Artículo científico
Recepción: 25/10/2024 Aceptación: 10/03/2025
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Hebert Obregón Expósito
Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9921-9779
Correo electrónico: hebertobregonexposito@gmail.com
RESUMEN
Introducción: La presente investigación propone una guía de análisis del discurso para textos periodísticos enfocada en las tres dimensiones del discurso: sintaxis, semántica y pragmática, para la comprensión de los diferentes niveles del texto periodístico en relación con su contexto comunicativo y socio-histórico.
Métodos: El empleo del método bibliográfico-documental permitió el asentamiento teórico y la definición de las categorías de la investigación. El marco referencial, conjuntamente con la consulta a expertos, subsanó la dispersión empírica en torno a la construcción de esta técnica ajustada de los estudios discursivos.
Resultados: La investigación obtuvo como principal resultado la elaboración de una guía de análisis del discurso para textos periodísticos enfocada en las tres dimensiones del discurso, y ajustada a la normativa analítica del discurso mediático y la comunicación en sentido general.
Conclusiones: La descripción adecuada de las macroestructuras formales del discurso mediático en su contexto de producción aporta una comprensión de los factores que subyacen en las representaciones mentales que se tienen sobre los acontecimientos que originan la producción discursiva, elementos claves en el estudio del discurso de la prensa.
PALABRAS CLAVE: análisis del discurso; discurso mediático; texto; comunicación
ABSTRACT
Introduction: This research proposes a discourse analysis guide for journalistic texts focused on the three dimensions of discourse —syntax, semantics, and pragmatics— to facilitate the understanding of the different levels of journalistic texts in relation to their communicative and socio-historical context.
Methods: The use of the bibliographic-documentary method enabled the theoretical foundation and the definition of the research categories. The theoretical framework, along with expert consultation, addressed the empirical dispersion surrounding the development of this adapted technique for discourse studies.
Results: The main outcome of the research was the development of a discourse analysis guide for journalistic texts, focused on the three dimensions of discourse and aligned with the analytical standards of media discourse and communication in general.
Conclusions: The proper description of the formal macrostructures of media discourse within its production context contributes to a better understanding of the factors underlying the mental representations of events that give rise to discursive production—key elements in the study of press discourse.
KEYWORDS: discourse analysis; media discourse; text; communication
Concepción y/o diseño de investigación:
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Análisis e interpretación de datos:
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Escritura y/o revisión del artículo:
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El análisis del discurso (AD) se ha erigido como una práctica de investigación y como un instrumento de acción social con un alto componente de compromiso y ética científica para aquel que lo asimile, pese a constituir una disciplina relativamente nueva (Soage, 2006). Además, por su transdisciplinariedad, tiene la particularidad de ser asequible no solo a los públicos con formación lingüística, sino también a otros.
La visión integral que aporta el modelo lingüístico comunicativo (Franco, 2004) justiprecia la combinación de otros modelos clásicos de los estudios del texto: cognitivo, lingüístico-textual, de contexto (Van Dijk, 1990), los principios constitutivos de las normas de textualidad (cohesión, coherencia, intencionalidad, aceptabilidad, situacionalidad, intertextualidad, informatividad) y los principios reguladores de la comunicación textual —eficacia, efectividad, adecuación—, tomados de Beaugrande (2000) y Dressler (1977), integrados en el modelo lingüístico comunicativo, proporcionan la aplicación idónea para la producción y comprensión del discurso.
Partiendo de que el lenguaje adquiere su verdadero sentido en la comunicación interhumana, se hace necesario comprender las formas correctas para que ese lenguaje sea utilizado en pos de la formación y transmisión de conocimientos. De aquí que las gramáticas comunicativas adquieren un papel decisivo en la representación del idioma como un sistema lógico y estructurado de comunicación y no como un mero sistema estructuralista de signos articulados, cuyo significado pueda ser comprendido desde la semántica de las oraciones aisladas.
Las formas autóctonas y especializadas del discurso constituyen factores concomitantes a categorías propias de los principios de nacionalidad y resultan un rasgo identitario de cada país. De modo que, al constituir una realidad compleja cuyo tratamiento y análisis debe ser específico, se hace necesario un instrumento capaz de erigirse como una clave de interpretación necesaria de estas realidades de carácter de carácter político, social o cultural a través de la ciencia del texto.
El texto, considerado como una unidad comunicativa semántico-pragmática; como un acontecimiento (evento) comunicativo, intencional y de interacción, constituye la base de producción, comprensión e integración de la comunicación y el discurso (Franco, 2004) por lo que las formas básicas de su construcción discursiva y las reglas que rigen estas estructuras forman la médula de conexión entre el lenguaje y el propio discurso.
Autores como Calsamiglia y Tusón (1999), asumen al texto como una unidad comunicativa, semántico-pragmática, intencional y de interacción, que constituye una estructura integral en la que subyace un sistema lingüístico, cuyo uso se manifiesta en la interacción comunicativa. En este escenario intervienen el productor textual y el receptor del texto, ambos como participantes correlacionales del proceso comunicativo. Así, el texto constituye un acontecimiento comunicativo que cumple con determinadas normas de textualidad como principios constitutivos de la comunicación textual, definiendo su comportamiento textual y sus principios reguladores (o regulativos) de la comunicación textual que son los que controlan la comunicación.
La interrelación entre el discurso1 y su análisis, asumida por esta investigación, está expresada en función de que, si en dicho discurso se toma el acto de habla como la base unitaria que, conjuntamente con la expresabilidad contextual, componen la estructura del discurso:
Sugiere que existe una serie de conexiones analíticas entre la noción de actos de habla, lo que el hablante quiere decir, lo que la oración emitida significa, lo que el hablante intenta, lo que el oyente comprende y lo que son las reglas que gobiernan a los elementos lingüísticos. (Searle, 1994, p. 30)
Por lo tanto, para encausar este estudio se propuso la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo analizar el discurso mediático de la prensa desde las tres dimensiones macroestructurales del texto a fin de determinar las intenciones contextuales de su proceso de producción?
Para su desarrollo, esta investigación asumió como objetivo general: Diseñar una Guía de Análisis del Discurso para textos periodísticos enfocada en las tres dimensiones del discurso (sintaxis, semántica y pragmática).
En el proceso de realización de este estudio se reconocen los aportes de otras disciplinas a la comunicación y al propio AD, como la Filosofía (Austin y Searle), la Sociología (Goffman, Sacks y Schegloff), la Etnografía (Hymes y Gumperz) y la Psicología (Keenan), las cuales han contribuido notablemente a perfeccionar el conocimiento del hecho comunicativo en general. De igual forma, se reconocen los aportes del análisis conversacional americano y el análisis de la conversación en la semiótica estructural, quienes posibilitaron una posterior ampliación en la correspondencia entre elementos superficiales y profundos desde un marco teórico general de la acción del texto (Cortés Rodríguez & Camacho Adarve, 2003).
Por otra parte, se destacan las aportaciones de la Escuela funcional del Discurso, que posibilitó el estudio gramático desde una perspectiva del contexto lingüístico y delimitó al discurso como una actividad gobernada por reglas (Cortés Rodríguez & Camacho Adarve, 2003); la Escuela de Birmingham con el señalamiento de principios metodológicos para la definición de objetivos de análisis dentro del campo del AD (Sinclair & Coulthard, 1975); o la de Essex y la Escuela de Ginebra, ambas concentrando sus estudios desde la Teoría de la Argumentación y los Actos de habla (Bustos, 2000).
A raíz de estos aportes, la presente investigación asumió como categorías científicas el discurso, entendido como una práctica social que provee de información a uno o varios públicos a través de un medio y se conforma tanto del texto (macroestructuras sintáctica y semántica), como de los actos de habla (macroestructura pragmática) y del contexto, el cual media en la determinación de los criterios de noticiabilidad y valores agregados (Van Dijk, 1990); y el análisis discursivo, definido como un proceso multifactorial de aplicación de los principios constitutivos de las normas de textualidad (cohesión, coherencia, intencionalidad, aceptabilidad, situacionalidad, intertextualidad, informatividad) y los principios reguladores de la comunicación textual (eficacia, efectividad, adecuación) (Franco, 2004), que evalúan las características formales de un texto dentro de su contexto de producción, recepción y decodificación (Van Dijk, 1990).
Axiomas teórico-conceptuales para la sustentación de la propuesta
El discurso, abordado desde la teoría y la ciencia del texto por múltiples autores (Van Dijk, 1990; Rodrigo Alsina, 1993), se posiciona desde un enfoque conceptual que lo define no como un espejo-reflejo de la realidad, sino como un marco a través del cual se construye rutinariamente esa realidad y el mundo social. En sí constituye una práctica social propia de la comunicación lingüística (Searle, 1994) y, por tanto, incluye actos lingüísticos que asumen como unidad de dicha comunicación no al símbolo, ni a la oración, sino al hecho de la producción de estos cuando se realiza un acto de habla. Es por ello que autores como Searle (1994) consideran a los actos de habla como las unidades básicas o mínimas de la comunicación lingüística.
Estos actos de habla se producen en contextos que median la situación comunicativa, de forma perceptiva y espacio-temporal (Bonnin, s.f.), y que constituyen el interfaz entre el discurso como acción y las situaciones y estructuras sociales (Van Dijk, 2000). Esta mediación del contexto (Martín Serrano, 1973) incide sobre las estructuras formales del discurso en sentido general (Van Dijk, 1990), y sobre los criterios de noticiabilidad y valores agregados que componen la disposición informativa del texto (Rodrigo Alsina, 1993; Calzadilla Rodríguez, 2005). De esto resulta un producto infocomunicativo que no puede analizarse desde la semántica de las oraciones aisladas, sino que imbrica una multiplicidad de factores.
El discurso al expresarse en las dinámicas sociales de contextos determinados, suele convertirse en un instrumento ideológico. Estas ideologías, que forman parte del sustrato inmaterial de la producción discursiva, se han definido como creencias o sistema de creencias que subyacen en las representaciones sociales compartidas por tipos específicos de grupos sociales que, a su vez, constituyen la base del discurso y de otras prácticas sociales (Fiske Tufts & Kinder, 1981). Ya sea por interacción comunicativa hablada o escrita, las ideologías se expresan y adquieren a través del discurso; cuando los miembros de un grupo explican, motivan o legitiman sus acciones (grupales), lo hacen típicamente en términos de discurso ideológico, como base de la producción y comprensión de estas creencias (Fiske Tufts & Kinder, 1981).
La relación entre las ideologías y el discurso es sumamente compleja y parte de los mismos procesos sociocognitivos que subyacen en la producción y comprensión del discurso ideológico. En la práctica, el discurso depende tanto de los contextos ideológicamente prejuiciados, como de la manera ideológica en que los participantes interpretan los eventos a partir de modelos mentales subjetivos o, más directamente, de creencias generales de grupo que son ideológicamente controladas (Billig, 1982). Si bien el discurso no siempre es transparente, el análisis textual y contextual permite inferir cuáles son las creencias ideológicas de los sujetos. En los actos comunicativos y en la comunicación textual de las ideas se expresan remanentes de las creencias ideológicas (Hodge & Kress, 1979).
La expresión de la ideología en el discurso no solo constituye un despliegue explícito u oculto de las creencias de una persona, sino que posee una función persuasiva. El estudio de las estructuras ideológicas del discurso adquiere implicancias en la comprensión de los modos en que se utiliza el discurso para expresar las ideologías y, al mismo tiempo, de los procesos de recepción y persuasión. En tanto, se evidencia un doble aspecto del núcleo del proceso de reproducción ideológica, o sea, los modos en que se expresan y difunden las ideologías dentro de los grupos, al igual que entre los grupos en la sociedad como un todo (Van Dijk, 2005).
La noción de estructuras ideológicas dentro de las estrategias discursivas sugiere la utilización de esquemas específicos, únicamente para la expresión y la comunicación persuasiva de las ideologías. Sin embargo, esta investigación asume que en un texto y contexto dados (Salkie, 1995), prácticamente cualquier estructura o estrategia puede ser utilizada de este modo, puesto que las funciones ideológicas de determinadas estructuras en un contexto específico, pueden no tener esa función en otro.
En este sentido, Van Dijk (2006) señala que las principales estructuras ideológicas que se hacen evidentes en las estrategias discursivas son: la construcción y distribución de tópicos, los significados locales, los niveles de descripción, la relación de lo implícito-explícito, la coherencia local, la lexicalización, los esquemas discursivos, las estrategias de interacción, la manipulación, el estilo y la retórica. Sin embargo, solo las estructuras discursivas contextualmente variables pueden ser sometidas a influencias ideológicas.
Según Martín Alonso:
El escritor produce sus ideas de un modo íntimo y vital y redacta por instinto o reflexión, fabrica las frases a tenor de sus fenómenos mentales, cambiando, a veces, la distribución directa de los vocablos, para dar más valor expresivo o ritmo a determinadas formas del lenguaje. (citado en Heras de León, 2002, p. 13)
De esta forma, el interés psicológico gobierna el proceso de producción textual, pues «no se escribe [al menos no primeramente] pensando en las reglas sintácticas, como nadie, al pensar, tiene en cuenta [en un principio] las reglas de los silogismos» (Heras de León, 2002, p. 13). Por lo tanto, el orden de las palabras, la construcción armoniosa de la frase y la construcción lógica de las ideas (Martín Vivaldi, 1980) es producto de una construcción psicológico-perceptiva del sujeto y revela intenciones, actitudes y mediaciones.
En la psicología del texto (Ortiz Columbie, s.f.), las estructuras mentales pueden ser reducidas a estructuras discursivas, sobre la base de que los discursos son observables y son sociales. Esto implica que, desde la perspectiva determinista asumida en esta investigación, las ideologías pueden ser definidas en términos de las estructuras del discurso que las expresan o representan. De esta forma, los elementos lexicales, las estructuras sintácticas, los significados y las interacciones constituyen sujetos de interpretaciones o constructos mentales de las creencias ideológicas de los usuarios del idioma. En el discurso no se puede negar la naturaleza cognoscitiva del significado y, en tanto, la comprensión de cualquier definición empírica de discurso implica nociones cognoscitivas de algún tipo.
Siguiendo el método anteriormente expuesto, al determinarse y describirse las macroestructuras discursivas de un texto concreto, se pueden hallar los remanentes de mediación del contexto sobre la construcción discursiva (designio insertado), las influencias fáticas (acción que transforma), las especificidades comunicativas y significativas del hecho (información que conforma) y las influencias externas e internas al sujeto que escribe (organización social que vincula).
La dinámica del AD implica no solo al texto en sí, sino también a su proceso de interacción comunicativa (texto-contexto); lo cual incluye la gramática textual (descripción sintáctica y semántica) y las reglas de la textualidad (cohesión, coherencia) y las propiedades de estimular reacciones y la asunción de posturas (componente pragmático), las reglas de la situacionalidad e intertextualidad. Esta disciplina supone la descripción de los procesos de producción, los procesos de interpretación, los contextos cognitivos, la interacción social, los modelos situacionales y contextuales. Una explicación completa del discurso exige tanto una descripción de las estructuras textuales, como una descripción del proceso de producción del discurso en situaciones comunicativas y contextos socioculturales (Van Dijk, 1990).
Según Van Dijk (1990), en la estructuración u organización del discurso se incluyen la estructura temática, las diferentes macroestructuras, la determinación del tema o asunto, las proposiciones, las macroproposiciones, argumentos (en la oración), complejidad oracional, hechos (mundo histórico real, imaginario), macrorreglas (supresión, generalización, construcción) y la organización discursiva (tema, título, estructura, resumen, macrosuceso, macrorreglas, situación, representación cognitiva). Esta cosmovisión de los elementos constitutivos del discurso también es compartida por Antonio Franco (2004), quien, desde la lingüística textual, añade otros elementos de análisis a las cuentas formales del discurso.
La psicología cognitiva moderna (Curran, 2003) afirma que es necesario una forma de organización de las estructuras para que las creencias puedan ser adquiridas y usadas en el discurso. La base de los modelos contextualmente prejuiciados y de las creencias socialmente compartidas se produce y entienden estratégicamente tanto en el habla como en el texto, en forma lineal, palabra por palabra, oración por oración, turno por turno (Van Dijk, 2006). Así, todas las formas fonológicas, lexicales o sintácticas son controladas por las representaciones subyacentes; caso que igualmente se aplica para los significados locales y globales y las acciones en que son ejecutadas por los diferentes usuarios del idioma.
La entonación, las estructuras morfológicas y sintácticas, las nominalizaciones, la selección y cambio de tema, el nivel de especificidad o precisión de la acción o la descripción del actor, la calidad de implícito, los argumentos y falacias, las estructuras narrativas, el estilo o las figuras retóricas, entre un cúmulo de otras estructuras del discurso indexan estratégicamente los juicios del escritor. Si las creencias son adquiridas, expresadas, promulgadas y reproducidas en el discurso, esto debe tener lugar a través de varias estructuras y estrategias discursivas. En teoría, y dependiendo del contexto, cualquier estructura variable del discurso puede ser determinada como un marcador de creencias.
La noción de estas estructuras dentro de las estrategias discursivas sugiere la utilización de esquemas específicos, únicamente para la expresión y la comunicación persuasiva o no de las ideas. Sin embargo, esta investigación asume que en un texto y contexto dados (Salkie, 1995), prácticamente cualquier complexión o estrategia puede ser utilizada de este modo, puesto que las estructuras específicas que en un contexto funcionan persuasivamente, pueden no tener esa función en otro.
Van Dijk (2006) señala que las principales estructuras que se hacen evidentes en las estrategias discursivas son: la construcción y distribución de tópicos, los significados locales, los niveles de descripción, la relación de lo implícito-explícito, la coherencia local, la lexicalización, los esquemas discursivos, las estrategias de interacción, la manipulación, el estilo y la retórica. No obstante, las creencias pueden influenciar únicamente a las estructuras del discurso contextualmente variables.
Sin embargo, las proformas gramaticales obligatorias no pueden constituir marcadores, pues ellas son las mismas para todos los hablantes del idioma y, en tanto, son ideológicamente neutrales. No obstante, ciertas estructuras variables adquieren —per se— determinadas gradaciones de sensibilidad con respecto a otras: la semántica de esas estructuras suele ser más sensible al marcado que en el caso de las sintácticas, debido a que los juicios constituyen diametralmente sistemas de creencias, y estas característicamente tienden a ser formuladas como significados en el discurso (Sosa, 2000). Las estructuras sintácticas y las figuras retóricas tales como las metáforas, las hipérboles o los eufemismos se emplean para dar o restar énfasis a los significados, pero, como estructuras formales, no tienen ningún significado ideológico.
La interacción entre los factores de mediación del contexto y de los criterios de noticiabilidad y valores agregados es lo que resulta en que un discurso se aborde con un matiz u otro y, por tanto, desde una intencionalidad u otra. Cualquiera que sea la forma de las actitudes subyacentes, estas se denotan en los modelos de los hablantes. Estos tratarán de expresar, apropiada y efectivamente, esas representaciones sociales en el texto y sus contextos, de modo que resultará en la construcción de modelos preferidos (Van Dijk, 2006). De esta forma las creencias y los juicios se reproducen en la construcción del texto, dejando remanentes o marcadores que pueden detectarse a través del análisis de las estructuras formales del discurso.
Aun así, el modelo contextual no abarca la totalidad de los aspectos personales o sociales en una situación comunicativa determinada; solo lo hace con aquellos que en un momento en específico adquieren relevancia para cada participante, o sea, constituye una explicación (psicológica) de la noción de relevancia (Sperber & Wilson, 1986). El modelo del contexto es dinámico: cambia permanentemente durante la comunicación (se adapta, se actualiza), debido a cambios en la situación social o en la interpretación del discurso; es decir, el contexto influye correlacionalmente en el proceso de producción del discurso, y viceversa. De igual forma, posee una estructura (esquemática) mayoritariamente establecida y su formación tiende siempre a ser estratégica (Van Dijk & Kintsche, 1983).
En términos de la ciencia del texto, estos modelos contextuales controlan la producción del discurso, de tal manera que la estructura discursiva sea adecuada o apropiada a la situación interpersonal y social. En este orden, solamente es necesario decir lo que es relevante en la situación del momento: es el modelo del contexto el que define lo que ahora es relevante: la declaración de objetivos y las presuposiciones del usuario receptor, etc. (Van Dijk & Kintsche, 1983). El resultado de esas operaciones es la estructura del discurso, que incluye las proposiciones relevantes e importantes, lo que los receptores todavía no saben, etc.; de esta manera, la información derivada queda al rango de lo implícito a través de implicaciones y las presuposiciones.
La conformación superficial de las estructuras, conjuntamente a los procesos de reacción de los participantes impacta sobre los respectivos modelos mentales. De esta forma, cada segmento del discurso ya dicho, compone un sustrato del próximo estadio del contexto (de información nueva a información compartida). Así una teoría general del contexto es multidisciplinaria y combina estructuras del discurso/lenguaje con estructuras cognitivas y estructuras sociales; y permite determinar qué criterios de noticiabilidad y valores agregados, en la construcción del discurso, fueron empleados, así como la evaluación de la estructura psicológica de la discursividad acorde al contexto específico de producción del texto.
Según la teórica brasileña María Inmacolata Vasallo de Lopes2 (2012), toda investigación debe asumirse desde la asunción consciente de sus criterios clasificatorios, para no correr el riesgo de encausarla incorrectamente. Por lo cual, este estudio asume los criterios de clasificación ya legitimados en la investigación en comunicación: según el enfoque o paradigma (Alsina, 2001), según el carácter (Alonso & Saladrigas, 2006), según la finalidad (Alonso & Saladrigas, 2006; Hernández Sampieri et al., 2014), según la perspectiva metodológica (García, Gil Flores, & Rodríguez López, 2004), según la profundidad (Hernández Sampieri, et al., 2014) y, por último, según el ámbito (Alonso & Saladrigas, 2006).
La presente investigación, según el enfoque o paradigma empleado, como cosmovisión o manera de concepción de la comunicación, se sitúa hacia una clasificación crítica, pues busca comprender y concientizar una realidad concreta (el discurso mediático y sus métricas de análisis) y transformarla.
En relación a la perspectiva metodológica, este estudio asume una de tipo cualitativa, pues se aviene más a los objetivos planteados. «La característica fundamental del diseño cualitativo es su flexibilidad, su capacidad de adaptarse en cada momento y circunstancia en función del cambio que se produzca en la realidad que se está indagando» (García, Gil Flores, & Rodríguez López, 2004).
En cuanto a la profundidad de la investigación, esta se decanta hacia una variante descriptiva, ya que especifica las características de un fenómeno particular (el análisis discursivo) en un escenario específico (el discurso como medio de comunicación de las ideas), a través de la medición y recabo de información de manera independiente, ahondando, además, en la interrelación de categorías.
Por su parte, atendiendo a la finalidad de la investigación, esta deviene aplicada, porque parte de la articulación teórico-metodológica, mediante la cual se analizan expresiones categóricas científicamente validadas para una realidad concreta, a fin de obtener resultados de aplicación práctica; en este caso, una Guía de Análisis del Discurso para las tres dimensiones macroestructurales del texto.
El carácter se este estudio es empírico, pues basa su desarrollo en la aplicación del método comparativo funcional (Velázquez Avila & Santiesteban Naranjo, 2019), dentro del espectro disciploinario del AD, pues ha devenido forma de considerar los textos para identificar sus características con un enfoque transdisciplinar que en mucho rebasa los tradicionales enfoques lingüísticos (Galindo Cáceres, 2011).
Norman Fairclough y Ruth Wodak (2000) definen este método como el examen de las relaciones entre el discurso mismo y las prácticas sociales que lo rodean. En proporción a los diversos posicionamientos sociales de los grupos o personas que interactúan de un modo particular con las realidades del mundo (físicas, sociales, psicológicas, etc.), los investigadores asumen el discurso como una forma concreta de representar esas relaciones. En tal sentido, el AD permite obtener inferencias en torno a las maneras en que las formas simbólicas contribuyen a sostener las relaciones de dominación.
En el contexto científico de los enfoques metodológicos empíricos, se emplea el método bibliográfico-documental (Alonso & Saladrigas, 2006), con el objetivo de garantizar el sustento teórico-metodológico del presente estudio, y en consecuencia se utiliza como técnica la revisión bibliográfico-documental. La validez ulterior de los resultados de un proceso de investigación cualitativo viene dada por la capacidad del mismo para establecer una aproximación previa a la unidad de análisis que constituye la realidad objeto de estudio y, por ello, la revisión documental resulta vital para la elaboración de la investigación.
En cuanto al ámbito, la investigación se enmarca en un estudio para la producción en comunicación centrado en los planos de la expresión, significado y acción social y contextual del discurso.
Texto y contexto constituyen una unidad dialéctica de comprensión para un análisis eficaz del discurso (Van Dijk, 2000). La profundidad de los niveles estructurales de la sintaxis, la semántica y la pragmática demandan un instrumento de investigación capaz de examinar a fondo las principales categorías de un texto en un contexto determinado.
Basados en la multiplicidad de perspectivas y subdisciplinas del análisis discursivo como el Socioanálisis (de Beaugrande & Dressler, 1994), el Análisis crítico (Van Dijk, 1990), la Semiótica estructural (Tobin, 1990), la Gramática del discurso (Van Dijk, 2015), la Sociolingüística y Pragmática (Salkie, 1995), la Etnometodología discursiva (Stubbs, 1993), la Psicología discursiva (Giles, 1979), los Estudios de la Comunicación (Brown, 1994), entre otros (Leech, 1996); se genera la necesidad de explorar y ahondar en las entretelas del texto discursivo.
Esta situacionalidad condicionó que la investigación asumiera una visión integradora y multidisciplinar de la concepción y aplicación del método del análisis del discurso. El diálogo entre la teoría de base (Van Dijk, 2000), su actualización seminal (Van Dijk, 2015) y las nuevas perspectivas de estudio (Franco, 2004) devinieron con la elaboración de una Guía de Análisis del Discurso (GAD) que se presenta como instrumento de análisis factual y eficaz para el estudio discursivo.
La validación de esta GAD fue constatada a través de la experimentación empírica mediante su aplicación en diversas tipologías de textos periodísticos (discursos periodísticos informativos, despachos noticiosos y discursos periodísticos especializados) (Obregón Expósito, 2023a; 2023b). Los resultados permitieron ratificar la eficacia y pertinencia para su empleo con el objetivo de describir a profundidad el texto discursivo en su contexto particular de producción.
Frecuencia de subdivisión: determinar en la cantidad de subtópicos estructurales (1-3 tópicos: frecuencia baja; 3-5 tópicos: frecuencia media; más de 5 tópicos: frecuencia alta) (León Pérez, Aguiar Martínez, & Domínguez Albear, 2023).
Valor de subdivisión: determinar la estructura de consecuencialidad del discurso, o sea, la disposición de la información en tanto referencia en orden concreto (cronológico por actores, cronológico por suceso).
Valores agregados de construcción: determinar los marcadores informacionales extras (Torres Acuña, 1976), diferentes de las informaciones básicas del texto o de las declaraciones (circunstancias, cantidad de sucesos que trata, causas, razones, antecedentes, consecuencias).
Identificar la tipología de género discursivo empleada (Villanueva Ramos, 2019).
Describir la estructura discursiva del género empleado:
Título: identificar la composición y descripción de subestructuras y describir el estilo morfológico y sintáctico.
Entrada: establecer la composición, formato y descripción de las preguntas informacionales clásicas (Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Isabel I, 2023) y los valores estilístico-genéricos (Mejía Chiang, 2012) empleados en la construcción del efecto hitch (Schaff, 1974).
Cuerpo: identificar el formato y la organización interna de los elementos o valores agregados.
Describir las series visuales paralingüísticas: fotos y pies de fotos, gráficos, planos, dibujos, mapas, elementos cromáticos; y su posición tanto en la edición como en la página.
Identificar los modelos clásicos de las estructuras sintáctico-morfológicas: sintaxis, topicalización, hipérbaton, dislocación, pasivización, nominalización, elipsis; referencias a lugares, geografías, sucesos o hechos históricos; y el empleo de anglicismos, arcaísmos, latinismos, frases idiomáticas, etc.
Identificar los factores de cohesión: repeticiones parciales, paralelismos, paráfrasis, uso de preformas, elisión, tiempos verbales.
Identificar los factores de coherencia: causalidad, noemas, rasgos universales, marcadores primitivos.
Establecer los marcadores de intencionalidad: acción productiva, acción comunicativa, acción discursiva.
Establecer los principios de aceptabilidad: máximas de cantidad, calidad, relación y manera.
Caracterizar la relación entre los niveles de la situacionalidad: niveles de esfuerzo cognitivo requerido y de efecto contextual.
Identificar los elementos de intertextualidad: describir las tipologías textuales y sus características estilísticas.
Describir los factores de informatividad: selección temática, organización temática de la estructura lingüística textual, ordenación secuencial (jerarquización frástica, integración sintáctica de los módulos actanciales), marcas lingüísticas formales (negación-afirmación, determinación-indeterminación, definición-indefinición).
Describir los niveles de eficacia: densidad de la información, niveles de reducción del espacio y de los recursos empleados.
Describir los niveles de eficiencia: nivel de aumento de la cantidad de recursos, nivel de la calidad de los recursos y de la variabilidad.
Determinar los niveles de adecuación: nivel de referencia del contexto comunicativo en los criterios de textualidad, en los marcadores descriptivos y en los valores agregados de la construcción del discurso.
Describir el significado de las oraciones aisladas: significado de las palabras, de los sintagmas y de las oraciones.
Describir la semántica de los párrafos: idea central del párrafo, sistema de ideas secundarias, coherencia y concatenación de significados en la estructura parrafal.
Describir la semántica de los tópicos: significado presupuesto del tópico, significados internos de las estructuras y cohesión idiomático-semántica de los significados presupuestos y estructurales.
Cantidad de informaciones temáticas.
Cantidad de informaciones nuevas (rema).
Valores agregados presentes en la información rema.
Estereotipos de orden políticos.
Estereotipos de orden geográficos.
Estereotipos de orden culturales.
Estereotipos de orden étnicos.
Estereotipos de orden religiosos.
Estereotipos de orden genéricos.
Otras tipologías de estereotipos.
Describir el uso de las genéricas analíticas (Zaldua Garoz, 2006):
Identificar el operador argumentativo.
Identificar el argumento primario y el secundario.
Determinar la coherencia de la frase en su contexto.
Describir el uso de las estativas significantes a priori no sentenciosas (Portolés, s.f.):
Identificar el operador argumentativo.
Identificar los conectores.
Determinar el significado y sentido de la frase en su contexto lingüístico.
Describir el uso de las tipificantes locales no sentenciosas (Portolés, s.f.):
Identificar los operadores argumentativos.
Delimitar el operador argumentativo principal del argumentativo modal epistémico.
Describir la relación de los operadores argumentativos en la frase dentro de su contexto lingüístico.
Describir el uso de las tipificantes sentenciosas (Portolés, s.f.):
Identificar el refrán fraseológico (Cervera Rodríguez, 2017).
Determinar su significado dentro del contexto lingüístico.
Determinar las estrategias de interacción escritas:
Identificar el proceso lingüístico.
Determinar la información de encuadre.
Determinar la distancia comunicativa.
Describir los niveles de coherencia en el uso de la estrategia de interacción dentro del contexto lingüístico.
Describir el estilo:
Determinación del estilo.
Identificación de las figuras retóricas.
Caracterizar el estilo en correspondencia con la tipología informacional y el contexto comunicativo y socio-histórico.
Información básica o nuclear.
Información fática.
Información preparatoria.
Información derivada.
Identificar los conectores: aditivos, consecutivos y contraargumentativos.
Identificar los reformuladores: recapitulativos, de rectificación, explicativos y de distanciamiento.
Identificar los operadores discursivos: de concreción, de refuerzo argumentativo y de formulación.
Identificación del acto de habla locutivo.
Identificación del acto de habla ilocutivo.
Identificación del acto de habla perlocutivo.
Describir la relación entre las tipologías de actos de habla.
Actualidad.
Inmediatez.
Oportunidad.
Veracidad.
Interés colectivo, humano o emocional.
Repercusión o consecuencia.
Prominencia de los protagonistas.
Originalidad.
Rareza o curiosidad.
Novedad o singularidad.
Proximidad o cercanía.
Humorismo o dramatismo.
Impacto.
Suspenso.
Conflicto.
De hecho.
De sucesso.
De processo.
De tempo.
De actores.
De justificación.
De finalidad.
Factor objetivo: actualidad, novedad, cuantía de los intereses afectados, trascendencia del hecho por sus consecuencias, momento y lugar del hecho.
Factor subjetivo: expectación, sorpresa, temor, curiosidad, solidaridad, sugestionabilidad.
Identificación de la intencionalidad subyacente.
Prominencia de los factores tipificantes del análisis: social, ideológico, formal-estructural, crítico.
Caracterización de las estructuras formales en relación a la intención comunicativa, sobre la base del factor tipificante del análisis.
Caracterización de las estructuras semánticas en relación a la intención comunicativa, sobre la base del factor tipificante del análisis.
Caracterización de las estructuras pragmáticas en relación a la intención comunicativa, sobre la base del factor tipificante del análisis.
Caracterización de las estructuras contextuales de producción del texto en relación a la intención comunicativa, sobre la base del factor tipificante del análisis.
Análisis macroestructural discursivo del texto sobre la base del resultado de caracterización de las estructuras formales, semánticas, pragmáticas, contextuales y de valores agregados, en función del factor tipificante del análisis, sus características y elementos constitutivos.
El discurso mediático, como unidad textual-contextual referida a una práctica social que proporciona determinado flujo de información a uno o varios públicos por intermediación de un canal de comunicación, constituye un organismo cuyo análisis debe partir de la comprensión de sus estructuras formales, en consonancia con el contexto de producción del mensaje periodístico.
Por lo cual, esta investigación arriba a las siguientes conclusiones:
El discurso mediático constituye una variante de la unidad conceptual texto-contexto que, necesariamente, requiere de una instrumentación técnica específica para su análisis y comprensión.
En todo discurso mediático subyace una intencionalidad inherente al proceso de producción textual, cuyo análisis depende de la determinación de factores tipificantes para los modelos contextuales ideológicamente prejuiciados.
La caracterización de las estructuras formales del discurso siempre debe realizarse en relación a la intención comunicativa, sobre la base de un factor tipificante del análisis.
El análisis macroestructural del discurso mediático de la prensa constituye un procedimiento lógico y ordenado en que las estructuras formales, semánticas, pragmáticas, contextuales y de valores agregados se miden a través de factores tipificantes del análisis (sus características y elementos constitutivos) dando como resultado una caracterización profunda y compleja del texto en sí y de los valores y significados que asume en contextos determinados, luego de mediar la situación comunicativo-perceptiva concreta.
La GAD propuesta en la investigación logra la descripción de todas las dimensiones del discurso mediático, desde sus estructuras formales, hasta los contextos de producción de significados y las intenciones subyacentes en las macroestructuras discursivas.
Así, el discurso, nutrido de una expresión multifuncional de ciencias concomitantes a la teoría de la comunicación y la ciencia del texto, se expresa bajo el categórico universal de un acontecimiento comunicativo que sucede en una situación social, presenta un escenario, tiene participantes que desempeñan distintos roles y determina unas acciones (Van Dijk, 2005); relaciones que quedan reflejadas en las estructuras de la producción textual-contextual. En sentido general, el estudio teórico más genérico y las particularizaciones en cada área de especialización concurren en el sustrato de que el discurso debe entenderse, producirse y analizarse como una moldura o cuadro a través del cual el ser social reconstruye y redimensiona su realidad, y no como un espejo-reflejo de esa realidad.
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Hebert Obregón Expósito (Villa Clara, 2000). Licenciado en Periodismo por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) y profesor de esta misma institución. Presidente del Consejo Editorial de la Dirección de Comunicación Institucional de la UCLV, subdirector de Vinculación Científica Internacional de la Red de Investigadores Científicos de América Latina y el Caribe (Red ICALC); y miembro de la Red Centroamericana y Caribeña de Investigadores del Fenómeno Religioso (RECIFRE), de la International Association of Religious Journalists (IARJ), de la Red Iberoamericana de Medio Ambiente (REIMA, A. C.), de la Red de Jóvenes Investigadores «Dr. José Luis García Cuevas» del Ministerio de Educación Superior de Cuba (MES), y revisor de la Revista Perspectivas en Inteligencia (Colombia), Revista Educación (Costa Rica) y par evaluador de proyectos del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad Indoamérica (Ecuador).
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: Obregón, H. (2025). Guía para el análisis funcional de textos periodísticos: dimensiones sintáctica, semántica y pragmática del discurso. Islas, 67(211): e1466.
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ISSN: 0042-1547 (papel) ISSN: 1997-6720 (digital)
http: //islas.uclv.edu.cu
Entendido como el texto interpretado en su contexto comunicativo e histórico-social de producción (Van Dijk, 2000), que incorpora criterios de noticiabilidad y transforman a un suceso en un hecho noticiable.↩︎
Profesora titular de la ECA y coordinadora del Programa de Posgrado en Ciencias de la Comunicación (PPGCOM).↩︎