ISLAS, 67 (210): e1504; enero-abril, 2025.
Artículo científico
El pensamiento neokantiano de José del Perojo y Figueras dentro del contexto filosófico hispanoamericano
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The Neo-Kantian Thought of José del Perojo y Figueras within the
Hispanic-American Philosophical Context
Keisy Rodríguez Álvarez
Universidad de La Habana, La Habana, Cuba
ORCID: https://orcid.org/0009-0001-3024-6680
Correo electrónico: keisyra2020@gmail.com
RESUMEN
Introducción: El objeto de estudio de este trabajo consiste en el análisis del neokantismo de José del Perojo y Figueras dentro del contexto filosófico hispanoamericano de fines del siglo XIX y su objetivo general es argumentar las particularidades del neokantismo de este filósofo.
Métodos: El método de análisis y síntesis se empleó en el procesamiento de la información para relacionar elementos; el inductivo-deductivo contribuyó en la generalización y el método lógico-histórico fue utilizado en la comprensión de leyes y su evolución.
Resultados: El neokantismo de este autor plantea que un cambio funcional y estructural del conocimiento no tiene que imponerse solamente desde lo genético, pues si fuera así no pudiera explicarse la diversidad de valores e ideologías. La adquisición y desarrollo progresivo de las capacidades cognitivas de los individuos no son una determinación unilateral, sino global.
Conclusiones: José del Perojo concilió los elementos del conocimiento y de la acción moral según la filosofía de la ciencia y universales antropológicos en los procesos psicológicos. Esta manera de pensar eliminaba el predominio de metafísica de la doctrina kantiana.
PALABRAS CLAVE: neokantismo; pensamiento neokantiano; José del Perojo y Figueras; contexto filosófico hispanoamericano
ABSTRACT
Introduction: This study focuses on analyzing the neo-Kantianism of José del Perojo y Figueras within the Hispanic-American philosophical context of the late 19th century. Its general objective is to argue the particularities of this philosopher's neo-Kantianism.
Methods: The methods of analysis and synthesis were employed to process information and establish relationships between elements. The inductive-deductive method contributed to generalizations, while the logical-historical method was used to understand laws and their evolution.
Results: The neo-Kantianism of this author posits that a functional and structural change in knowledge does not have to be imposed solely from a genetic perspective. If it were, the diversity of values and ideologies could not be explained. The progressive acquisition and development of individuals’ cognitive capacities is not merely a unilateral determination but a global one.
Conclusions: José del Perojo reconciled elements of knowledge and moral action according to the philosophy of science and anthropological universals in psychological processes. This approach eliminated the metaphysical predominance of Kantian doctrine.
KEYWORDS: neo-Kantianism; neo-Kantian thought; José del Perojo y Figueras; Hispanic-American philosophical context
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José del Perojo y Figueras fue influenciado por el movimiento filosófico neokantiano en la Universidad de Heidelberg, cuando conoció al filósofo neokantiano Dr. Kuno Fischer. La primera obra que publicó José del Perojo fue el ensayo: «Arthur Schopenhauer», en 1875, en la revista Philosophische Monatshefte de Leipzig; uno de los principales órganos divulgativos de los neokantianos. En este momento pensó haber hallado a través del neokantismo la doctrina filosófica que podía ser usada como fundamento intelectual en la modernización de España en los campos científico, económico, social y cultural; y también el medio de superar la crisis en la que se encontraba el liberalismo español por el fracaso del krausismo.
Cuando José del Perojo regresó a España se concentró en el proyecto de modificar el ámbito intelectual en la difusión del pensamiento científico moderno y en europeizar a este país, que lo inició con la publicación de Ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania, en 1875. Fue el primer traductor del idioma alemán al idioma español en el año 1883, del libro Crítica de la Razón Pura del filósofo Immanuel Kant. Combinó los problemas filosóficos con los económicos, sociales y políticos para intentar resolver la relación de las colonias españolas con la metrópoli.
También promulgó la importancia de no aceptar nunca un único sistema filosófico como verdadero. Por este motivo, consideró que los sistemas idealistas son como andadores intelectuales, propios para caracteres infantiles. Consideró que la filosofía es un conjunto de sistemas en lucha por la existencia. Esto también lo sugirió por el movimiento krausista, que lo pensó como una doctrina dogmática y opresiva con tendencias exclusivistas. Vio el neokantismo como un medio de superar la crisis del liberalismo español, pues muchos liberales españoles atribuyen al krausismo no haber sido capaz de ofrecerle la base intelectual que precisa, pues la base metafísica en la que aquel se sustenta es considerada insustancial para el enfrentamiento de las necesidades de España.
Escribió artículos y ensayos sobre política colonial en la que fomentaba la autonomía de Cuba para liberarla de la tiranía comercial de Estados Unidos y de la mala administración de sus gobiernos. Se sabe que fue diputado en La Habana entre los años 1893 y 1894 y reelegido en 1898. Además, se dedicó a la práctica del neokantismo para que sirviera de fundamento intelectual a la modernización cubana en los campos científico, económico, social y cultural. También se dedicó a renovar el panorama intelectual y difundir el pensamiento científico moderno en las revistas que fundó y dirigió.
El libro Ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania, publicado en España por José del Perojo a partir de 1875, contiene la mayor parte de su pensamiento neokantiano. Este es el primer texto con el que introduce el neokantismo en España e inicia su estudio crítico de este pensamiento filosófico que serviría para darle metodología a los estudios de ciencia, economía, política y sociedad. Después saldrían otros libros como Ensayos de política colonial (1885).
El presente artículo se propone como objetivo principal el de fundamentar las particularidades del neokantismo de José del Perojo y Figueras en el contexto filosófico hispanoamericano de la segunda mitad del siglo xix desde sus diferentes facetas.
En el libro Ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania, cuando José del Perojo escribió: «podemos decir que volvemos a Kant realizando un progreso, no retrocedemos a él, le hemos encontrado en nuestro camino» (Perojo, 1875: 8). En esa proposición se fundó el neokantismo, en la de volver a Kant, pero tomando de él lo necesario para resolver el problema del conocimiento y su representación.
Volver a Kant no tenía que ser pensar como este filósofo alemán, no debía ser filosofar de manera trascendental, sino realizar avances en lo que se refería a los elementos del conocimiento o su origen y formación (Perojo, 1875). Este progreso consiste para del Perojo en explicar el proceso psicológico del conocimiento, pues, según él, Kant solo se quedó en su parte teórica.
Del Perojo escribió que Kant explicó cómo conocemos, pero no qué debemos conocer. Este es el problema que debía ocupar a la filosofía de ese momento. El camino que hizo surgir al neokantismo se encontró que la teoría de Kant, con sus descubrimientos, era la mejor para dar la solución a la composición y conexión de la filosofía de la naturaleza y la filosofía de lo abstracto. Este sistema debía terminar de conciliar estas dos doctrinas. El neokantismo debía resolver el problema del conocimiento eliminando el predominio de la metafísica y del empirismo o el materialismo.
José del Perojo reconoce que Kant tuvo el mérito de servir de puente entre la moral antigua y la moderna (Perojo, 1875). Además, logró arrancarla de los teólogos y metafísicos y darle un fundamento inmanente, pero le faltó formular el origen psicológico de la moral. Consideró que Kant presenta la ley moral como expresión de la cosa en sí y que toma una fórmula del espíritu. Sin embargo, no se sabe cómo se origina en la conciencia sensitiva (Perojo, 1875).
Para este filósofo cubano la moral es el conjunto de reglas que el ser humano puede producir para guiar su comportamiento, independientemente de las leyes físicas o naturales, es decir, que el hombre tiene la facultad para inventar unas leyes que no existen de manera primitiva en el cerebro. Los valores son los conceptos por los que se guía una persona, un grupo o una sociedad; son conceptos abstractos, pero se expresan en cualidades y actitudes que forman, caracterizan y definen a las personas.
En una sociedad hay diferencias de valores entre diferentes grupos, de conformidad con las clases sociales, orientaciones ideológicas, religión y de generación. José del Perojo expresa que la moral es también un producto de la historia, que es el producto de resultados de las acciones de los hombres, tanto de manera individual como en colectividades naturales o artificiales. Para él, Kant habla de moral, pero en su aspecto formal. Dentro de la filosofía que se llama moral se encuentra un grupo que sostiene que las leyes morales son meras convenciones establecidas por cada sociedad, no existe una moral universal e inmutable, porque no existe una naturaleza humana idéntica en todos los hombres.
El hombre llega al mundo sin ninguna esencia o naturaleza que lo caracterice en su actuar y cuenta con el doloroso desajuste de producir libremente sus acciones sin una ley primitiva que lo oriente. Cada cual debe trazar su camino, en el que disponga una norma válida por la que conducirse y a través de las cuales adquiere responsabilidad. En otro grupo hallamos diversas concepciones morales que dependen de las teorías antropológicas en que residen.
El filósofo cubano define que la antropología es lo que tiene por objeto lo que al hombre le corresponde (Perojo, 1875). De esta misma manera expresa que la antropología comprende al hombre todo y, por tanto, también la concepción que se tiene del mundo. Planteó que en sus comienzos la antropología fue estudiada desde el punto de vista pragmático, físico, psíquico o especulativo, lo que proponía una vista parcial sobre la doctrina que debe investigar lo que es el hombre. Esto provoca que se considere de una manera particular su existencia, que se desconozca la relación entre el espíritu y el cuerpo y que no se diga nada sobre su vida pasada, su vida presente y la relación que tiene este con la naturaleza, su consideración como individuo, su humanidad y, por lo tanto, el objeto de la antropología es presentado de manera fragmentaria.
Por un lado, se sabe que el hombre tiene la facultad de darse leyes a sí mismo; por otro, la naturaleza también ha puesto la necesidad de cumplir con ciertas reglas que constituyen imperativos biológicos y fisiológicos. En la historia de la antropología se deben tener en cuenta las teorías en relación con el pensamiento, el conocimiento, la evolución orgánica y las doctrinas raciales, como antecedentes y aportes relevantes.
Si el hombre pudiese llegar a extender y a ampliar el saber, la antropología sería la única ciencia que tendría el derecho de contener los principios de la realidad, para quien la realidad tiene un ámbito que es desconocido para el hombre; este sería el de la cosa en sí kantiana. Él reconoce, de la misma manera que Kant, que hay una parte de la realidad que nunca podremos conocer ni representarnos, pues nuestros sentidos nos están preparados de manera natural para esta actividad.
También del Perojo coincide con los neokantianos acerca de que hay una parte de la realidad que no puede ser producida por el hombre y siempre va a existir como una incógnita para él. Por esto expresa que la antropología solo podría existir si se entiende que el hombre y su constitución proceden de los procesos biológicos, psicológicos, de formación cultural, social e ideológica que lo conforman; pues esto es lo que explica, por ejemplo, las diferencias entre su comportamiento social cuando cumple con sus deberes, que le permiten ser agradable a los demás y tener una convivencia pacífica; y, de otra parte, su conducta antisocial por pensar solo en sus propios intereses, y a través del cual le hace daño a los demás, como cuando se comete un delito.
La teoría kantiana que concilió al idealismo y al empirismo influyó en el pensamiento del filósofo cubano. Por una parte, del Perojo da por sentado que existen cosas fuera de nosotros, y a la vez denota una inclinación por el realismo, cuya tesis consistió en admitir una realidad objetiva de las cosas como distintas al puro conocer, o trascendentes a este (Perojo, 1875). Por otra parte, asevera que estas cosas se hacen representaciones y se convierten en construcciones mentales cuando rozan con la psique del hombre, y en este caso dejarían de ser cosas ajenas a nosotros para convertirse en objetos producidos por las facultades psíquicas del hombre.
Lo real solo puede ser la parte física de lo que se recibe del exterior y es universal; esto es inherente a la especie humana en lo que concierne a la facultad de la sensibilidad. Son reales las tres dimensiones del espacio-tiempo, los sonidos propios de cada objeto, las cualidades del gusto, etc. Para del Perojo son modificadas por las leyes del conocer en el hombre, porque todo lo que conocemos es una apariencia, las cosas en sí no se pueden conocer con las facultades que han sido puestas en el ser humano (Perojo, 1875).
De acuerdo con ello, los objetos están hechos de características psíquicas o mentales, no de características físicas. Él considera, por ejemplo, las cuatro patas, los ladridos, los colores o las dimensiones del perro no son características físicas que tienen por sí mismos, sino características psíquicas o mentales que le han asignado los hombres para reconocerlo luego y usar este conocimiento según sus intereses y necesidades de la vida.
Para José del Perojo la experiencia interna es la que configura el saber humano, se refiere a procesos subjetivos de toda la información que recibe (Perojo, 1875). Las cosas no son como son, si no como uno las siente. Esto significa que los datos o información que se reciben del exterior solo son codificados por el sujeto según sus facultades y potencialidades. Admite que hay algo exterior, la experiencia de lo externo pues en efecto, nada puede surgir de la nada. Por este motivo, solo la experiencia interna es la única que permite obtener una representación de la realidad.
El dualismo, como resultado de la acción combinada de dos principios opuestos, y que se puede ver en la doctrina de Descartes con la sustancia pensante y la sustancia extensa, no puede ser admitido al quedar demostrado que todo lo que se puede representar en el espacio-tiempo es diseñado por las estructuras humanas y su facultad representativa. Según el modo de ver del filósofo cubano, las ciencias ya no deberían investigar lo que ocurre en el exterior por sí mismo, pues esto sería una investigación estéril que no lleva a ningún resultado. Es la ley que conlleva a resistirse a las acciones exteriores y a la estabilidad. Todo esto puede ser concebido por el principio psíquico, que es el poder de superar cualquier obstáculo y que rige el funcionamiento de todo lo que nos rodea.
José del Perojo declaró que él también era de los que pensaba que la vida del alma, que también se funda en procesos, puede ser considerada matemáticamente (Perojo, 1875). Con este juicio expresó lo que muchos filósofos en la historia de la filosofía no se atrevían a manifestar. El alma siempre fue concebida como un fenómeno inmaterial e inmortal. Desde la filosofía griega hasta la contemporánea se ha estudiado al alma como principio de vida de los seres, como aquello que confiere a las cosas la condición de viviente. También como el objeto de la psicología llamada originariamente «ánima».
Si el alma es una cosa intangible entonces es difícil de considerar la aplicación de la matemática a su caso. La matemática es la ciencia o un instrumento de las ciencias que permite cuantificar los datos que proceden de lo real. La matemática no sirve para cuantificar las cosas que no tienen realidad física, por ejemplo, a través de la aritmética no se puede sumar y restar lo que es invisible y, por lo tanto, es imposible su división y unificación.
La geometría no podría describir lo que carece de una figura en el espacio. ¿Cómo es posible que del Perojo diga que el alma se puede considerar matemáticamente? Si Wilhelm Wundt, el fundador de la psicología experimental, tuvo en cuenta el estudio de la psique desde los puntos de vista biológico, histórico, social y cultural; entonces se pueden esquematizar sus procesos y extraer principios psicológicos universales que podían ser estudiados en el laboratorio; además de leyes histórico-culturales que debían ser elaboradas a través de métodos históricos y comparativos. Estas leyes histórico-culturales, aunque sean particulares, son extraídas de las universales. De esta manera se ve la matematización de la vida del alma por medio de sus procesos.
José del Perojo dice que, en la exégesis kantiana, la escuela científica naturalista, al examinar física y fisiológicamente las condiciones de las impresiones y sensaciones del cuerpo humano, se han asemejado a las conclusiones de Kant (Perojo, 1875). Desde el punto de vista epistemológico esta escuela no representaba a hombres de pensamiento puramente especulativo. A partir de conclusiones científicos–experimentales de ella aparecen científicos con intereses filosóficos acerca de las limitaciones estructurales de los sentidos humanos, como Hermann von Helmholtz. Del Perojo pensó que utilizaron el molde de la teoría kantiana del conocimiento para refutar que no todo el conocimiento era mediado por el mecanismo sensitivo del ser humano que produce conocimiento. Se basaron en los principios de precisión, observación y objetividad que tuvieron en cuenta en los resultados de sus trabajos. Ellos contribuyeron al renacimiento del criticismo kantiano, pues lograron conciliar la filosofía de la ciencia con la especulación filosófica.
El pensador cubano del Perojo también afirmó que en esta escuela hay una realidad independiente de la mente humana y un ser humano que es capaz de entender la naturaleza; esta naturaleza está sujeta a regularidades. Comprendió que el hombre conoce la naturaleza como fenómeno, pues los experimentos manifiestan que las cosas suceden de acuerdo como el hombre las percibe. No solo el realismo de las ciencias conduce al éxito de la verdad, sino que también en el logro de este éxito participa el sujeto que produce los métodos y planifica los procedimientos. Por una parte, se comprende a los estudios filosóficos con sus categorías abstractas y conceptos universales y por otra, al conocimiento científico con sus fundamentos y métodos.
José del Perojo afirmó que Immanuel Kant fue el primero en encontrar el objeto o región de estudio de la filosofía para convertirla en ciencia y salvarla así de su desaparición en las actividades de pensamiento humano (Perojo, 1875). La Filosofía ha estado en muchas ocasiones en peligro de extinción por la diversidad de criterios sobre su objeto de investigación o campo de estudio. Por este motivo, hay muchas ciencias que pudieran reclamar las investigaciones filosóficas como parte de su objeto de estudio.
El filósofo cubano consideró que Kant captó elementos del origen del conocimiento que pasaron inadvertidos para muchas doctrinas. La resemantización del universo conceptual y la posición de la génesis del conocimiento en la teoría trascendental de Immanuel Kant significa poder entenderse el hombre a sí mismo y a la realidad que él mismo ha creado y, por lo tanto, permitir a la humanidad alcanzar su más elevada expresión en cuanto a relación social se trata, esto es la civilización; ya que, los valores que el hombre ha creado son muestra de un grado de abstracción y de artificio que no se encuentran en la leyes de la naturaleza humana, animal o física.
También del Perojo afirmó que la Filosofía antes de Kant era dogmática y que el dogmatismo estudiaba la posibilidad del conocimiento e ignoraba el valor y la extensión de los medios que disponía para su conocimiento. Según Kant, el dogmatismo es la actitud de quien estudia la metafísica sin haber determinado con anterioridad cuál es la capacidad de la razón humana para tal estudio (Kant, 2003). Fue una escuela filosófica que daba por supuestas la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto, suponía la capacidad cognoscitiva del hombre y que la realidad de hecho existe; para ellos el conocimiento no presenta ningún problema.
De acuerdo con el filósofo del Perojo, Kant estudió las condiciones y la posibilidad del conocimiento, y su filosofía fue crítica. Le llamó crítica porque pretendía diferenciarlo del dogmatismo para demostrar el verdadero conocimiento que se puede tener de las cosas. Kant salvó a la filosofía del descrédito y de caer en la oscuridad y el olvido. Su teoría surge como base crítica del estudio científico, pero sin detenerse en el ámbito teórico, pues también formuló la base crítica de todos los campos cognoscibles. El criticismo fue una postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo. Asumió la seguridad en la razón humana y estuvo convencido de que es posible el conocimiento.
Aunque esta confianza en la razón conduce al dogmatismo, el criticismo expresa también una desconfianza en el conocimiento particular, con lo que se acerca al escepticismo. Para del Perojo, todavía no existía acuerdo entre las escuelas sobre la elucidación de en qué consiste el acto de conocer, cuál es la esencia del conocimiento, cuál es la relación cognoscitiva entre el hombre y las cosas que lo rodean. En la manera en que se encontraban las disputas entre ellas no se podía obtener de la filosofía una definición esencial y, por lo tanto, se debía de emplear otros métodos. Dijo que a nuestro tiempo le correspondía buscar y elaborar el objeto en que debía consistir la filosofía.
Hegel encontró en la oposición la explicación de la transición de unas cosas a otras, o de unos principios a otros. Una cosa que se opone a otra produce una síntesis; esta síntesis es algo nuevo. El método de resolución de problemas o contradicciones es a través de principios opuestos (Hegel, 2011). Es así que se puede conocer y descubrir cosas. Es la manera de avanzar en el pensamiento. Es por ello que plantea que el principio de contradicción y el principio de identidad no sirven de fundamento al saber, pues con ellos solo se puede saber lo que había ahí antes.
Hegel demostró la dependencia mutua dialéctica de los opuestos. Descubrió que no es posible oponer de manera metafísica la realidad objetiva, que en Kant sería la cosa en sí y objeto; el saber empírico y el saber racional. Pero José del Perojo planteó que Hegel estuvo equivocado, pues si bien es cierto que nadie ha de negar que la oposición real rige a todos nuestros pensamientos, estas oposiciones no estaban en nuestro pensamiento puro como afirmó Hegel, sino en nuestra intuición (Perojo, 1875). Hegel prestó atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como resultado de la percepción. Existe una relación de percepciones directas de los objetos físicos o partes de los objetos físicos y de los estados mentales personales de cada uno, de lo que saldría la experiencia interna y la experiencia externa, pero la experiencia interna es la categoría que contiene a las percepciones físicas y a todas las demás.
Para el filósofo del Perojo lo más útil de la doctrina de Hegel fue demostrar que la especulación es esencial en la vida del hombre y a través de ella se llega más lejos en el pensamiento, pues se descubren conocimientos necesarios y universales, no así la experiencia, que nos ofrece conocimientos particulares y contingentes.
Para del Perojo, todos los sistemas no son más que monistas, pues todos tienen que comenzar a explicar las cosas por la subjetividad. El monismo puede ser idealista o materialista. Idealista si se cree que todas las cosas que conocemos están formadas por el pensamiento; y materialista si se cree que estas mismas cosas están formadas por la sensibilidad y la psicología. Ambos principios de conocimiento de la realidad solo pueden encontrarse en la subjetividad. Planteó que el materialismo y el idealismo son formas del entendimiento y de la naturaleza de la inteligencia del hombre. Él pensó que el monismo no podía ser más que la forma en que se presentaban los sistemas (Perojo, 1875).
Un sistema tiene un objeto de estudio del cual se derivan leyes de causalidad. Los sistemas se centran en su objeto y no miran a otro lado. Conciben un ámbito que le es propio y fuera de él no ven otra cosa que pueda interesarle. Todos los sistemas filosóficos fueron monistas. Fueron escuelas que defendieron una línea de pensamiento y no podían admitir que otras fueran posibles o ciertas. El dualismo no es más que un monismo crítico, es decir, que el dualismo también se puede tener en cuenta dentro del espíritu. Todo lo que se ha concebido o representado en el mundo se ha formado en su interior.
Para José del Perojo el monismo crítico lo que ha hecho es dividir la forma de conocer para su mejor comprensión, pero no significa que existan dos formas. El espíritu es el fin de esas fuerzas en que se divide el dualismo y le anteceden. Afirmó que todos los sistemas tienen en común el encuentro de la verdad. La verdad no se encuentra en uno solo de ellos y todos deben aportar algo para descubrirla. Por este motivo dice que esa verdad es infinita y su centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna. En esto se diferencia del absolutismo de Hegel, que solo ve en el espíritu la reunión de las cosas del mundo y que antecede a él. De acuerdo con Hegel, el espíritu es lo único que explica el principio del mundo, lo que convierte a su sistema en un monismo absoluto dogmático.
José del Perojo afirma que Schopenhauer solo es un discípulo parcial de la filosofía kantiana, pues es un filósofo de la razón práctica (Perojo, 1875). También asegura que Schopenhauer resuelve la objetividad del conocimiento de manera dogmática porque pone a la voluntad como el fundamento y el principio de todo. El hombre actúa con plena voluntad, pero voluntad metafísica, a priori, innata, que es constitutiva, determinante de todos nuestros actos y con la que están entrelazados todos los objetos de la mente. Esta voluntad está precedida del dolor.
Los sentimientos de placer y de dolor son la condición subjetiva a priori de la unión o desunión de todas las representaciones en la conciencia, por un agrado o desagrado. A través de este sentimiento se encuentran ligados todos los objetos con el sujeto de manera afectiva. El vínculo de los sentimientos de placer y de dolor con los objetos está asentado en fines empíricos de la vida. Estos fines empíricos tienen como medios los objetos y en ellos encuentra su justificación la vida.
Según del Perojo, para Schopenhauer el mundo es el conjunto de todos los fenómenos, de todo lo existente o sensorialmente constatable, no es más que voluntad, la facultad en el ser humano que gobierna la parte consciente de la mente y promueve y controla las acciones y las operaciones por las que ejerce esta actividad cognoscitiva personal; pero no voluntad como facultad de desear, a saber, la de librarse de los sentidos o de corregir los datos de los sentidos, como planteara Immanuel Kant, sino la que se supedita a las inclinaciones, apetitos, la del querer, la del fin que justifica los medios, la del deseo para salir del dolor que nunca cesa.
Consideró el filósofo cubano que la existencia se revela al hombre cuando llega al punto de una transición en que se desliga de todas las proposiciones o conceptos que no son naturales (tradición, mitología, cosmovisión) y se da cuenta que en realidad no es lo que aparenta ser. Es un choque o contraste entre lo que somos por naturaleza (actividad instintiva) y lo que somos según los conceptos sociales (actividad espiritual, abstracta).
José del Perojo fue el primero en introducir el neokantismo en España y con este sistema filosófico pretendía lograr un cambio en la cultura y la educación de este país (Díaz, 2015), por lo que lo usaría como reforma (Díaz, 1996). La reforma quiere decir enmendar o mejorar en lo que se está equivocado, en lo que es insatisfactorio y está afectado por la corrupción y las malas prácticas. La reforma se distingue de la revolución, que es un cambio radical.
En este apartado se presenta el pensamiento neokantiano emancipatorio de José del Perojo, que se refiere a la progresión emancipadora a través de los partidos políticos y de las ideas políticas como forma de superar la naturaleza física que impone reglas inevitables e ineludibles que conllevan al ser humano a las constantes guerras.
Los partidos políticos tienen la función de resistirse a la parte inferior de la naturaleza humana. Es la manera de vencer las pasiones violentas que mueven al ser humano a los grandes riesgos. El gobierno político condiciona una vida en paz y permite la aparición y desarrollo de las producciones espirituales, como las ideas estéticas y el pensamiento científico.
las variaciones y contrastes entre las cualidades del espíritu en que se presentan en las edades humanas sirven, según del Perojo, para explicar los tipos naturales de los partidos y van más allá que su aplicación a la política, pues explican la existencia total del Estado (Perojo, 1875). Así como los partidos radical, liberal, conservador y absolutista están comprendidos en la edad infantil, adulta y anciana por la que se manifiestan, todos los individuos están sometidos a la ley, sean de un partido determinado o no. De esta misma manera sucede en las instituciones, en las que se encuentran el mismo carácter que los produjo.
Para del Perojo la historia de la humanidad también sigue los rasgos diversos del espíritu humano, que también tiene sus edades. En la infancia, los pueblos se rigen por ideas abstractas o por imágenes fantásticas. En la vejez, la tradición y la historia de los ideales que se han probado como los más significativos se convierten en reglas de conducta. Presenta un ejemplo con el derecho romano sobre cómo al principio fueron fórmulas que procedieron de la fantasía y se mezclaron el derecho y la poesía. Durante el período de juventud, la conciencia del derecho romano fue más pura y elevada y se puede observar en el contenido de la constitución del Estado y las leyes. En esta etapa llegó el derecho romano a su esplendor y virilidad y a una profundidad en su construcción lógica. Se produjo un conocimiento de orden superior, en el que se ven plasmadas las ideas avanzadas con lucidez teórica.
También el filósofo cubano plantea que en la vejez la ciencia del derecho romano perdió su lucidez y cesó la parte activa, predominaron las leyes marchitas y secas. La historia de los demás pueblos por deducción de este principio psicológico transcurre de la misma manera. Esta misma oposición psicológica que procede de las edades por la que transcurre el espíritu explica también las variaciones de los sentimientos y las ideas del hombre. Todo se determina por la naturaleza que en él predomina y se puede considerar como una categoría psicológica de valor práctico.
En el trabajo de política colonial observamos el pensamiento neokantiano emancipatorio de José del Perojo en cuanto a la exposición de la definición de colonización. Para él: «colonizar es una cosa sinónima de civilizar, y colonización de civilización; pues todo el objeto de esta es levantar a un pueblo, relativamente atrasado, al mismo nivel superior de cultura y progreso del que goza el que coloniza (Perojo, 1885)».
Como se puede apreciar, del Perojo pensó que la emancipación a través de la colonización a la que se refiere consiste en lograr salir del estado de puerilidad o postración infantil por medio de un Estado exterior que es superior en cultura y economía. A través de este proceso, la colonia transita gradualmente, y por etapas, hacia un progreso en el comercio, en las decisiones administrativas, en la política interior y en las inclinaciones hacia la religión y la educación pública, mientras más inteligente y más capacidad tenga el que coloniza. Para el filósofo del Perojo, colonizar es educar a un pueblo joven y elevar su nivel hasta alcanzar su propio proyecto de vida y ser el autor de su ideología y la paz ciudadana. Los pueblos colonizados deben poder perseguir sus propósitos por sí mismos, lograr las metas con su esfuerzo, deben poder procurarse la felicidad y la perfección.
También expone José del Perojo que, de manera general, en la historia de la Humanidad la colonización es el motivo por el cual existen los pueblos que en la actualidad conforman la nómina de países constituidos en Estados. Los grandes colonizadores como los griegos, romanos, españoles y los ingleses propiciaron los antecedentes etnográficos en la expansión de cultura y civilización por todos los ámbitos del planeta. Las aptitudes y condiciones que encontramos en la independencia de los países han sido el fruto de los adelantos y progresos que influenciaron lo colonizadores. Según el filósofo cubano, no se sabría qué camino hubiera recorrido la Humanidad sin la labor emancipadora de los colonizadores sobre los pueblos que se hallaban en estado de barbarie.
En sus ensayos pedagógicos, se entiende el pensamiento neokantiano emancipatorio de José del Perojo en cuanto a la preocupación por la raza, por la patria, y, en fin, por los niños. De acuerdo con su pensamiento, un país vive, mejora y progresa por sus niños. Se debe excluir a los partidos políticos del terreno de la educación. Los partidos políticos giran en torno a una ideología y de lo que tratan es de sacar ventaja a través de la educación (Perojo, 1907).
La institución escolar debe estar libre de opresiones y manipulaciones de la política. El desarrollo de la educación debe resistirse al movimiento conservador del estado, debe quedar al margen de la influencia y la conveniencia de los gobiernos. El problema pedagógico encuentra su solución en la libertad del pensar, obliga al maestro a respetar el distanciamiento que el alumno va logrando con relación a su cosmovisión y es la única forma de lograr la autorrealización. La educación debe estar regida por la iniciativa y los más altos intereses humanos y por la innovación de las formas de enseñanza. La libertad del pensamiento ha sido el motivo del surgimiento de la educación y las ciencias. La educación debe ser desinteresada, libre de intereses mezquinos, personales. Se debe tener la preocupación en los métodos de enseñanza, en elevar el rango social y el valor moral de los maestros y en el niño, que es el fin, el medio y el principio de la educación (Perojo, 1908). Con esto, la nación se fortalece, marcha hacia adelante y se moldea, esta debe ser la mayor aspiración. Es el hilo conductor histórico de la libertad para el hombre, a partir de ella se comienza a formar la persona.
El maestro debe asistir y ayudar al educando a que crezca por sí mismo. Esta asistencia ha de ser liberadora y no manipuladora, pues se encamina en la búsqueda de independencia. Esas relaciones intersubjetivas, sujeto-sujeto, solo pueden ser entendidas dentro del ámbito del neokantismo clásico como relaciones objetivas: sujeto-objeto. Visto así, la aspiración a la autodeterminación cabe tan solo para los sujetos, no para los individuos-objetos. Su función emancipadora cede ante la tendencia de objetivación. La educación se observa bajo señal de la dominación. La clase en el poder desarrolla su proceso de cambio social conservando la dominación, la asimetría de las relaciones sociales intersubjetivas y desarrollando hasta lo más alto el proceso de objetivación. El proceso de educación se desarrolla según este esquema. Enseñar supone entonces la existencia de un sujeto que conoce y un alumno-objeto al que se le condiciona.
Para el filósofo cubano, esto no lleva a la división de la sociedad en dos clases, una de las cuales está por encima de la sociedad. Un enfoque de la sociedad humana como acto pedagógico, divide a los hombres en dos grupos: los educadores y los educados. ¿Qué es lo que puede ser aprendido? Lo más importante es que los educandos puedan ser capaces de formular las preguntas, cuestionar lo que se enseña y dudar lo que se le presenta como fuerza histórica, cultural y natural. Otro requisito sería tener suficiencia para cuestionar la realidad. Aprender a cuestionar normas socialmente establecidas y qué enfrentar. También aprender a realizar una crítica de todo lo que se aprehende a través del ejercicio libre y desarrollar su criterio propio.
Por educación se entiende todo el conjunto de procesos en los que son emancipadas las personas y en el contexto de los cuales y bajo su condicionamiento tienen lugar su socialización y su individuación. Es válido advertir que la educación es mucho más que el proceso de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla en las aulas.
Reflexionar sobre la educación como elemento esencial para la acción desenajenante de los modos de interacción no puede hacer que el individuo recaiga en las ilusiones. Los individuos deben lograr ser autores autónomos durante sus vidas, pero están predeterminados también por objetos sociales que las conforman, elevándose ante ellos como que los dominan y los someten.
El neokantismo emancipatorio del Perojo es la realización del análisis de los potenciales de resistencia de la conciencia social; de los potenciales emancipatorios y resistencia a la dominación; es una reflexión sobre la construcción de resistencia a instituciones que se opongan a esos potenciales. Esto representa en este neokantismo la realidad social y de la conciencia del sujeto y la necesidad de establecer múltiples relaciones sociales que no se limiten a resistirse a la dominación hegemónica, sino que logren la capacidad de enfrentarse a esta. Establecer la autonomía del sujeto constituye un desafío a tener en cuenta. Ello solo es posible si se toma el principio de la intersubjetividad como elemento rector de la reflexión sobre el sujeto.
José del Perojo defiende que es necesario definir al sujeto e identificarlo con un correlato ontológico dado y aprehenderlo como un sistema de relaciones sociales. Esto no significa una simple coincidencia espacial y temporal sino una unidad orgánica. Sobre la base de estas concepciones, y pensar a los sujetos como intersubjetividad y autonomía, significa necesariamente reconsiderar el modo en el que se entendía la relación entre la educación y las estructuras de poder.
El filósofo cubano del Perojo entiende por política, de manera general, el modo en que las relaciones de poder entre los ciudadanos derivan en el gobierno de la sociedad con respecto a leyes (Perojo, 1907). El pensamiento neokantiano emancipatorio de José del Perojo consiste, según el estudio de este trabajo, en una teoría del conocimiento y de la acción moral sobre la base de la conjunción de la teoría filosófica kantiana del a priori en el sujeto, analizado como leyes necesarias y anteriores a la experiencia, pero demostrable a través de universales antropológicos en las acciones.
Entonces, la confluencia de la política y el pensamiento neokantiano emancipatorio del filósofo cubano se puede encontrar en que el hombre tiene por naturaleza, como principio, la facultad de llegar al acuerdo de reglas para convivir en una sociedad; reglas que no se encuentran en las leyes fisiológicas de la misma naturaleza y que se pueden deducir de las relaciones de cooperación sociales y racionales entre unos y otros seres humanos. El hombre posee una propensión, en primer lugar, a tomar decisiones por voluntad propia, independientemente de las leyes físicas, y, en segundo lugar, a desarrollar esta capacidad de tomar decisiones para crear de manera racional un mundo en que pueda convivir con otros seres humanos; pues descubre que es más seguro vivir en sociedad que de manera aislada y en constantes guerras.
Este mundo tiene que ser creado de manera racional, porque la naturaleza no puso de manera innata las leyes para vivir en común. Desde el punto de vista del pensamiento neokantiano de José del Perojo, estos conocimientos son universales antropológicos dado que se pueden hallar en las sociedades que existen en el planeta sobre la invariabilidad cultural constante en el tiempo. Si el hombre construye una civilización con el uso de leyes propias para salir del estado de naturaleza es porque tiene una ley que lo obliga a cambiar de estado y preferir lo mejor o lo más bueno para sí mismo, pero con la condición del que lo tenga que producir naturalmente incondicionado.
Si bien por una parte el neokantismo de José del Perojo y Figueras fue un parteaguas en la modernización de España al introducir reformas en los conocimientos políticos, económicos y sociales; por otro lado, su tendencia hacia el psicologismo le otorga una debilidad a su sistema, al querer presentar la epistemología como una visión de que los problemas de la validez del conocimiento del ser humano pueden resolverse mediante el estudio psicológico en el desarrollo de los procesos mentales; es decir, todo contenido sobre el que se piensa está sometido a los límites de la mente que lo concibe. Así, todas las cosas se entenderían a través del filtro de los procesos de análisis de información y de los mecanismos de la cognición y sería la única vía para trazar un sistema de lógica.
El psicologismo plantea una analogía con el logicismo clásico, a través del cual se pretendía reducir cualquier teoría a las leyes universales de la lógica, pero considerando a la psicología como la cumbre de esta jerarquía. Esto conlleva a impedir el acceso a la raíz del principio de lo que son estos procesos mentales. El sentido subjetivo impondría límites insuperables al potencial de conocer la realidad, aún con el riesgo de confundir el producto del pensamiento con la herramienta mediante la que se obtiene el conocimiento filosófico. Husserl mostró su preocupación por la equivalencia de lo empírico con lo psicológico al considerar que el uno y el otro tenían objetivos y resultados muy distintos (Husserl, 1999).
También Husserl entendió que los hechos de la lógica y de la psicología no debían ubicarse en el mismo plano, pues ello implicaría que los primeros habrían de asumir el carácter mismo de los segundos. Resaltó la necesidad de diferenciar la lógica pura del hecho de pensar, basado en reglas, ya que la finalidad de la primera sería lograr evidencias de hechos objetivos y la del segundo descifrar la naturaleza de las construcciones subjetivas y personales sobre uno mismo y el mundo (Husserl, 1999).
La obra de este filósofo cubano se concentró dentro de la filosofía de la ciencia. Plantea una teoría del conocimiento y de la acción moral según una conciliación de la teoría filosófica kantiana del a priori en el sujeto, analizada como leyes necesarias y anteriores a la experiencia, pero demostrable a través de universales antropológicos en los procesos psicológicos. Esta manera de repensar la teoría kantiana tuvo el objetivo de eliminar el predominio de la metafísica. En el estudio de la obra de José del Perojo y Figueras fue encontrada una división entre el pensamiento neokantiano hermenéutico y el pensamiento neokantiano emancipatorio.
El filósofo José del Perojo y Figueras afirmó que existen en los seres humanos factores hereditarios, como predisposiciones y aptitudes potenciales para la actividad cognoscitiva. Estas tienen un fundamento biológico, pero no debe exagerarse su presencia en todos los ámbitos de esta actividad, pues también existe una realidad objetiva relacionada con los factores externos que causan en los hombres determinadas configuraciones sobre el conocimiento y los esquemas de aprendizaje.
Díaz, m. D. (1996). José del Perojo y Figueras (1850-1908). Neokantismo y reformismo. España: Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid.
Díaz, m. D. (2015). Estudio Crítico de José del Perojo. España: Fundación Ignacio Larramendi.
Hegel, g. W. F. (2011). Ciencia de la Lógica. España: Abada Editores.
Husserl, E. (1999). Investigaciones lógicas, traducido por José Gaos. España: Alianza Editorial.
Kant, i. (2003). Lógica. Chile: Editorial del Cardo.
Perojo y figueras, j. (1875). Ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania. España: Imprenta de Medina y Navarro.
Perojo y figueras, j. (1907). Ensayos sobre Educación. España: Imprenta Nuevo Mundo.
Perojo y figueras, j. (1908). La educación española. España: Imprenta Nuevo Mundo.
Perojo y figueras, j. (1885). Ensayos de política colonial. España: Imprenta de Miguel Ginesta.
Keisy Rodríguez Álvarez (Pinar del Río, Cuba, 1982). Licenciado en Derecho y escritor. Publicó el libro de cuentos titulado: El proveedor de desvaríos circulares. En la actualidad se desempeña como abogado consultor en la ciudad de Pinar del Río y cursa el tercer año del Doctorado en Ciencias Filosóficas de la Universidad de La Habana.
Cómo citar este artículo: RODRÍGUEZ, K. (2025). El pensamiento neokantiano de José del Perojo y Figueras dentro del contexto filosófico hispanoamericano. Islas, 67(210): e1504.