-6383
Correo electrónico: ecampos@uclv.cu
RESUMEN
Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3680-3265
Correo electrónico: iveitia@uclv.cu
Introducción: En el trabajo se pretende sistematizar los fundamentos teóricos sobre el proceso de lectura para la transformación social.
Métodos: Se aplicaron los métodos analítico-sintético e inductivo-deductivo, la revisión bibliográfica, para sistematizar lo referente a las concepciones sobre las posibilidades de la lectura para la transformación social.
Resultados: Se redimensiona la concepción de la lectura que no se circunscriba solo al ámbito escolar, sino también al estudio de las posibilidades de adaptabilidad de sus postulados esenciales a fenómenos que son resultados del proceso de democratización cultural al que se ha asistido en el mundo desde la segunda mitad del siglo XX.
Conclusiones: La lectura es una herramienta principal para transformar la información en conocimiento, se sitúa en la base del aprendizaje a lo largo de la vida y en la construcción de una sociedad crítica, en las esferas escolar, social y personal.
PALABRAS CLAVE: lectura; transformación social; comunidad
ABSTRACT
Introduction: The work aims to systematize the theoretical foundations of the reading process for social transformation.
Methods: The analytical-synthetic and inductive-deductive methods, the bibliographic review, were applied to systematize the concepts regarding the possibilities of reading for social transformation.
Results: The conception of reading is resized that is not limited only to the school environment, but also to the study of the possibilities of adaptability of its essential postulates to phenomena that are results of the process of cultural democratization that has been witnessed in the world since the second half of the 20th century.
Conclusions: Reading is a main tool to transform information into knowledge, it is at the base of lifelong learning and in the construction of a critical society, in the school, social and personal spheres.
KEYWORDS: reading; social transformation; community
Concepción y/o diseño de investigación:
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Análisis e interpretación de datos:
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INTRODUCCIÓN
Para formar en valores es imprescindible y necesario un profundo conocimiento de la historia, de la moral, de las actitudes morales vivas que se manifiestan en los seres humanos. Los hombres han atravesado por diferentes contextos y realidades, sus actuaciones, actitudes valorativas y elecciones morales están determinadas en gran medida por el pensamiento y los patrones que exige la sociedad de su tiempo, y la lectura proporciona el conocimiento de esas realidades y posibilita la transformación social.
La literatura, cuando es leída desde una posición de valoración, pone a los lectores en contacto con formas reales y le presta a la enseñanza una fuerza enorme con su plasticidad y belleza incorporables y, por consiguiente, repercute muy favorablemente en la captación del interés, en la motivación intrínseca por el saber, por el conocimiento. La ética estudia las actitudes que llevan a los seres humanos al desarrollo pleno de su personalidad o bien a la destrucción de ella. Cuando los valores se incorporan a la vida guían los procederes humanos; a partir del ejemplo se tornan en convicciones (Campos, Torres, Beltrán y Cárdenas, 2021).
Dicho fenómeno conduce al lector al proceso comunicativo con un nivel de seguridad superior, y cuando habla o escribe, tiene la mente poblada de ideas, y por supuesto, lo hace con un nivel de eficiencia más elevado dejando al descubierto sus más íntimas intenciones y sentimientos. El hecho de la lectura de diferentes textos implica que una dirección del proceso determinando de qué lado deben conducirse las acciones para un
desarrollo acabado. Para un análisis deben tenerse en cuenta indicadores regidos por los planos siguientes:
—Cognitivo: Conceptualización del valor, Conocimiento de diversos puntos de vista, Conocimientos que impliquen explicar conductas, Identificación de valores y antivalores, Conocimiento del fundamento ético de la conducta, Conocimientos de la realidad.
—Afectivo: Defensa de ideas y convicciones, Identificación con las principales figuras y símbolos, Valentía para la defensa amorosa y sentimental de lo nuestro, Sensibilidad por el dolor de los otros y disposición para ayudar, Actitud de compromiso guiado por los sentimientos y valores adquiridos, Movimiento en las escalas ascendente de los valores, Rechazo a los antivalores.
—Conductual: Aumento del sentido de responsabilidad para ser y actuar, Cambios cualitativos en la conducta diaria como ser verdaderamente humano, Tomar los valores como punto de partida consciente para asumir conductas y actitudes, Enfrentamiento a lo considerado como negativo y deshonroso, Cambios dirigidos al respeto ajeno, Preparación en lo cultural lo intelectual.
Estas ideas conllevan a analizar el fomento de la lectura como necesidad social. La vida impone esa prioridad como la de mayor uso práctico en la comunicación humana, sin que con esto se les reste importancia a otras vías. La lectura se convierte hoy desde un enfoque integral, integrador e interdisciplinario en un contenido clave y básico para los procesos sociales porque enseñar a leer en diversos contextos es enseñar a comprender y a utilizar y a construir los códigos para saber operar con ellos en la transformación social.
Muchos estudiosos del proceso social de la lectura aseguran que en la nueva sociedad de la información es muy difícil una educación para logar el placer de la lectura. El predominio absoluto de la imagen y el interés por lo inmediato no favorecen los requisitos básicos de la actividad lectora: texto escrito, comprensión del significado y de las relaciones, complejidad del texto, esfuerzo (Hébrard, 2000; Marchesi, 2005).
Este autor es del criterio de que «la reflexión sobre el papel de la lectura y de las bibliotecas en el proceso de enseñanza y de aprendizaje en el siglo XXI no debe hacerse al margen de la sociedad en la que vivimos» (Marchesi, 2005: 16). En la actualidad se identifican tres aspectos como áreas que requieren atención en el proceso de la lectura para la adquisición de conocimientos sociales: el peligro del dominio de la imagen, el riesgo del aislamiento y el riesgo a la superficialidad.
Una regularidad del siglo XXI es que las personas obtienen la información con escasa atención y a través de formatos multimedia. La televisión, como medio masivo, es una fuente que transmite rápidamente mensajes continuos que se comprenden con facilidad y de forma inmediata, puede ser abandonada con facilidad si faltare el interés. La lectura tiene otros incentivos. Para leer hace falta tiempo, tranquilidad, interés y perseverancia
durante la comprensión de un texto y su disfrute. Una satisfactoria experiencia lectora contribuye a desarrollar estrategias para la formación de una personalidad más independiente y reflexiva.
Las dinámicas de la vida moderna poco ayudan a establecer relaciones entre la familia y la escuela o entre la escuela y otros sectores sociales. Los núcleos familiares urbanos son un reflejo de la vida social caracterizada por la falta de tiempo y los desencuentros.
Las políticas educativas relacionadas con la lectura se reducen mayoritariamente a políticas escolares, limitadas a la labor que los profesores pueden hacer con sus alumnos en las horas lectivas, sin énfasis en las posibilidades de la aprehensión de la realidad como objetivo de cambio social que puede desarrollarse en espacios extraescolares. Frente a estos problemas, las instituciones y organizaciones transformadoras de la sociedad que radican en las comunidades, junto a la escuela, deben apostar por la práctica de la lectura como fuente de conocimiento y como opción para corregir situaciones que se dan a nivel de comunidad y que muchas veces no de verifican en el centro escolar, aunque esté enclavado en esa comunidad.
El objetivo del trabajo es sistematizar los fundamentos teóricos sobre el proceso de lectura para la transformación social en comunidades.
La comunidad ha de ser lugar de encuentro entre vecinos de orígenes sociales, familiares y culturales diversos; espacio compartido de socialización, en el que se conozca a los otros y se aprenda de ellos. Los líderes comunitarios deben fomentar a través de la lectura la construcción de valores de respeto, tolerancia y solidaridad. Sobre este particular Marchesi (2005) es del criterio de que el logro de estos objetivos no se debe solo a las instituciones, organismos y entes implicados, sino las prácticas educativas que se generen. Este autor reconoce que «una de las prácticas educativas más enriquecedoras es la lectura. Es difícil encontrar una experiencia educativa más enriquecedora que el tiempo dedicado a la lectura» (Marchesi, 2005: 17).
Para evitar el riesgo a la superficialidad en la sociedad contemporánea suelen trazarse estrategias de lectura reducidas a objetivos cognitivos, lo que constituye un peligro, pues la inmensa cantidad de información disponible hace que el lector realiza lecturas superficiales para conocer más en el menor tiempo posible. No resulta fácil mantener una actitud tranquila y reflexiva ante tanta información (Osoro, 2009). Esta consecuencia directa de la sociedad de la información dificulta la transformación social a través del conocimiento que aporta la lectura, por lo que urgen soluciones desde los propios contextos sociales, como derechos propios de la lectura, como lo cataloga Marchesi (2005).
El énfasis principal de las estrategias de lectura para la transformación social debe centrarse en la adquisición por todos los implicados de determinadas capacidades básicas y competencias específicas. Entre estas capacidades y competencias se encuentran la
lectura, la búsqueda de información, el trabajo en equipo, la solución de problemas individuales colectivos, la alfabetización informática, la comprensión del cambio social, histórico y cultural; la formación de un pensamiento científico y crítico, el bienestar social y emocional, los valores democráticos y solidarios, la expresión y la creatividad.
Toda estrategia que encare desafíos en el trabajo con la lectura en la sociedad debe proponer iniciativas para enfrentarlos forjando impactos sociales positivos desde la convicción de que el momento histórico que se vive en el país ha traído consigo un cambio de paradigma en el concepto de lectura y, por ende, en los hábitos lectores. La transformación cultural y tecnológica, junto al nuevo escenario que se ha impuesto tras la COVID-19, ha evidenciado las necesidades de la sociedad cubana y la exigencia de reforzar las políticas públicas en este ámbito.
El Ministerio de Cultura y Deporte de España, a través del plan de fomento de la lectura para 2021-2024, reconoce que:
[…] en la predisposición a la lectura influyen factores como la edad y el grado de formación académica y es una actividad preferida por la población joven y las personas con estudios universitarios. Además, también se aprecian diferencias por sexo, de modo que mientras las mujeres muestran una mayor inclinación hacia la lectura de libros, revistas y redes sociales, los hombres prefieren leer prensa, cómics, foros y blogs. (España, 2021: 8)
Los autores han constatado que, en los análisis mundiales sobre hábitos de lectura, hay una tendencia a la lectura en redes sociales sobre todo en las nuevas generaciones, con énfasis en periodo de confinamiento por la COVID-19 y ubicado como tendencia en la actualidad. Se señala que esta práctica tiene el objetivo de mantener la presencia en entornos tendentes a lo digital y en los que se consolida el audiovisual como una forma de entretenimiento. Este tipo de lectura puede tener carácter estratégico si se trata con preceptos educativos, pues puede contribuir a acercar la lectura a los adolescentes que pierden el interés por su práctica en soporte impresos.
La situación de recuperación pospandémica ha puesto de manifiesto la importancia de la lectura y de los valores que transmite a la sociedad. La lectura sirve de orientación, análisis, refugio y salvación. Ha aportado serenidad, calma y paciencia a quienes la practican para agrandar el conocimiento. La «lectura no es solo una cura o un tipo de ocio, sino también el instrumento para acercarse al futuro con certidumbre y firmeza» (España, 2021: 14).
La lectura contribuye a la transformación social. A través de ella se verifica un desarrollo social más sostenible y resiliente en pos del crecimiento ciudadano. La práctica de la lectura abre espacios para el debate y la investigación donde tienen cabida lectores o no lectores, y que anima al apego a los diferentes sectores de la sociedad. En el ámbito comunitario es imprescindible que los ciudadanos puedan expresarse y manifestar sus
realidades, necesidades y deseos, incentivando su presencia en cualesquiera de las iniciativas que busquen fomentar la lectura.
Torres (2018: 28) asume que este fomento «se debe identificar con acciones y actividades dirigidas a informar, persuadir, exhortar, influir e incentivar la afición lectora, estimulando la percepción y valoración hacia el libro y las prácticas personales y profesionales de lectura». Esta autora ha precisado la posibilidad de integrar al proceso pedagógico de la lectura, de acuerdo con las circunstancias y contingencias del contexto, formas de ejecución flexibles y variadas, como parte del sistema de influencias que caractericen el proceso formativo.
En el proceso de transformación social que posibilita la lectura debe asegurase la equidad en el acceso a la lectura como principio de igualdad de oportunidades de acceso al conocimiento y al bienestar del intelecto. Las estrategias de diferentes partes del mundo, estudiadas por los autores, proponen la ampliación y mejora de los servicios bibliotecarios públicos para la garantía del acceso de toda la población, con especial atención a aquellos grupos y áreas geográficas en riesgo de exclusión lectora por las situaciones de vulnerabilidad y complejidades de diversos procesos situacionales.
En estas comunidades complejas debe extenderse el foco de atención hacia la formación de mediadores entre los textos y sus lectores, a través de la realización de programas formativos dirigidos a las familias, a bibliotecarios, docentes y otros promotores de lectura que habitan en la comunidad. Además, debe asegurarse la integración de programas de lectura en un sistema de actividades de otros sectores implicados en el desarrollo comunitario.
Todos estos sectores deben promover la realización de proyectos de fomento lector que estén al alcance de todos los ciudadanos, que atraviesen los muros de las bibliotecas y se adecuen con efectividad en las escuelas, los centros culturales, las librerías, centros de educación de adultos, así como en diversos espacios comunitarios.
Por otra parte, no conseguiremos igualdad en el acceso a la lectura si no procuramos materiales que la hagan accesible a aquellos con necesidades especiales, ya sea por una discapacidad, por trastornos en el aprendizaje del lenguaje o por pertenecer a los considerados colectivos vulnerables (como personas en riesgo de exclusión social o internos en instituciones penitenciarias). (España, 2021: 34)
En este sentido, se propone la elaboración y recomendación de materiales de lectura fácil o de aquellos adaptados a las necesidades de cada grupo de la comunidad y programas concretos de acceso y fomento de la lectura. Para la transformación de la información en conocimiento, la lectura es una principal herramienta que debe situarse como pedestal de la instrucción en el transcurso de la vida y en la construcción de una sociedad crítica.
Los autores son del criterio de que es necesario el desarrollo de programas de alfabetización informacional, así como la creación de proyectos para el fomento de la lectura de no ficción, especialmente dirigida al público intelectualmente preparado y con
alto o medio grado de escolaridad que reside en las comunidades complejas. Este sector poblacional, junto a la colaboración de instituciones vinculadas al ámbito de la divulgación científica, artística o de cualquier otro contenido especializado para la elaboración de guías y propuestas de lectura especializadas, contribuyen a la ampliación del conocimiento y a la comprensión de procesos sociales.
En el Plan Lectura infinita para el fomento de la lectura del Gobierno de España (2021- 2024) queda expresado que el concepto de fomento de la lectura es objeto de múltiples equívocos y definiciones reduccionistas. Es importante la expansión de la idea de la lectura, así como su visión como un derecho esencial del ser humano y de esta manera se refuerza la idea de un pacto por la lectura como un empeño colectivo, un objeto de dominio público en una dinámica de gran competencia por asignar esfuerzos a diversos objetivos e intereses sociales e industriales, con el fin último de resituar el hecho lector como algo que aporta mucho más a la sociedad que un medio para el disfrute del tiempo (España , 2021: 36)
Torres (2018: 29) aporta tres exigencias de la promoción de la lectura en las instituciones educativas que son el punto de partida para que queden contextualizadas en los ámbitos de las comunidades complejas. Las invariantes metodológicas para su restablecimiento están relacionadas con:
—Primero: asegurar la intencionalidad de las actividades de promoción en función de los objetivos de cada actividad, al concebir la promoción de la lectura como un tipo de actividad dirigida a transformar la manera de percibir, valorar y usar la lectura en la formación integral de la personalidad de los lectores.
—Segundo: concebir la promoción de la lectura como resultado de la coordinación de las intervenciones que realicen los distintos actores sociales, personales e institucionales vinculados a los procesos sociales.
—Tercero: secuenciar las actividades, espacios, recursos y sujetos implicados en la promoción de la lectura, desde un carácter procesual y sistémico, en el cual se reconozca el papel que juegan los mediadores o facilitadores en este proceso.
En Cuba se crea en 1998 el Programa Nacional de la Lectura como eslabón básico en el empeño por el hábito de lectura con el objetivo de que se formen individuos con hábitos de lectura y las habilidades que le permiten aplicar sus conocimientos tanto en la esfera escolar como en la social y personal. Su esencia recoge que no existe mejor receta para atraer a futuros lectores que convertir el libro en un objeto familiar y predicar con el ejemplo de los buenos lectores pues la lectura exige disciplina.
Los conceptos de lectura y los estudios para su concepción y promoción en diferentes ámbitos han sido amplios en el mundo. Se distinguen los estudios de Bamberger & R. Staiger (1975); Carlino (2004); Garrido (2005); Narváez, Cadena & Calle (2009); Ceretta (2010); Cassany (2017); Domínguez (2019). Estos autores estudian la promoción vinculada
a la capacitación de todo aquel que pueda actuar como promotor de libros y lecturas. Conciben esta práctica como actividad sociocultural de la intervención que debe poseer la perspectiva de significados y sentidos como variante. En Cuba se han realizado importantes estudios vinculados a los procesos formativos en los distintos niveles educacionales. Aunque la tradición pedagógica nacional siempre ha vinculado la promoción de la lectura escolar a ámbitos extraescolares no se distinguen estudios teóricamente consolidados de esta práctica como posibilitadora de transformación social.
Se distinguen los estudios de García Alzola (1975); Pichardo (1981); Estévez (1995); González Morales (1999); Bermúdez (2001); Valdés (2002); Calzadilla (2003); López (2004);
León (2006); Achiong (2009) Baute (2011); Imbernón (2012); Tiza (2014); Montaño (2010); Montaño & Abello (2015); Torres (2018); Domínguez (2019). Estos autores legitiman la posibilidad de utilizar la lectura como parte de la formación humanista. Insisten en el diseño cultural y la formación integral desde la lectura; el acercamiento del saber científico al humanístico, para la conformación subjetiva y espiritual de la personalidad; la identificación con las ideas que se defienden y la preparación para participar de los constantes cambios que impone la contemporaneidad.
Sobre la importancia de la lectura para la adquisición de conocimiento los autores coinciden con la pedagoga cubana Mirta Aguirre (2008: 27) cuando asegura que: «Leer es informarse y formarse, es desarrollar el lenguaje y con él la hondura y las perspectivas del horizonte del pensamiento, es ampliar la capacidad de razón y del juicio, del conocimiento teórico y el aumento de posibilidades de aplicación de este a la práctica». Tiza (2014: 39) comenta al respecto que la lectura, independientemente de su carácter práctico y utilitario, estimula la imaginación, despierta la fantasía mueve el intelecto y es una manera de goce espiritual capaz de activar las más variadas emociones e incorporar disparadores emocionales en la conducta del lector.
Montaño (2010: 17) valora las finalidades, perspectivas y objetivos de la práctica de la lectura. Insiste en que cuando se usa para opinar, interactuar y para actuar se lee para conocer las opiniones de otras personas y aceptarlas o polemizar respecto a ellas. Plantea que con este propósito se lee para actuar, para hacer, para poder tener información ante la toma de decisiones. Asegura, además, que la lectura con el propósito de actuar desarrolla la posibilidad de expresar opiniones documentadas, de dar cuenta de que se ha comprendido y así se trasmite el contenido de un texto a un auditorio.
Para el presente trabajo es necesario un redimensionamiento de la concepción de la lectura que no se circunscriba solo al ámbito escolar, sino también al estudio de las posibilidades de adaptabilidad de sus postulados esenciales a fenómenos que son resultados del proceso de democratización cultural al que se ha asistido en el mundo desde la segunda mitad del siglo XX. Este proceso se ha visto potenciado en los últimos años por el desarrollo de una sociedad de la información cada vez más tendente a lo
digital que, además de traer consigo la aparición de nuevos formatos y soportes de lectura, exige unas mínimas competencias en este ámbito para poder navegar por el ciberespacio.
Este tipo de lectura resulta menos densa para el lector de las comunidades complejas y su práctica se generaliza. Trae consigo un alejamiento de la lectura de textos importantes de carácter informativo, cultural, profesional, ciudadano. Esta realidad requiere de profundas estrategias que integren a todos los agentes sociales, para extender esta la concepción de la lectura y del lector como vocación. Para ello es necesario integrar la diversidad de todas las prácticas alrededor de un hábito tan enriquecedor como lo es la lectura.
En Cuba existen vastas experiencias de promoción de la lectura, sin embargo, no se ha estudiado sistemáticamente la manera de fomentarla en ambientes extraescolares comunitarios y en ambientes no convencionales. La mayor parte de las investigaciones profundizan en las prácticas escolares de la lectura que, no obstante, su importancia, no incorporan la integridad de las prácticas sociales de la lectura que se dan en una colectividad alfabetizada; ni ofrecen respuestas, ni representan alternativas para quienes están excluidos del sistema escolar por variadas causas, que incluyen el abandono escolar y la desescolarización.
Petit (2001) señala que mientras que para algunos todo está dado al nacer, para otros, ya sea por las distancias geográficas, las dificultades económicas o los obstáculos culturales y psicológicos, la ubicación en jurisdicciones empobrecidas o campesinas, los libros se ven como objetos anómalos y nada familiares. Estas personas se han ubicado lejanas a la lengua escrita, ya sea por contornos perceptibles o imperceptibles. Esta autora enfatiza en que la promoción de la lectura en estos contextos requiere introducir a los niños, adolescentes y adultos a una mayor familiaridad y a una mayor naturalidad en el acercamiento a los textos escritos. Este acercamiento tiene el objetivo de transmitir pasiones, curiosidades; ofrecerles la idea de que, entre toda la literatura disponible, entre todo el acervo escrito, habrá alguna lectura que sabrá decirles algo, donde podrán hallar contenidos importantes (López, 2013).
Después de estudiar a profundidad los conceptos referenciados los autores conciben la noción pedagógica para la promoción de la lectura en la comunidad como un sistema de ideas teóricas y metodológicas que fundamente la relación, organización y secuencia de la promoción de la lectura, como un tipo de actividad pedagógica, toda vez que estimule e incentive la afición por la lectura, a nivel individual y de la comunidad, para contribuir a la adquisición de conocimientos y a la formación personal y profesional de cada miembro de la comunidad como lector y promotor.
Se han determinado rasgos que deben distinguir el redimensionamiento de una concepción que asegura el punto de partida teórico para los propósitos de transformación social que se pretende con la lectura:
—El reconocimiento de que es un concepto inclusivo en el que se integran la apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales en estrecha armonía con la formación de sentimientos, motivaciones, cualidades, valores, convicciones e ideales (Tiza: 2014).
—El reconocimiento de la promoción de la lectura de cualquier tipo de texto, como un tipo de actividad pedagógica (Torres: 2018).
—La referencia a la actividad lingüístico-comunicativa motivada por las necesidades de convertirse y de actuar como ciudadanos activos y miembros de una determinada comunidad (Montaño, 2017: 6).
—El establecimiento de relaciones cognitivo-afectivas, mediante un proceso de intercambio de significados y sentidos que proporciona comparaciones con otras formas de pensar, visiones, experiencias; confirma valores y configura convicciones al atribuir sentidos a los significados (Domínguez, 2019).
—El establecimiento de relaciones entre los lectores y los textos (en diversos formatos y diferentes códigos) en marcos culturales integrales (Chaviano, Campos y Torres, 2022).
Para el desarrollo de actividades de transformación social a través de la lectura en la comunidad se deben atender las características personales, intereses lecturales, la individualidad, los referentes vivenciales, experiencias, instrucciones, destrezas, rutinas, valores, potencialidades y restricciones personales para este ejercicio. Su desarrollo implica que se produzcan cambios cualitativos integrales en la personalidad en proceso de lectura, ya sea funcional o por placer, concepción que se ha sustentado anteriormente.
Estos cambios requieren de los miembros de la comunidad como contexto, de ubicar la lectura como actividad imprescindible para la adquisición del conocimiento que les permita transformar los modos de actuación. Atender las potencialidades y limitaciones personales, convenir tareas en correspondencia con las diferencias individuales y las características colectivas facilita que el planteamiento de metas se asuma de una manera consciente.
Esto implica, desde lo personológico, la necesidad de una comprensión flexible del proceso de transformación social, a través de la lectura, en correspondencia con los estilos peculiares de aprender de cada miembro de la comunidad, de enfrentar las situaciones del contexto de actuación comunitario y de la sociedad en general. La transformación social a través de la lectura se comporta de manera diferenciada en los miembros de la comunidad y en ella misma, lo que debe ser tenido en cuenta por los líderes comunitarios para indagar las causas que originan los comportamientos de los fenómenos e intervenir con estrategias (de diferentes tipos) que estén en correspondencia con las necesidades de su desarrollo.
En el proceso de sistematización teórica se profundiza en las concepciones de la lectura como herramienta para transformar la información en conocimiento, situada en la base del aprendizaje a lo largo de la vida y en la construcción de una sociedad crítica. La promoción de la lectura en la comunidad es un eslabón básico en el empeño de formar individuos con hábitos de lectura y habilidades que les permitan aplicar sus conocimientos, tanto en la esfera escolar, como en la social y personal. Se concibe esta práctica como actividad social desde la perspectiva sociocultural de significados y sentidos.
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Chester Danilo Chaviano Valdés (Santa Clara, Cuba, 1990). Secretario de la Asamblea municipal del Poder popular de Santa Clara. Máster en Ciencias pedagógicas y Licenciado en Educación, Español-Literatura. Profesor Auxiliar a tiempo parcial del departamento Español-Literatura, UCLV.
Eraida Zoraida Campos Maura (Santa Clara, Cuba, 1963) Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Doctora en Ciencias pedagógicas y Máster en enseñanza comunicativa del español y literatura. Profesora Titular, jefa de departamento Periodismo. Facultad de Humanidades.
Isabel Julia Veitia Arrieta (Santa Clara, Cuba, 1960) Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Doctora en Ciencias pedagógicas y Máster en Pedagogía. Profesora Titular, docente del Centro de estudios de educación, UCLV.
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: CHAVIANO, C. D. D.; CAMPOS, E., Z.; VEITIA, I. J. (2024). La práctica social
de la lectura en la comunidad. Islas, 66(208): e1451.
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