ISLAS, 66 (209): e1461; septiembre-diciembre, 2024.

Recepción: 18/04/2024 Aceptación: 30/07/2024

Artículo científico

Ethos multiculturales en las crónicas de Martí y de Carpentier

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Multicultural ethos in the chronicles of Martí and of Carpentier

María del Carmen Ramos Morales

Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3311-4656

Correo electrónico: maramos@uclv.cu

Andrés Oscar Lora Bombino

Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4217-6296

Correo electrónico: alorab@uclv.edu.cu

Marlene Vázquez Pérez

Centro de Estudios Martianos, La Habana, Cuba

ORCID: https://orcid.org/0009-0006-5360-8417

Correo electrónico: directoracem@josemarti.co.cu

RESUMEN

Introducción: Para la elaboración de este artículo fueron seleccionados fragmentos aleatorios de las crónicas martianas Escenas Norteamericanas y carpenterianas revistas Carteles, puesto que permitieron determinar las estrategias retóricas y los signos idiomáticos que construyen sus ethos multiculturales.

Métodos: A partir del empleo del análisis del discurso desde su enfoque retórico, que deviene en descriptivo y de la interpretación de mensajes, se realiza esta investigación sustentada en una metodología cualitativa.

Resultados: El descubrimiento de los ethos multiculturales que emanan de las crónicas analizadas ofrece una mirada contemporánea y comprensiva de la situación de los inmigrantes en las sociedades actuales, las cuales presentan una diversa cultura.

Conclusiones: En Martí y Carpentier converge un ethos prediscursivo culto, que valida los ethos multiculturales expuestos en las crónicas analizadas, donde ethos mostrado y ethos dicho se enlazan para sostener la sinceridad de sus palabras.

PALABRAS CLAVE: Alejo Carpentier; José Martí; crónica; ethos multiculturales

ABSTRACT

Introduction: For the elaboration of this article, random fragments of Martí's chronicles Escenas Norteamericanas and Carpenter's Revista Carteles were selected, since they allowed to determine the rhetorical strategies and idiomatic signs that build their multicultural ethos.

Methods: This research is conducted using discourse analysis from a rhetorical perspective, which becomes descriptive and involves message interpretation, supported by a qualitative methodology.

Results: The discovery of the multicultural ethos emerging from the analyzed chronicles offers a contemporary and comprehensive view of the situation of immigrants in today's societies, which present diverse cultures.

Conclusions: In Martí and Carpentier, a cultured pre-discursive ethos converges, validating the multicultural ethos presented in the analyzed chronicles, where the displayed ethos and the spoken ethos intertwine to uphold the sincerity of their words.

KEYWORDS: Alejo Carpentier; José Martí; chronicle; multicultural ethos

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

Concepción y/o diseño de investigación:

María del Carmen Ramos Morales

Adquisición de datos:

María del Carmen Ramos Morales

Andrés Lora Bombino

Marlene Vázquez Pérez

Análisis e interpretación de datos:

María del Carmen Ramos Morales

Andrés Lora Bombino

Marlene Vázquez Pérez

Escritura y/o revisión del artículo:

María del Carmen Ramos Morales

Andrés Lora Bombino

Marlene Vázquez Pérez

LA CRÓNICA Y EL ETHOS

La fuerte tradición cronística en la historia literaria que se remonta al siglo xix, fundada por José Martí, adquiere continuidad en el siglo xx con relevantes figuras como Alejo Carpentier, tributarios ambos de un ejercicio escritural que sitúa al género en una posición equidistante, anclado entre periodismo y literatura, nutrido del afán noticioso, la veracidad, la objetividad y el apego a lo factual de aquellos y de la capacidad fabuladora, la riqueza metafórica y el lenguaje poético propio de esta.

Según Vázquez (2004) después de muchos avatares sufridos por el término —crónica— que supone un pacto de veracidad autor-lector, si bien concede ciertas libertades para expresar vivencias e impresiones, narrar acontecimientos, describir personas, lugares u objetos. Ese modo de hacer, se caracteriza por el trabajo literario, la metaforización sugerente y embellecedora que hace perdurar la página cotidiana. Así ha ocurrido con lo que produjeron Martí y Carpentier en materia periodística.

Martí se erige fundamentalmente desde el ámbito híbrido de la crónica que está cimentada en la vida cotidiana, abarcando aspectos tan disímiles como la práctica política norteamericana en su variante interna y en su relación con América Latina, el acontecer cultural en su sentido más amplio, las catástrofes naturales, lo más notable en el ámbito de la ciencia y la técnica, la vida y la obra de grandes figuras de su tiempo, entre otros temas de interés. A medio camino entre lo noticioso y lo literario se convierte el cronista en historiador de lo inmediato y en cultivador de la fabulación y de la prosa elaborada artísticamente (Vázquez, 2015: 14).

En Alejo Carpentier los valores de sus crónicas y reportajes como espacios de reafirmación cultural en las letras cubanas y universales del siglo xx, lo convierten en una figura fundacional de la narrativa hispanoamericana contemporánea y en uno de los grandes cronistas de su tiempo (Carrazana, 2021).

Según Cancio Isla (2010), Carpentier abre una etapa de rica exaltación de los valores cubanos con las crónicas de Carteles. En este mismo sentido, A. Toledo (comunicación electrónica de septiembre de 2021, citado en Carrazana, 2021), considera que esas crónicas de París son ricas en ambientes, sucesos, personajes y análisis. La variedad de identidades y la abigarrada vida parisina es valorada y dominada por Carpentier. Es un cronista que posee la capacidad de emitir juicios capaces de influir en el curso mismo de la vida cultural y de paso, dejar para la posteridad un testimonio fidedigno de lo más significativo de su tiempo.

En un análisis paralelo de las crónicas martianas, escritas durante la estancia de José Martí en Estados Unidos en el periodo de 1885 a 1888: las Escenas norteamericanas, contenidas en sus Obras Completas (volúmenes del 10 al 13) y las crónicas escritas por Alejo Carpentier en el periodo de 1928 a 1939, publicadas en la revista cubana Carteles desde París, se pueden apreciar una serie de enunciaciones multiculturales emanadas de la diversidad cultural de esas sociedades que ambos describen en ellas, apegadas a sus estilos, desprendiéndose eso que Maingueneau (2010a) denomina como la construcción del ethos, fenómeno por el cual a través de la enunciación se muestran y no se dicen, características y rasgos como propios de quien enuncia, teniendo en cuenta que este autor deja de circunscribir el funcionamiento del ethos a enunciados exclusivamente orales y como un medio de persuasión, según lo enunciaba Aristóteles (citado en Maingueneau, 2010: 205) y pensar también su construcción en los textos escritos. De esta forma, no considera al ethos únicamente como un medio de persuasión. Anteriormente Maingueneau (1996) había expresado:

Todo texto posee una vocalidad especifica que permite remitirla a una fuente enunciativa. Esto también es válido para los enunciados escritos y para los enunciados orales, aunque de modos distintos. La vocalidad de un texto escrito se manifiesta a través de un tono que testifica lo que dice. (1996: 80)

Más tarde, Maingueneau plantea:

el ethos está ligado a la reflexividad enunciativa. Es una noción que posibilita observar la adhesión de los sujetos a cierta postura discursiva, y es una noción que está decididamente unida a la enunciación. Pero, además, el ethos implica una particular relación entre cuerpo y discurso. Entonces la enunciación descubre el cuerpo que lo enuncia: existe una relación que emana del enunciado dicho, lo que lo sustenta, que unido al tono con que se expresa constituyen los tres vórtices de un triángulo enunciante que convierte al que lo enuncia en garante del mismo. El garante está investido de una serie de rasgos psicológicos, físicos y de imagen, asociados a valores y disvalores sociales, que sirven de apoyo a la enunciación, que legitiman a su vez el decir y lo dicho, y que pueden verse transmitidos o transformados a partir de la misma. (2002: 14, citado en Bercherini 2021)

En este sentido el ethos de un discurso resulta de una interacción entre diversos factores; ethos prediscursivo, ethos discursivo —ethos mostrado—, pero también los fragmentos del texto donde el enunciador evoca su propia enunciación —ethos dicho— (Maingueneau, 2002: 14, citado en Bercherini 2021). En relación con el ethos aparece la retórica que consiste en utilizar el lenguaje de manera efectiva con el objetivo de persuadir o motivar a una audiencia. La retórica es aplicable tanto para hablar como para escribir.

Barthes (1982, citado en Maingueneau, 1996) habló sobre la Antigua Retórica, que renueva el interés sobre el ethos, definido como los rasgos de carácter que el orador debe mostrar al auditorio para causar una impresión favorable.

A partir de ello, este trabajo se dirigirá hacia la determinación de estrategias retóricas y signos idiomáticos que construyen los ethos multiculturales en fragmentos aleatorios de las crónicas martianas y carpenterianas, centrados en la interacción entre: ethos prediscursivo, ethos discursivo y ethos dicho, a partir de las huellas enunciativas de este tipo de género periodístico, acorde a las particularidades de cada uno, pues el ethos de los discursos se diversifica de acuerdo con las especificidades de los tipos y géneros discursivos. (Pérez & Aymá, 2015: 103).

Ya lo afirmaban desde antes Micheli y Amossy (2010) cuando decían:

Encore faut-il pouvoir donner corps à une telle pothèse, ce qui exige de trouver un équilibre entre, d’une part, la prise en compte sérieuse de l’empirie, dans ce qu’elle a de nécessairement foisonnant (chaque genre, voire chaque texte engageant des modalités particulières de présentation discursive de soi) et, d’autre part, la mise en évidence de régularités qui transcendent les innombrables variations empiriques. (2010: 5)

Además, se tiene en cuenta también la concepción de Maingueneau (2002, citado en Bercherini 2021), que subdivide la escena de enunciación en dos partes: escena englobante que se refiere al tipo de discurso que en el corpus de este trabajo estaría dentro del discurso narrativo, y la escena genérica que es el género o subgénero, que en este caso sería la crónica, como parte del género periodístico.

El concepto de multiculturalidad

La diversidad cultural es un hecho incuestionable de las sociedades actuales, conformadas por un conjunto de pueblos de diversas culturas y lenguas tradicionales, a la que se siguen incorporando miles de personas con nuevas lenguas y culturas (Hernández, 2007), deviniendo en sociedades multiculturales. De este modo y luego de realizar un análisis desde las definiciones que apuntan diversos autores como Quintana (1992), Jordan (1996) y Del Arco (1998) que trabajan el término multiculturalidad haciendo referencia única y exclusivamente a la yuxtaposición de las distintas culturas existentes en un mismo espacio físico, pero sin que implique que haya un enriquecimiento, es decir, sin que haya intercambio entre ellas, los autores consideran más abarcadora y precisa para el tratamiento que se le dará en este trabajo la definición de Soto (2020), cuando plantea:

La multiculturalidad tiene dos sentidos. El primero, es simplemente la descripción de la diversidad cultural existente en determinado territorio, una realidad que está ahí, que no tenemos que imaginar ni inventar. Mientras que el segundo, es cómo debe organizarse la vida social y pública tomando como base esa diversidad.

Lo multicultural es todo aquello que le ha venido sucediendo a nuestra sociedad desde que se tiene registro de la humanidad, pues en todo momento se ha visto abocada, en algunos casos a relacionarse con otras culturas (interculturalidad) y en otros casos a coexistir con otras civilizaciones o grupos étnicos, de tal manera que ha surgido el movimiento que la promueve: el multiculturalismo. (2020: 77)

Este término claramente es ajeno a la obra de José Martí, pero al estudiar sus Escenas norteamericanas se puede apreciar un antecedente particular del mismo, al plasmar la diversidad de culturas que convergen en ese país y que según Álvarez (2008) «su atenta observación a los resultados de la política de inmigración ilimitada a los Estados Unidos, en su estancia de más de 15 años allí, lo conduce a una serie de juicios sobre esto». No así en Carpentier, cuyo origen pluricultural ya lo acerca a este propio concepto.

METODOLOGÍA

La investigación se sustenta en una metodología cualitativa a partir del empleo del análisis del discurso, sustentado en su enfoque retórico al determinar los ethos multiculturales, que emanan de fragmentos aleatorios de las crónicas martianas las Escenas Norteamericanas y carpenterianas: crónicas urbanas parisinas publicadas en la sección crónica Desde París de la revista cubana Carteles desde las estrategias retóricas con que se manifiestan. Este es un estudio de interpretación de mensajes que caracterizan los ethos de cada autor en las expresiones multiculturales, basado en el punto de vista comunicológico; y que, en cuanto a la profundidad resulta ser descriptivo porque busca: «especificar las propiedades, las características y los perfiles de personas» (Sampieri, 2014: 92).

El análisis del discurso (AD) como método tiene tantas similitudes como diferencias con otros enfoques metodológicos dentro de la llamada metodología cualitativa (Denzin y Lincoln, 1994). Existen diferentes tipos de análisis como el análisis de contenido, el análisis narrativo, hasta llegar a las formas de análisis lingüístico (Casamiglia y Tusón, 1999, citados en Íñiguez, 2011). Uno de los enfoques de este llamado método es el análisis retórico, basado en estrategias, de lo cual Van Dijk (1980), refiere:

A diferencia de las reglas formales y abstractas de la gramática o del análisis del discurso de los primeros tiempos, se supuso que las estrategias desempeñan un papel decisivo en cuanto a la verdadera comprensión. Estas estrategias (la mayoría de las cuales no son intencionales o 'conscientes', sino totalmente automáticas) son procesos 'en línea', flexibles y orientados a una meta, y mientras están en marcha los usuarios del lenguaje hacen conjeturas plausibles, pero rápidas y eficaces, acerca de las estructuras subyacentes, de los significados o de las funciones de los fragmentos del discurso. (1980: 155)

En cuanto al ethos el uso de diferentes estrategias retóricas fortalece los argumentos, y el ethos del escrito se consolida en dependencia de su efectividad. Dentro de esas estrategias se pueden mencionar:

Preguntas o exclamaciones retóricas Anima a la audiencia a pensar en una respuesta obvia, dirigirla hacia un objetivo.
Refutación Refuta o rechaza una afirmación.
Antítesis Usa palabras, imágenes o ideas fuertemente contrastantes.
Paralelismo Repite una estructura gramatical para enfatizar una idea importante.
Repetición Repite una palabra o frase específica para asegurar que la audiencia preste atención.
Palabras cargadas Utiliza las connotaciones de las palabras para jugar con las emociones del público.

Tabla 1. Estrategias retóricas

Fuente: Dócimo & Littlehale (s.f)

Ethos multiculturales en las escenas norteamericanas de José Martí y en las crónicas escritas por Carpentier para la revista Carteles

De manera que, el análisis de estas huellas multiculturales tienen su precedente en ambos escritores a criterio de los autores de este trabajo, en los propios conceptos de cultura e identidad cultural; ese primer concepto concretado en Martí, luego de un largo proceso de conformación cuando ya en 1891 lo identifica con el sintagma nominal: convivencia social civilizada (que tiene simultáneamente una proyección sociopolítica y ética) Álvarez (2008), donde se aprecia un concepto moral de integración ética (ethos prediscursivo).

A partir de ello Álvarez (2008), expresa al respecto:

La experiencia martiana de Norteamérica impulsa, sin la menor duda, una consolidación de sus ideas acerca de la cultura. En primer término, su estancia en los Estados Unidos le permite establecer un marco de referencias distinto de la realidad cultural hispanoamericana: ello, de algún modo, contribuye a cimentar una percepción en lo esencial implícita de la identidad cultural, cuya identificación más se afina en la medida en que la mismidad va siendo contrastada con una alteridad. (2008: 27)

Mientras que en Carpentier ese ethos prediscursivo también integracionista, pero cognitiva en el tiempo, se aprecia al definir a la cultura en 1979 como un «acopio de conocimientos que permiten a un hombre establecer relaciones por encima del tiempo y del espacio, entre realidades semejantes o análogas explicando una en función de sus similitudes con otras que puede haberse producido muchos siglos atrás» (Carpentier, (1984, citado en Vásquez, 1989: 55).

Aunque tanto Martí como Carpentier converjan en un ethos de la originalidad en cuanto a conceptos de identidad cultural se refiere, aunque no lo expliciten en sus obras, en Martí, se aprecia un ethos de autoctonía:

Interrumpida por la conquista, la obra natural y majestuosa de la civilización americana, se creó con el advenimiento de los europeos un pueblo extraño, no español, porque la savia nueva rechaza el cuerpo viejo; no indígena, porque se ha sufrido la injerencia de una civilización devastadora, dos palabras que, siendo un antagonismo, constituyen un proceso; se creó un pueblo mestizo en la forma,  que con la reconquista de su libertad desenvuelve y restaura su alma propia... nuestra América robusta... Toda obra nuestra, de nuestra América robusta, tendrá, pues, inevitablemente el sello de la civilización conquistadora; pero la mejorará, adelantará y asombrará con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia distinto, superior en nobles ambiciones […] A conflictos propios, soluciones propias. A propia historia, soluciones propias. A vida nuestra, leyes nuestras. (Martí, citado en Sánchez & Dalama, 2012: 14)

Concentrados en esas expresiones en la repetición del adjetivo: propios —indistintamente en singular o plural— y el adjetivo robusta, adjudicado a la América para asegurar que el lector comprenda realmente su posición en defensa de los orígenes, dicho con tono firme y resolutivo; y el atisbo del ethos emancipatorio, de arraigo patriótico, que transversalizó su vida.

En Carpentier a pesar de que no ofrece tampoco un concepto de identidad cultural como tal, se aprecia con más énfasis un ethos de originalidad transcultural prediscursivo, que emana de los sustantivos cargados de significación multicultural reiterada: simbiosis, amalgamas, trasmutaciones, signado por el devenir histórico, centrado en la metáfora: ‘a medida que nuestros huesos se endurecen y vamos sacando las muelas del juicio’, hasta incluso con determinaciones geográficas, cuando en 1949 expresó:

Nuestra vida actual está situada bajo signos de simbiosis, de amalgamas, de trasmutaciones. Nuestro propio devenir nos desconcierta a menudo, pero también nos fortalece, porque los objetos establecen nuevas escalas de relaciones entre sí, a medida que nuestros huesos se endurecen y vamos sacando las muelas del juicio. Desde los albores de la conquista, desde que los aztecas y los incas dijeron al hombre de Europa: ‘Esperábamos vuestro regreso’, el suelo americano es el gran teatro de un drama-cultural, étnico, político del hombre con la distancia, del hombre con el mito, del hombre en busca de sí mismo-que está muy lejos de haber encontrado su desenlace por vías de fijación. (Carpentier, 2017: 141, citado en Lora, 2019)

Las vivencias de Martí en Norteamérica vertidas en sus Escenas norteamericanas develan su ethos forastero que parte de su propia experiencia de exiliado (ethos prediscursivo).

Vázquez (2023) al respecto expresaba: «Exiliado él mismo por sus ideas independentistas y su consagración a la causa de la libertad de Cuba fue testigo de las oleadas migratorias europeas y asiáticas que llegaron a los Estados Unidos» (2023: 2).

Aparece ese ethos mostrado, sustentado por el paralelismo, la repetición, hasta la refutación como estrategias retóricas, de una enunciación negativa, que enfatiza la idea ‘no tienen aquí’ y este adverbio se carga de un significado contrastante con el ‘allá’ de donde vienen: sus suelos nativos, deviniendo en antítesis, estrategia que descubre ese tono de preocupación nostálgica por todo el que esté alejado de su suelo natal:

Vienen generaciones hambrientas de hombres abandonados a sí propios, que emplean con ansia la segunda mitad de la vida en librarse de la miseria en que han pasado la primera. No tienen aquí la patria propia, que nutre con su tradición y calienta con sus pasiones el espíritu del más miserable de sus hijos: no tienen aquí el círculo de su familia, que conserva al hombre en la fuerza de sí, con la certidumbre de no verse abandonado en la hora de agonía: no tienen aquí el pueblo nativo, cuya estimación ayuda a vivir, y cuya censura es temida. (Martí, 1991b: 83)

Y sus palabras calan el alma lectora por el tono lastimoso y dulce con que son expresadas (ethos dicho), aun cuando enjuicia en términos negativos y duda, sobre todohacia el final del ciclo de sus escritos al preocuparse por el choque entre los elementos de las culturas que se entroncan: «Cabe ver si los elementos que entran en la formación de este carácter nuevo son más firmes y generosos que los de los pueblos menos felices [...] o son tales que hayan de censurarse o cambiarse» (Martí, 1975: 154).

El ethos mostrado enjuiciativo emana sanamente al describir como firme y generoso el carácter del pueblo que los acoge, y el ethos dicho coincide en palabras y en el tono de preocupación como parte de su eunoia ‘Cabe ver…’

Y ese ethos eunoico, omnicomprensivo, además, vuelve a asomar cuando se percibe un tono moralizante y empático en defensa de los judíos:

Que no se ha de pensar tan mal de los judíos, aunque en lo hondo del más generoso se vea la angustia y miseria de la raza, porque hay entre los hebreos muchas nobleza natural, por más que el vivir sin patria los haga interesados y egoístas, y eso se vio ayer, cuando iba una barca cargada de niños judíos pobres, a mecerse en los columpios que tiene preparados en una isla vecina una asociación generosa, y fue de notar la mansedumbre, independencia y gentileza de aquellos niños, que mostraban apetito sin codicia, y belleza sin vicio, y alegría sin brutalidad, a más de cierto donaire en los movimientos que hacían parecer como de casa de reyes a aquellas criaturas míseras, sin más caudal que la perspicacia que les viene acumulada de padres a hijos y la hermosura de sus ojos negros. (Martí, 1975: 16)

La descripción de un funeral chino es otra ocasión donde se aprecian estrategias que continúan poniendo de relieve su ethos culto prediscursivo, así lo reconocía Carpentier: «un hombre tan llevado a todos los ámbitos del mundo, tan conocedor de idiomas y de culturas» (citado en Martínez, 2022), donde se entrevé un tono admirativo que frisa con la perplejidad (coincidiendo ethos mostrado con ethos dicho): las preguntas retóricas que buscan influir en el lector para que imaginen la enormidad y, además, la majestuosidad ceremoniosa, marcial, de este funeral que lo lleva a esa pregunta disyuntiva:

¿Es ejército o es funeral? Por entre el gentío pasean sobre las cabezas faroles y pendones. Se ven caballos blancos. Los jinetes van descubiertos, con la trenza envuelta en percal negro, traída a la frente como una diadema. La gran bandera roja, graciosa y soberbia, ondea por, sobre todo. Arremete riendo sobre ella la gente agresiva. Pero no se mesan el cabello, ni se desgarran los vestidos, ni se descubren la cabeza, ni cesan de fumar, ni muestran pena por el cambio de estado del que les defendió tan bien la tierra, al pie, de la gran bandera roja. El que ha hecho mil y trescientas obras buenas, sino es inmortal por la ley de Tao, en los cielos ¡vencer al francés fue más que hacer trescientas obras buenas, que es lo que se necesita para ser como teniente de la inmortalidad, o inmortal en la tierra! (Martí, 1975: 80)

Más adelante, en ese mismo texto brota de nuevo la pregunta retórica y su concepto sobre el morir grato si se ha cumplido bien la obra de la vida. Su ethos prediscursivo —emancipatorio de arraigo patriótico—, sosteniendo el ethos mostrado en perfecta coincidencia con el ethos dicho —tono firme, sentencioso, aforístico—:

La vida es como la pared de la jarra, que contiene el vacío útil, el vacío que se llena con leche, con vino, con miel, con perfume; pero más que la pared, vale en la jarra el vacío, como la eternidad, dichosa y sin límites, vale más que la existencia donde el hombre no puede hacer triunfar la libertad. Morir ¿no es volver a lo que se era en principio? La muerte es azul, es blanca, es color de perla, es la vuelta al gozo perdido, es un viaje., ¡Para eso lleva bastantes provisiones! (Martí, 1975: 79)

Lin-In-Du es masón: es librepensador, es cabeza propia, es venerable en la masonería china, que usa el mandil con bordes verdes. Por todas partes hierve el mundo y padece el hombre, por asegurar la libertad de su albedrio. ¡De eso tenía Li-In-Du la frente chata y los pómulos aplastados, de dar topetazos, cara a cara, ¡al imperio despótico! Era taoísta viejo, que cree en la población aérea, en el descanso del pelear, con el individuo perdurable en la transfiguración y asiento final, luego de cumplido el deber, en la montaña de Tao: ¡pero aquí abajo, libre! (Martí, 1975: 81)

El uso de la estrategia retórica de la antítesis entre el irlandés moral y el irlandés páupero deja vislumbrar el ethos digno mostrado y su ethos dicho con un tono cáustico: ‘secreción contagiosa’, ‘alma harapienta y canina’, ‘muchedumbre páupera’, donde se intuye a la vez un tono severo, firme:

[…] y la verdad es que los odios de los irlandeses, como que éstos representan innumerables votos en la hora de las elecciones, votos que los candidatos ignominiosamente cortejan, influyen de manera lastimosa en la política norteamericana, y en asuntos gravísimos la dirigen: ¡sí, en la misma ciudad pasa, por la cual, como una secreción contagiosa, se va extendiendo, no el marcial espíritu de los irlandeses preclaros que batallan por las libertades de su tierra, sino cierta alma harapienta y canina, que trae consigo, arrebujada en sus andrajos, la muchedumbre páupera de Irlanda! (Martí, 1991a: 80)

De esa misma forma se vuelve a poner de manifiesto esa estrategia cuando describe la jira de los chinos y habla sobre los chinos apóstatas y los que se mantienen fiel a sus creencias, pero aquí sus palabras y su tono se serenan en esta antítesis que denota no tanto el rechazo a la deserción de los ideales, sino se muestra un ethos de alabanza, dicho con un tono de aprobación hacia los que no se unen a los apóstatas:

Que los chinos han tenido su jira campestre, con grandes cacerolas de col sin sal y arroz sin grasa, pero no quisieron ir con los chinos apóstatas, que han sentado plaza con la cristiandad, y van a las escuelas de domingo, si no solos, con una imagen de su dios, Yoss, todo de oro, y una bandera verde. (Martí, 1975: 16)

Esa estrategia retórica de la antítesis deja al desnudo nuevamente el tono de preocupación respecto a los irlandeses páuperos: «Da miedo ver cómo crece esta alma interesada, odiadora y dura» (Martí, 1991a: 80). Las preguntas retóricas que se reiteran expresan evidentemente que comprende y le preocupan esos inmigrantes de alma corroída por el mal. Ese tono que alerta sobre lo que hay que hacer para contrarrestar con amor el odio de esos inmigrantes que llevan ‘gusanos en el alma’, pone de manifiesto el ethos omnicomprensivo e hiperestésico que recorre la creación del maestro que muestra la parte más emocional de este género periodístico.

¿Que se derriben templos? Aquellos donde se predique odio, o la intolerancia, vénganse abajo en buena hora; pero ¿templos? ahora se necesitan más que nunca templos de amor y humanidad que desaten todo lo que hay en el hombre de generoso y sujeten todo lo que hay en él, de crudo y vil. Se está en peligro de una revuelta enorme. Y en estas ciudades grandes, hechas de residuos de pueblos enconados y coléricos, donde el dolor, cuando no se exhala en grito de venganza se petrifica en egoísmo; en estas ciudades populosas, hechas de retazos ardientes, los templos han de erigirse a toda prisa. A barcadas viene del odio de Europa: a ¡barcadas hay que echar sobre él el amor balsámico! (Martí, 1991a: 81)

De esas exclamaciones e interrogaciones retóricas emerge el tono exhortativo, previsor, moralizante, que tiene su base en lo que Vázquez (2010) llamó el discurso de la alerta (ethos prediscursivo), convergiendo nuevamente el ethos mostrado con el ethos dicho:

Designamos con ello la puesta en escena de un conjunto de recursos expresivos, que abarca desde el empleo de determinados signos de puntuación, el uso consciente de vocablos cuidadosamente elegidos para explotar al máximo todas sus posibilidades sémicas, la construcción gramatical de las oraciones, insistiendo, según el caso, en determinado tipo de ellas y no en otros, también factibles, pero no adecuados a la intencionalidad ideológica subyacente, hasta la introducción de imágenes poéticas y formas narrativas y descriptivas que desembocan en el suspense y la sorpresa para ofrecer, finalmente, la verdad iluminadora. (2010: 10)

En el análisis de la multiculturalidad en las crónicas urbanas parisinas escritas por Alejo Carpentier en el periodo de 1928 a 1939 y publicadas en la sección crónicas Desde París de la revista cubana Carteles, Carrazana (2021) caló con profundidad en la presencia de este concepto en ellas y lo trabaja incluso semánticamente, pero se descubre en esas enunciaciones la emanación de un ethos propio, a veces coincidente con Martí y en otras ocasiones, dado por la formación musical de este escritor erigiéndose ello en ethos prediscursivo y además, el tipo de crónica (urbanas) que escribió para esa revista y que según Palacios (citado en Carrazana, 2021) resulta el reflejo de «las vidas, prácticas, escenarios y acciones de los actores sociales que deambulan por las calles de las ciudades modernas, con todas sus historias, sus pasados y sus futuros» (citado en Carrazana, 2021: 73), se distingue por un tono más cauto, pero a la vez, sonoro.

Donde, al decir de Barbería (s.f), en muchas de sus crónicas «La sonoridad desplaza el lugar de la mirada, las referencias a la música que envuelve la zona sustituyen todo otro tipo de opiniones […] e introduce otras matrices culturales» (: 42).

Entre la literatura y la música se mueve la obra de Alejo Carpentier Alejo Carpentier es un autor en el que la música es un elemento totalmente relevante y pertinente. (Snoey, 2024: 330)

Abellán (2020) lo reconoce no solo como:

Uno de los mayores exponentes de la literatura cubana e hispanoamericana, sino que él mismo también tuvo una formación musical y se dedicó a la teoría de la música en tanto acercamientos en el ámbito de la musicología […] Alejo Carpentier es un autor de ficciones, pero también es el autor de la primera historia de la música cubana. (2020: 1)

Cuando describe el desfile de nacionalidades que aportan peculiares contrastes como estrategia retórica se devela ese ethos integracionista, de originalidad transcultural (ethos prediscursivo).

El Barrio Latino es una de las zonas más variopintas de la capital francesa. Resulta un verdadero desfile de nacionalidades. En él se pueden encontrar aglomeraciones de hombres y mujeres jóvenes y estudiantes procedentes de cualquier país, aportando peculiares contrastes a este lugar. (Carpentier, 1929a: 12)

La contemplación cauta y a la vez escudriñadora de la presencia y el triunfo de la música cubana en París hacen brotar el ethos musical criollo que emerge de estas crónicas, cuando se refiere al Manisero, los espectáculos de Don Aspiazu, pletóricos de músicas y danzas cubanas, la referencia a Amadeo Roldán, al son (ethos mostrado), pero con un tono de orgullo nacional (ethos dicho) percibidos en el empleo de la estrategia retórica, de las palabras cargadas; aquí en Carpentier presente en el adjetivo ‘inevitable’, con el que califica al Manisero, palabra que adquiere una connotación tal, que persigue emplazar al lector hacia una creación tan criolla, que es imprescindible escuchar; o en la expresión que refiere Carrazana (2021), donde el propio Carpentier manifiesta que en París diversos dancings apuestan por la música de ritmos afrocubanos, lo cual demuestra la riqueza ‘incalculable’ del folclor de la Isla.

¡Las Antillas llevadas a París! [sic]. En plena época de exhibiciones imperialistas, de exposiciones coloniales, Lutecia se hace colonia nuestra […] El autor de estas líneas, invitado a pronunciar una conferencia en la Sorbona, solo encuentra un tema admisible por los tiempos que corren: La música negra de Cuba, con ilustraciones musicales encabezadas por una audición forzosa del inevitable Manisero. (Carpentier, 1973, citado en Lora, 2018: 54)

Después de lipidias y polémicas por implantar la música cubana en París, la calle Fontaine se convierte en el mejor espacio para disfrutar de las sinfonías criollas. Plantío, uno de los espectáculos más reconocidos de Don Azpiazu, se presenta en el dancing más bello de París: el Plantation. La música y las danzas cubanas están latentes en París gracias a esta presentación. Ocurre el triunfo mundial de los ritmos de la Isla. (Carpentier, 1932: 114)

Ethos que aflora cuando expresa en un tono aseverativo y contundente que:

Amadeo Roldán fue un personaje y un músico necesario. (El recuerdo de Amadeo Roldán, 1939)

Ahora la invasión es general. El son se ha impuesto definitivamente en el famoso cabaret Palermo de la Rue Fontaine. (Carpentier, 1929a: 87)

Los tocadores nuestros triunfaron rotundamente. (Carpentier 1929b: 90)

En esas expresiones se cargan los adverbios: rotundamente, definitivamente, dichos con tono concluyente, categórico, en plena coincidencia con el ethos mostrado: musical criollo, con el tono de orgullo que encierran esas palabras:

Pero, en esta desbandada de bandoneones porteños y príncipes rusos disfrazados de cosacos, un solo valor exótico ha permanecido libre en el mercado de París: el de la música cubana, cuyo impulso irresistible no ha podido ser detenido por circunstancia alguna… Actualmente, solo las boîtes cubanas se mantienen sólidas en Lutecia. (Carpentier, 1932: 121)

Luego hace explícito su placer ante esta ofensiva de los ritmos cubanos, donde continúa vislumbrándose el ethos musical criollo expresado metafóricamente al referirse a la palidez de decir solamente que la orquesta ha obtenido un gran éxito, contrarrestado con la realidad y el lector puede a través de sus palabras escuchar el júbilo del público. Todo ello dicho con ese tono de orgullo sostenido en caracteres mayúsculos:

No hay crítico, en los periódicos de París, que haya puesto objeciones a esta nueva invasión cubana. Los mayores elogios han llovido sobre Don Azpiazu y sus instrumentalistas. Y decir que, en lo que se refiere al público, esta orquesta ha obtenido gran éxito, sería muy pálido ante la realidad. Ha sido un triunfo, un TRIUNFO en caracteres enormes, el que conquistaron los músicos nuestros desde su aparición. ¡Y era de esperarse! No existen obras maestras desconocidas. Cuando un arte se ve dotado de valores universales, acabará siempre por hacer la conquista del universo. (Carpentier, 1932: 113)

El tono sentencioso emana de expresiones que se anclan en la lengua como aforismos, estilo que definen a Martí y a Carpentier en estas crónicas como bien describe Carrazana (2021) y se alza el tono conminatorio, cuya caustosidad como bien expresaba Cancio (2010), lo hace transgresivo en defensa de lo suyo y lo acercan al Martí exhortativo:

... al tratarse de trabajos interpretativos, de opinión, y, por ende, subjetivos, el autor hace uso de distintas proposiciones de cierre semántico que resultan oraciones de conclusión, valoración o solución general al tema global tratado en cada una de las crónicas urbanas. (2010: 55)

¡Don Azpiazu y Mariana en el Plantation! ¡Ya sabéis ahora cómo andan defendidos nuestros ritmos en París! (Carpentier, 1932d: 119)

¡Tanta lipidia porque nos atrevimos a defender lo que era nuestro!... ¡Vengan a recibir lecciones de cubanismo a la Rue Fontaine! (Carpentier, 1932: 108)

Defiende los valores y el folclor de la Isla y aflora nuevamente el ethos musical criollo, el tono de orgullo nacional y vuelve el tono conminatorio donde su voz se eleva clara, precisa, firme, con tono panegírico (ethos dicho):

¡Cuidemos de nuestra pandereta guajira, arrabalera y afrocubana! ¡Defendámosla contra sus detractores! ¡Amemos el son, el solar bullanguero, el güiro, la décima, la litografía de caja de puros, el toque santo, el pregón pintoresco, la mulata con sus anillas de oro, la chancleta ligera del rumbero, la bronca barriotera, el boniatillo y la alegría de coco! ¡Bendita sea la estirpe de Papá Montero y María la O! ¡Cuando se ven las cosas desde el extranjero, se comprende más que nunca el valor de ese tesoro popular!... (Carpentier, 1929c: 91)

«Es necesario anotar que Carpentier, dados sus profundos conocimientos de música, pudo profundizar mucho en las emulsiones étnicas que en esta se produjeron en el mundo latinoamericano» (Guadarrama, 2018: 187).

Cuando ambos hablan de las características de esa diversidad de pueblos y culturas que se entroncan, tanto en la Norteamérica del siglo xix como en el París del siglo xx resurge su ethos prediscursivo culto, sostenido por un ethos mostrado de alabanza a los mismos y afianzado por el ethos dicho con un tono admirativo, respetuoso con todos, sin excepción.

Carpentier (1928a), en este sentido, expresa:

Los pueblos de Oriente viven en la calle. Aquí acontece lo mismo. Apenas terminan las horas del trabajo, toda esta población laboriosa y tradicionalista hasta lo increíble, se instala en butacas y mecedoras, en las aceras mismas. Las conversaciones se entablan, a gritos, desde una esquina a la otra […] (1928a: 20)

Llama la atención en un tono conminatorio muy cercano al que Martí empleaba para buscar el apoyo a los inmigrantes, de respeto a estos pueblos nómadas que conservaban sus rasgos culturales propios: «Hablar de gitanos hace presentir sonrisas escépticas. ¡Se ha abusado tanto de la gitanería en los escenarios frívolos del mundo, que hoy se cree menos en zambras que en gopaks rusos! [...]» (Carpentier, 1928: 388).

Incluso cuando Martí (1991) habla de los defectos de los inmigrantes, su tono no es ofensivo, al contrario, suave y reverente:

Hay el chino abate, sabichoso y melifluo, de buenas carnes y rosas en el rostro, de poco pómulo y boca glotona, de ojo diestro y vivo. Hay el chino de tienda, terroso de color, de carnes fofas y bolsudas, remangados la blusa los calzones, el pelo corto hirsuto, el ojo ensangrentado, la mano cebada y uñosa, la papada de tres pisos, caída al pecho como ubre; y por bigotes dos hilos. Hay el chino errante, acorralado, áspero y fosco, que cargó espada o pluma […] y hombre bueno, mudo y locuaz por turnos, sujeto a ración por el rico ignorante que halla gusto en vengarse así de quien tiene habitada la cabeza. Y hay el chino de las lavanderías, que suele ser mozo e ingenuo, alto y galán de cara, con brazaletes de ágata en los pulsos; pero más es canijo y desgarbado, sin nobleza en la boca o la mirada, manso y deforme; o rastrea en vez de andar, combo y negruzco, con dos vidrios por ojos, y baboso del opio.

[…] se ve llegar, por aquel parque mismo donde se despidió de sus oficiales triunfantes Washington, a los suecos bellos, los pensativos alemanes, los escoceses majestuosos, las parleras y lindas italianas: turcos míseros, zíngaros y malteses vienen de vez en cuando con las nobles barcadas, feos como una buba. (: 78)

Siempre aflorando su ethos eunoico, omnicomprensivo, al ponerse al lado de los recién llegados:

[…] pero ¿quién les niega un asilo, en esta tierra de tanto aire y luz, que les vea la angustia de animal apaleado que traen en los ojos? ¡Ah, no, no puede ser! ¡Bebe, sediento, aunque me manches la copa! ¡Descansa, peregrino! (: 82)

Estrategia de la refutación que sostiene el ethos mostrado para que el lector converja con él en cuanto a cómo no se les puede negar la ayuda, el apoyo a esos inmigrantes, tono conminatorio con el que impele a quien corresponda.

Haciendo alusión a lo que encuentra Carpentier en esos ritmos autóctonos latinoamericanos, expresó Gerez (2022): «En el ámbito latinoamericano, lo nuevo irradia de la apropiación inteligente y original de los ritmos primitivos y criollos y de la aún innombrada realidad circundante» (: 14).

Tanto el tono exhortativo, conminatorio martiano, como el tono panegírico carpenteriano se vislumbran en el uso de las exclamaciones como estrategia retórica que impelen al lector hacia sus objetivos. Aunque Martí se sirve en muchas ocasiones en estas crónicas objeto de análisis, de las interrogaciones retóricas que animan al lector a pensar en respuestas obvias.

Vázquez (2024) explicita:

Si asumimos el legado de cada uno de ellos, desde el ángulo del periodismo, los puntos de contacto son aún más evidentes. Ambos manifiestan una extraordinaria actualización en los más diversos temas, especialmente los de interés cultural, y la preocupación por la belleza literaria del texto, poco frecuente en un género siempre urgido por las limitaciones de espacio y coartado por la inmediatez. (2024: 1)

Por lo que este estudio de los ethos multiculturales a la vez que imprime contemporaneidad al análisis de los textos de estos insignes escritores y pone de manifiesto, como expresara Heredia (2005), que las obras de José Martí durante la segunda mitad del siglo xix y las de Alejo Carpentier en el siglo xx, deben ser consideradas productos de cosechas precedentes y levadura de nuevas obras.

CONCLUSIONES

El talante de hombres cultos, constructores de conceptos de cultura e identidad cultural originales (ethos prediscursivo) validan los ethos multiculturales presentes en las crónicas analizadas, donde convergen en extraordinaria alianza, ethos mostrado y ethos dicho, sustentados en las concepciones morales que emergen de ellas: la sinceridad de sus análisis develada en el tono con que expresan las palabras y las estrategias retóricas de las cuales se valen para que el mensaje llegue a los lectores de forma efectiva.

El tono sentencioso, las expresiones aforísticas, el tono conminatorio igualan la forma de expresar las emociones de ambos cronistas, aunque se erige por sobre el Carpentier sobrio, de tono causto, el ethos omnicomprensivo que domina la creación de Martí, como parte de su carácter hiperestésico y la crónica se erige como texto periodístico que persuade y despliega emociones donde ambos autores defienden y alaban a los inmigrantes.

El ethos prediscursivo multicultural en Martí, en las crónicas norteamericanas está ligado a sus dolorosas experiencias de exiliado, mucho más intensas que en Carpentier, condicionadas por las circunstancias que propicia otro ethos prediscursivo: emancipatorio patriótico. A diferencia de este último autor, en sus crónicas parisinas, donde se despliega su vasto conocimiento sobre la música, en este caso, la cubana, que se convierte en ethos prediscursivo, de allí que se desprenda el ethos mostrado de orgullo musical criollo, sustentado por el tono panegírico con el que alude a ella (ethos dicho).

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Datos de los autores

María Del Carmen Ramos Morales (1968, Cuba). Profesora Auxiliar del Centro Universitario Municipal de Remedios, perteneciente a la Universidad «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Villa Clara, Cuba. Máster en Ciencias de la Educación, estudiosa de la obra martiana, doctoranda del programa Ciencias del Lenguaje, la Comunicación y la Literatura de la Facultad de Humanidades de dicha universidad.

Andrés Oscar Lora Bombino (1956, Cuba). Doctor en Ciencias Filosóficas. Profesor Titular, Consultante. Departamento de Periodismo, Facultad de Humanidades, Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Villa Clara, Cuba. Autor de varios artículos en revistas indexadas sobre la obra de Alejo Carpentier.

Marlene Vázquez Pérez (1963, Cuba). Doctora en Ciencias Literarias, Máster en Filología Española. Investigadora Titular del equipo de la Edición crítica de las Obras completas de José Martí y directora del Centro de Estudios Martianos. Autora de una amplia bibliografía sobre temas de literatura cubana y latinoamericana en libros y revistas especializadas.

Cómo citar este artículo: Ramos, M. C.; Lora, A. O.; Vázquez, M. (2024). Ethos multiculturales en las crónicas de Martí y de Carpentier. Islas, 66(209): e1461.

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ISSN: 0042-1547 (papel) ISSN: 1997-6720 (digital)

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