ISLAS, 67 (210): e1434; enero-abril, 2025

Recepción: 21/06/2024 Aceptación: 11/11/2024

Artículo científico

La variación lingüística en la transmisión directa de textos modernos: de la estemática clásica a las Humanidades Digitales

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The Linguistic Variation in the Direct Transmission of Modern Texts: from Classical Stemmatics to Digital Humanities

Aliney Santos Gallardo

Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8467-5931

Correo electrónico: aliney@uclv.edu.cu

Miriel Martín Mesa

Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara, Cuba

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9395-086X

Correo electrónico: miriel@uclv.edu.cu

RESUMEN

Introducción: El presente artículo tiene como objetivo proporcionar una revisión teórica sobre el análisis de la variación lingüística en la transmisión directa de textos modernos, sobre la base de los principales principios y procedimientos de la crítica textual. Se asumen como punto de partida los postulados de la estemática clásica hasta las tendencias actuales de las Humanidades Digitales.

Métodos: El estudio es de tipo descriptivo, a partir de una revisión crítica documental de las principales fuentes disponibles, mediante el empleo de las técnicas de revisión bibliográfica y documental.

Resultados: Los resultados evidencian una falta de consenso entre las principales líneas teóricas que abordan la variación lingüística en la transmisión directa de textos modernos, así como una superposición de conceptos que se refieren de maneras disímiles al mismo fenómeno. Por otra parte, se constata la insuficiencia de labores asumidas fuera de los axiomas convencionales de la crítica textual clásica, más allá de sus disímiles postulados teóricos.

Conclusiones: Los principios de trabajo de la crítica textual necesitan, en primer lugar, un cambio de paradigma, que asuma procedimientos generales para el estudio de tradiciones textuales modernas. Para un desarrollo adecuado de esta disciplina en el contexto actual se precisa de una concepción interdisciplinar que facilite una intervención integral y más eficiente del fenómeno de la variación lingüística.

PALABRAS CLAVE: variación lingüística de textos modernos; transmisión textual directa de textos modernos; tradición textual directa; crítica textual

ABSTRACT

Introduction: This paper aims to provide a theoretical review on the analysis of linguistic variation in the direct transmission of modern texts, based on the main principles and procedures of textual criticism. It takes as its starting point the postulates of classical stemmatics up to the current trends in Digital Humanities.

Methods: The study is descriptive, based on a critical documentary review of the main available sources, using bibliographic and documentary review techniques.

Results: The results reveal a lack of consensus among the main theoretical approaches addressing linguistic variation in the direct transmission of modern texts, as well as an overlap of concepts that refer differently to the same phenomenon. Furthermore, the insufficiency of work undertaken outside the conventional axioms of classical textual criticism is noted, beyond its diverse theoretical postulates.

Conclusions: The working principles of textual criticism require, first and foremost, a paradigm shift that incorporates general procedures for the study of modern textual traditions. For the proper development of this discipline in the current context, an interdisciplinary approach is needed to facilitate a more comprehensive and efficient intervention in the phenomenon of linguistic variation.

KEYWORDS: linguistic variation in modern texts; direct textual transmission of modern texts; direct textual tradition; textual criticism

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

Concepción y/o diseño de investigación:

Aliney Santos Gallardo (100 %)

Adquisición de datos:

Aliney Santos Gallardo (80 %)

Miriel Martín Mesa (20 %)

Análisis e interpretación de datos:

Aliney Santos Gallardo (80 %)

Miriel Martín Mesa (20 %)

Escritura y/o revisión del artículo:

Aliney Santos Gallardo (70 %)

Miriel Martín Mesa (30 %)

INTRODUCCIÓN

La toma de conciencia en relación con las implicaciones de la variación lingüística del texto literario en su transmisión directa propició el surgimiento temprano de corrientes teóricas interesadas por preservar y dar cuenta de la fiabilidad textual. En este campo, la crítica textual es la disciplina que durante siglos ha sistematizado las vías y procedimientos para la restitución y fijación textuales, y su correspondiente presentación editorial. Sin embargo, como procedimiento usual de trabajo, las ediciones críticas (con excepción de las ediciones sinópticas) suelen obviar del aparato crítico aquellas variantes carentes de valor para la fijación textual, lo que condiciona que en la mayor parte de las situaciones se dificulte conocer a plenitud los accidentes de la transmisión. Son generalmente obviadas, por ejemplo, aquellas que permiten evaluar la dependencia contextual de un testimonio específico de la tradición, pero que carecen de trascendencia práctica para la fijación final del texto en análisis.

En este sentido, el desarrollo teórico de los principios de esta disciplina ha estado en gran medida relacionado con la forma de asumir el valor de los testimonios en la tradición, su vínculo con el texto reconstruido o fijado y con el papel de los contextos en la variación textual. De una parte, la línea filológica clásica se interesa por la reconstrucción y fijación arquetípicas; de otra, la crítica textual de textos modernos se dedica fundamentalmente a depurar o restituir las lecciones más cercanas a la voluntad autoral, a examinar las modificaciones incorporadas por el autor —sus circunstancias, cronología e interpretación—, así como al análisis de los materiales contextuales, pre-textuales y paratextuales. Vale destacar que en la actualidad una buena parte de estas teorías proceden aún de la filología clásica, a pesar de las considerables diferencias entre las condiciones de redacción, transmisión y conservación de los textos antiguos y los modernos. Esta coexistencia de principios de una u otra naturaleza dificulta la determinación de una posición teórica y procedimental modélica, dado que ante cada situación específica de la tradición textual objeto de estudio corresponde un ejercicio particular en este sentido, determinado por las circunstancias concretas de transmisión.

En este sentido, aunque prima en las acciones de la ecdótica el interés por deslindar entre variantes lingüísticas y variantes textuales, atendiendo al valor de unas u otras para la reconstrucción y fijación textuales, en el caso específico de la tradición textual directa de textos modernos estas definiciones no siempre atienden al valor autónomo de las variantes en la transmisión, cuestión que rebasa el interés específico de la crítica textual y aporta, también a disciplinas afines, como pueden ser la lingüística histórica, la pragmática de la lengua o la sociología.

Sin desconocer que cada condición específica deberá asumir en relación con ello sus propios métodos y principios de trabajo, sí se considera viable y necesario proponer en este artículo directrices generales que permitan delimitar un enfoque adecuado para el análisis lingüístico de la tradición textual directa de un texto moderno. Todo ello, sobre la base de una revisión teórica en relación con el estudio de las variantes lingüísticas en la transmisión textual directa, desde la estemática clásica hasta las humanidades digitales. De manera general, este artículo pretende, además, mostrar la necesidad de asumir la crítica textual en Cuba como un ejercicio multi y transdisciplinar que cada día requiere con mayor frecuencia el trabajo colaborativo entre especialistas de disímiles áreas del conocimiento no siempre reconocidas estas interconexiones de intereses afines entre sí.

DESARROLLO

Los orígenes de la crítica textual como disciplina científica se hayan fundamentalmente asociados a la tradición europea no hispanohablante, con mayor fuerza en Alemania, Francia e Italia. Los humanistas de los siglos xv y xvi son considerados los impulsores modernos de la aplicación de criterios filológicos en la edición de textos antiguos, aunque sus presupuestos se sustentan en la fijación del textus receptus1 o de la editio vulgata,2 sin asumir el análisis de las variantes y sus relaciones. Así pues, suele situarse a Richard Bentley como el mejor filólogo anterior a Lachmann, por sus ideas sobre renunciar a la fijación acrítica de un testimonio y acudir al análisis crítico de las variantes. Aunque no son pocas las limitaciones que pueden percibirse en sus principios de trabajo, también sus aseveraciones sobre el valor de la conjetura en la reconstrucción textual supusieron un punto de giro para la crítica posterior (Blecua, 1983; Pérez Priego, 1997, 2001, 2010, 2018; Timpanaro, 1981; Trovato, 2014). La delimitación de un enfoque de trabajo en este campo precisa, entonces, de un panorama general sobre los principales puntos de vistas que dan cuenta de la evolución teórica y procedimental de esta disciplina.

Concepción del texto auténtico como un «estado del texto»

La concepción del texto auténtico como un estado del texto es una postura abocada a la reconstrucción de la tradición literaria antigua y medieval, aunque muchos de sus presupuestos son aún tomados en cuenta en la crítica textual y resultan esenciales para la comprensión de su teoría. Durante la institucionalización de la filología clásica en la academia alemana, se atribuye al filólogo Karl Lachmann (1850) la concreción de un método que reformuló las fases de trabajo para la edición de textos antiguos a partir de manuscritos medievales. En esencia su propuesta parte de una concepción del texto auténtico como estado ideal (arquetipo) que es posible reconstruir a partir de la correspondencia entre los testimonios conservados de una tradición textual. Esta labor se instituye en tres fases fundamentales (recensio, emendatio y constitutio textus3), ocupándose las dos primeras del análisis crítico y la última de la presentación y fijación del arquetipo. Más allá de sus limitaciones y dogmatismos, existe cierto consenso al considerar el desarrollo de la crítica textual a partir de estos postulados, bien sea para elogiarlos, mejorarlos o refutarlos. Su concreción es mérito también del trabajo común de filólogos como Karl G. Zumpt y Friedrich Ritschel, frutos del positivismo (Blecua, 1983; Lucía Megías, 1998; Morocho Gayo, 1982a; Pérez Priego, 1997; Timpanaro, 1981).

Ahora bien, la novedad científica que se le concede a esta escuela alemana es la de fundar la recensio como procedimiento básico de toda acción de crítica textual. El principio estemático gana conciencia sobre el texto-obra a partir del análisis de los textos-testimonios disponibles, asignándoles un lugar en relación con un arquetipo putativo e infiriendo nodos intermedios. Esta postura desecha la validación de un único testimonio concreto y asume la filiación entre las variantes como un componente de valor para la fijación textual. La concepción del estema codicum, sin embargo, parte de una visión mecanicista que busca la reconstrucción arquetípica a partir de la teoría de conjuntos o teoría de las faltas comunes. Es decir, centrada en el error como principio de «purificación textual».

En relación con esta idea es necesario precisar que existen diferencias entre el stemma codicum —también estema— y el árbol genealógico, aunque la crítica los asuma con frecuencia como equivalentes y el Diccionario de la lengua española se refiera al estema en términos generales como «esquema de la filiación y transmisión de manuscritos o versiones procedentes del original de una obra» (s. f.-b). Los árboles genealógicos, por ejemplo, se ocupan de las realidades tangibles, mientras solo una parte del estema trata de objetos concretos y la otra se sustenta sobre datos inferidos. Dicho esto, el texto constituido solamente mediante principios estemáticos se asume como un ideal que puede proponer un estado plausible de la obra sin que este se haya materializado alguna vez, dado que su construcción arquetípica se basa en un modelo evolutivo que sustenta sobre la abstracción, no apela a la realidad material (Phillips-Rodríguez, 2010). En consecuencia, visto desde la estemática el análisis de la tradición textual se circunscribe solo a una dimensión interna formada por los distintos estados del texto —independientemente de su manifestación documental— y pasa por alto las condicionantes histórico-culturales de los testimonios y su materialidad tangible, es decir, su dimensión externa. Un estema, por tanto, es un árbol inferencial, provechoso para una visión sinóptica de ascendientes y descendientes, pero por sí solo insuficiente para el análisis multidimensional de variantes.

Mientras el texto reconstruido bajo base lachmanniana y reconocido como arquetipo se considera una versión pura de la obra, las lecciones4 no elegidas durante la constitutio textus son asumidas como degradaciones, sin valor para la tradición textual (Blecua, 1983; Dalmaroni, Miguel (dir.) y Rodríguez, 2008; Fradejas Rueda, 1991; Lucía Megías, 1998; Morocho Gayo, 1982a; Pérez Priego, 1997, 2010; Scotto, 2020; Timpanaro, 1981). El principio del texto ideal desprovisto de errores, «que refleja la voluntad del autor y que no se corresponde con ningún códice o impreso concretos» (Blecua, 1983: 60-61) parte de una presuposición también ideal de un autor modélico, que no se equivoca.

Por su parte, Quetglas (1985) ve la mayor innovación de la estemática —que inicia con Lachmann y se perfecciona continuamente con precisiones y cuestionamientos posteriores— en tomar el error, y no las buenas lecturas, como la base de la relación intertestimonial. Entendido así, para Paul Maas (s. f.) el estema se establece a partir de errores significativos, o sea, aquellos cuya frecuencia avala que no hayan sido copiados de manera independiente. Dentro de estos, los conjuntivos son los que demuestran la relación entre testimonios; y los separativos, aquellos cuyo carácter aislado muestra la independencia entre estos.

Ahora bien, según Bizzarri la preponderancia de la también llamada crítica objetiva o metódicos propició que la estemática comenzara a ser una disciplina en sí misma (2014: 167-180) al tiempo que desencadenó la aplicación indiscriminada y mecanicista de una recensio rígida a textos de naturaleza y tradición diferentes. Clark (1918), por ejemplo, alcanza a percibir el condicionamiento extratextual del número de relaciones posibles, pero lo hace desde una posición reduccionista que niega la validez del examen intrínseco sobre la disposición de cierta cuantía de faltas en los testimonios.

En suma, si bien el principio del texto ideal es fundamentalmente aplicado a la herencia clásica y medieval, para la filóloga argentina V. Scotto «el método estemático y la edición de los manuscritos en función del arquetipo (inalcanzable por antonomasia) constituye un paradigma que se descubre aún hoy como el centro de las preocupaciones de una multitud de académicos que hacen crítica textual» (2017: 1). De ello, resulta de utilidad para la concepción de un enfoque actual el asumir la contrastación entre testimonios como principio básico de trabajo, no limitado a la mera colación y selección de variantes, sino en su esencia crítica. Aunque los textos modernos con frecuencia parten del texto fijado en edición príncipe, el análisis crítico de variantes es un principio esencial para determinar la historia de transmisión de la obra y los accidentes contenidos en ella. Por otra parte, de la estemática se considera conveniente el establecimiento de la relación arbórea entre testimonios, expresada en testigos materiales concretos que puedan estudiarse en sus dimensiones interna y externa.

Principios del texto como producto material estático y cerrado

Por otra parte, si bien la instauración de la recensio supuso un punto de giro sobre el valor de las variantes, algunos críticos cuestionaron la teoría estemática, alegando que afecta la fiabilidad de la obra. En respuesta a la noción del ideal arquetípico, J. Bédier (1913) apuesta por un texto material estático y cerrado, de manera que basa sus presupuestos en la conservación y legitimación de un único manuscrito que debe ser corregido y depurado solo en los errores evidentes. Conocido como el bon manuscrit, este método tuvo amplia difusión en Bélgica y Francia, llegando en esta última a fundar escuela. Entre sus aportes está el de desvincular la figura del copista de la noción de error, aunque algunos ven en ello una negación de la edición crítica (Blecua, 1983; Morocho Gayo, 1981; Pérez Priego, 2010; Trovato, 2014).

Mientras la estemática apela a una reconstrucción diacrónica abocada a una idealización del texto, la propuesta bedierista se centra en un episodio singular de la transmisión, al sustituir la búsqueda del arquetipo por la legimitación de un testimonio material concreto. Esta propuesta, al presentar el texto como producto estático, fue calificada por Cerquiglini de antimétodo, alegando que si bien desde la teoría revaloriza el valor de la copia, en la práctica invisibiliza las variantes (Cerquiglini, 1989). Tiene a su favor, sin embargo, el sustentar su análisis en un testimonio documental tangible, no en un estado ideal.

En el contexto anglosajón se distingue la bibliografía textual, centrada en los estudios de los impresos a partir del principio del copy-text o texto-base. En tal sentido, Walter W. Greg distingue entre las que denomina lecturas sustantivas, que afectan el sentido; y las alteraciones accidentales, que afectan mayoritariamente la forma. Así pues, apunta que, mientras en lo relacionado con las alteraciones accidentales los compositores de imprenta normalmente siguen sus propios hábitos, en las lecturas sustantivas suelen ser fieles a su copia, cuestión que, al obviarse, ha inducido un exceso de confianza sobre el texto elegido como base para una edición (Greg, 1950: 21). Así, asume que la elección entre lecturas debe determinarse por la probabilidad de que procedan del autor y no del gusto individual del editor. En resumen, argumenta sobre la libertad para distinguir las lecturas sustantivas, aunque sugiere que el texto-copia debe prevalecer excepto cuando haya justificación objetiva para enmendar una lectura. Basado en la probabilidad de que en una copia prevalezca lo sustancial y se altere la forma, entonces el texto concebido bajo estos términos solo es sustancialmente auténtico, no formalmente. A los efectos del análisis crítico asumir este principio implica, entonces, que los estudios sobre una obra literaria deberán atender a una cuestión fundamental: solo la edición fascimilar, la edición príncipe, o, en todo caso, la última versión publicada con la anuencia de su autor, podrá ser objeto real de análisis científico.

Otros críticos como Bowers (1964) o Gaskell (1972) asumieron esta propuesta bajo la lógica de que la autoridad para las alteraciones se derivan de una fuente en particular —en la tradición manuscrita la más antigua y en la tradición impresa la edición príncipe— que se considera autoritaria, aun cuando el editor determina en cada situación la autoridad para las lecturas sustantivas. Visto así, las irregularidades de Imprenta podrían justificar que en una edición crítica se enmienden o añadan variantes correspondientes a una segunda edición corregida, al tratarse de revisiones autorales a la edición príncipe; sin embargo, no procedería así en ediciones posteriores, aunque una sea revisada por el autor y las restantes póstumas.

En general, si bien desde la estemática la mirada se centra en el análisis de variantes, coexisten otras posturas invisibilizan el valor de las variantes y abogan por el texto literario como un producto estático que debe limpiarse de deturpaciones accidentalmente introducidas por la Imprenta, todo ello bajo principios que persisten hoy en diversas escuelas de crítica textual, reconocidas como bedieristas. De una parte, niegan el papel activo de la lengua en la variación textual y la influencia contextual sobre el texto; de otra, aciertan al asumir la materialidad de la tradición. En este sentido, la comunión entre la asimilación de la variación lingüística como un proceso contextualmente motivado y la consideración de los testimonios en su existencia histórica y material concreta es un principio básico que permite asumir el análisis de la tradición textual de una obra en sus dimensiones interna y externa.

Reconocimiento del dinamismo textual

Este punto de vista se concreta durante la renovación teórica italiana, que propone combinar la rigidez estemática con el estudio de la tradición textual al concibir cada testimonio como producto de situaciones históricas y culturales, no como mero poseedor de errores y variantes. En su revisión de la teoría maasiana Giorgio Pasquali acepta en cierta medida los criterios de Lachmann, pero lo hace desde la defensa de la esencialidad de la tradición. Entre los elementos notables de sus principios están el de concebir la transmisión como un proceso histórico y el de asumir que la representatividad de un testimonio no está limitada exclusivamente por su antigüedad en la tradición. También llama la atención sobre la naturaleza autoral de ciertas variantes, lo que reconoce la posible existencia de un original estratificado y en movimiento. Con ello, Pasquali (1934) introduce criterios precursores de la filología de autor que se concretan posteriormente a través de la crítica genética y la edición genética, en Italia y en Francia, respectivamente.5

Por otra parte, en la línea teórica de la escuela italiana de la Nueva Filología, especializada en la crítica de la variante o variandística, son valiosas las concepciones de M. Barbi sobre la individualización de los problemas en relación con la tradición, lo que defiende la inviabilidad de un principio universal para su análisis crítico (Barbi, 1938). Así pues, se insta a la especificación y reconocimiento contextual de cada testimonio. Sobre la base de las ideas de la Filología de Autor, especialmente a través de Dante Isella (1987), se desdibujan las fronteras entre los procedimientos puramente filológicos y la crítica, esto, al asumir que la crítica textual debe ser, en sí misma, un acto interpretativo. Para Isella la presentación crítica se orienta hacia una representación interpretativa que privilegie la confrontación de lecciones autónomas, lo que exige la definición de principios y procedimientos establecidos sobre bases propias.

También desde la variandística, con especial atención en el antetexto como expresión del dinamismo textual, Tavani reconoce la necesidad de preservar la fiabilidad textual más allá de fines meramente literarios, al percibir en el texto escrito un elemento vital para la comprensión cabal de la sociedad en la que se produce. Con ello, si bien se refiere al dinamismo interno del proceso creativo, reconoce el papel del contexto en el dinamismo textual y del texto como vía esencial de comunicación; nociones que se acercan a los lineamientos teóricos generales de la lingüística textual. Asimismo, en relación con las problemáticas de textos modernos,6 reflexiona sobre la grave afectación a la integridad de esa tradición textual, en un grado que considera quizá similar al de tradiciones textuales anteriores, como consecuencia de malas políticas de preservación y reproducción, así como por la censura o el desinterés por un análisis riguroso de este corpus. A estas reflexiones se suman otras, como el hecho de que la proliferación de ediciones realizadas sin el acompañamiento de una adecuada experiencia filológica ha desencadenado la propagación de testimonios gravemente adulterados. En este sentido, consciente de la movilidad del texto literario y preocupado por atender a esta situación, argumenta:

El restablecimiento de un texto en su autenticidad, real o presunta, es […] un problema capital en todos los ámbitos: una civilización como la nuestra, basada esencialmente en el «libro», esto es en la escritura, exige que el texto refleje sin excesivas deformaciones el conjunto de convenciones en las que se fundan el contrato social, las ideologías, las tradiciones culturales y la estructura misma de nuestra sociedad. (1989: 14)

Contini, por su parte, supera la perspectiva atomizada de las variantes individuales en favor de una consideración sistémica que distingue a la crítica italiana posterior, bautizada como neolachmannismo. Según su tesis de la difracción el texto se refracta en sucesivas copias mediante un dinamismo por el cual una lectura crea conmutaciones a su alrededor, a partir de sus elementos formales o semánticos. Esto, en un movimiento progresivo que se aleja de la semiosis original y que se considera un fenómeno iterativo dentro de una tradición (Contini, 1986). Para Buzzoni y Burgio lo valioso de este principio a nivel epistemológico es el hecho de centrarse menos en el objeto, o sea, en la identificación/reconstrucción de una «buena lectura», que en el dinamismo interno de la tradición, configurado como un sistema de estructuras bajo tensión (2014). Es así que, frente a una concepción ideal o inamovible del texto, se imponen con mayor fuerza posiciones que insisten en el dinamismo textual, incluso más allá de las tradiciones medievales. El avance teórico del neolachmannismo de un lado involucra la historicidad, y, de otro, supera la perspectiva de una definición textual unívoca. El surgimiento y desarrollo de esta escuela se funda en una sostenida labor desde inicios del siglo xx, con principios basados en el perfeccionamiento de la crítica anterior y en la ampliación hacia otros ámbitos lingüísticos.

Para Dalmanori y Rodríguez uno de los «últimos críticos en contribuir al afianzamiento neolachmanniano» (2008: 105) es Cesare Segre, quien favorece su reconceptualización con fundamentos de influencia estructuralista y concepciones semióticas de la Escuela de Tartu. No se trata para él de un original ideal deturpado en su transmisión, sino de asumir el texto (expresado en cada testimonio concreto) como expresión de una época y público específicos, con valor histórico en sí mismo. Así pues, aboga por el conservadurismo editorial y toma de la dialectología estructural el término de diasistema para referirse a la interacción entre los dos sistemas culturales que entran en contacto en cada testimonio (el del texto modelo y el del copista). La idea de concebir el texto resultante de cada copia como un diasistema que combina el sistema del modelo y el del copista, tanto en los elementos lingüísticos como en el estilo, es uno de los principales basamentos en los que se sustentan las consideraciones actuales sobre la imposibilidad de la reconstrucción lingüística del original a partir del análisis de los testimonios de su tradición textual.

El diasistema del texto, según Segre, resulta de la tensión entre el respeto a la antígrafa (inherente al acto de copia) y la necesidad del copista de reproducir sus hábitos lingüísticos (1979). Visto así, el crítico debe partir de los testimonios, las variantes y los errores como contenedores de unidades estructurales con un sistema propio que se integran a la estructura textual, para asumir el análisis de las variantes desde su sincronía y diacronía. Si bien la filología insiste en las cualidades centrífugas de la tradición textual, para Segre la noción de diasistema visibiliza las fuerzas centrípetas que sustentan cada testimonio, o sea, un sistema organizado (o reorganizado) por la fuerza de la cohesión sintáctica y la estilística, en cuyo centro de tensión no está el original, sino el texto resultante del compromiso entre sistemas. Esto proporciona nuevos criterios para la valoración de las variantes y para la reconstrucción textual: en el sistema de compromiso los elementos de los dos sistemas en interacción se combinan y producen interferencias cuyo origen no es siempre predecible. Visto así, los conceptos de lección equipolente, variante y error se resumen en dos sistemas complementarios presentes en cada testimonio; en primer lugar, las lecciones conservadas, equivalentes al sistema del texto; en segundo término, las lecciones innovadas, correspondientes al sistema específico del testimonio. Para Segre, esta perspectiva supera la pólemica entre lachmannianos y bederianos:

A los bederianos, que defienden lo concreto y documental de cada manuscrito, se puede en efecto mostrar que esta concreción esconde la copresencia, y a menudo el antagonismo de dos o más sistemas, los cuales deterioran las relaciones estructurales del texto. Por otra parte, el concepto de diasistema induce a considerar un poco primitivo el concepto de reconstrucción, más o menos mecánica del texto […], la enseñanza más positiva de estas consideraciones es que la dialéctica entre los sistemas en contacto reproduce los momentos de la historia de las instituciones literarias, solo dentro de la cual la historia de la tradición textual vuelve a encontrar su espacio y su sentido. (Segre, 1990: 62)

Al entender la tradición textual en su relación dialéctica con los contextos se asume la creciente afirmación de examinar el texto —o el testimonio como texto estructuralmente único— unido al contexto pragmático en que se ha producido. También es valiosa su idea de la pluralidad de actitudes comunicativas como característica vital del texto literario, pues, visto así, este es susceptible de una amplia cuantía de segmentaciones en unidades sígnicas en las que se superponen o subordinan múltiples recorridos de sentido, sin una significación última. Sin embargo, no debe obviarse el cuestionamiento de Castillo (2006) en relación con la involuntariedad de esta interacción y su alerta de que el resultado no puede considerarse representativo exclusivamente de un estado de lengua, por considerar la lengua de las copias como falseada o contaminada.

En ese camino transita la filología material, propuesta teórica fomentada por filólogos italianos de la segunda mitad del siglo xx —como Roberto Antonelli (1985)—, que no está centrada en la idea del texto como entidad abstracta y cerrada, sino en la consideración de los aspectos histórico-materiales de transmisión textual con que el texto se actualiza, difunde y es recibido por lectores precisos. Aurelio Roncaglia (1975), por ejemplo, reconoce que cada testimonio editado puede tener una finalidad distinta de acuerdo con su contexto de transmisión, lo que da lugar a la existencia de una pluralidad de textos posibles y legítimos. De este modo, en lo que compete a los principios de la ecdótica, la escuela filológica italiana supera el debate entre lachmannianos y bederianos y asume como perspectiva la atención hacia la materialidad de cada testimonio, junto al análisis filológico tradicional y el análisis lingüístico.

De manera general, Sánchez-Prieto (2006) considera que toda modificación es de carácter lingüístico en cuanto afecta al eje de las simultaneidades o de las sucesiones (sustitución de una forma por otra, modificación del número de elementos o de sus relaciones en la cadena textual, por omisión, adición o transposición). En realidad, solamente la perspectiva metodológica reconstructivista exige distinguir entre los cambios textuales y las variantes de lengua, en tanto solo los primeros pueden, en principio, ser objeto de elección en caso de divergencia entre testimonios o de enmienda en caso de error. Visto de esta forma, la frontera entre lo textual y lo lingüístico marca el límite de la intervención crítica del editor.

Construcción del hipertexto digital

Cerquiglini, por su parte, a partir del concepto de variance,7 ve en el hipertexto digital la solución para la existencia del texto en sus diferentes testimonios. Lo peculiar de su propuesta está en la negación de toda intervención crítica, aun con fines lingüísticos o históricos. Sus postulados, de evidente influencia deconstructivista, persiguen desacreditar no solo la crítica textual anterior sino también las nociones de autor y texto. Así, expresa que la intención de fijar un texto falsea su naturaleza y niega su heterogeneidad y dinamismo. Ve el hipertexto como espacio interactivo y multidimensional capaz de ofrecer toda la información textual y una comparación apropiada de las diferentes versiones8 (Cerquiglini, 1989: 101). Aunque a priori ofrece beneficios al mostrar una visión sinóptica de la tradición de una obra, los postulados reduccionistas de Cerquiglini muestran importantes limitaciones que han sido atinadamente advertidas por críticos posteriores. Al respecto expresan Dalmaroni y Rodríguez:

En primer lugar, su historia de la filología era […] reduccionista y galocéntrica, terminaba con Bédier y parecía desconocer todas las discusiones de la filología italiana de corte neolachamanniano, […] creaba una «cultura de los copistas» suplantando la figura del autor, considerado un concepto moderno […]. El texto como variación existe desde la construcción actual de la crítica, pero es impensable que un lector medieval dispusiera de todo el abanico diacrónico del que hoy disponemos. Leía «el» texto desde «un» testimonio (a lo sumo y excepcionalmente podría disponer de dos), pero ejerciendo una lectura sincrónica. (2008: 103)

Extrapolado a la tradición moderna, esto apela a que la crítica textual no debe ni puede limitarse a la recolección y presentación sinóptica de variantes, en tanto corresponde al investigador, desde el análisis objetivo de la tradición textual correspondiente, ofrecer un juicio de valor crítico sobre la naturaleza, valía y consecuencias de la variabilidad textual.

Entre los adeptos a Cerquiglini destaca la Escuela de Lingüistas Históricos de Francia, con los estudios de J. Roudil (1989) y su propuesta de la edición sinóptica experimental. En esencia, esta propuesta aboga por la individualidad de los testimonios y por analizar la multiplicidad con que una obra se difunde en los múltiples contextos de transmisión de su tradición. Para ello, destaca el valor de elementos intratextuales, señaladores del dinamismo continuo de la copia; e intertextuales, determinadores de las ocasiones en las que el texto se dice y se redice. Aunque estas concepciones superan el idealismo recurrente de la edición crítica, desde un punto de vista científico es poco práctica para otros acercamientos especializados a la literatura, si bien permiten la valoración del texto como testimonio de la lengua.

La variación de textos literarios en su transmisión desde la tradición hispánica

Ahora bien, dada la incorporación tardía de la zona hispanohablante a las reflexiones en torno a este tema, las propuestas teóricas de la región dan muestras de un profuso eclecticismo teórico y procedimental que asume como punto de partida la adhesión, declarada o no, a diversos presupuestos de la tradición no hispanohablante. Dicho lo anterior, el objetivo de este apartado es colocar en perspectiva las posiciones de la tradición hispanohablante en relación con el tema.

Durante el siglo xix la filología española no representó un aporte teórico para el desarrollo y auge de la crítica textual en Europa. Los historiadores se refieren a las décadas iniciales del siglo xx como el momento de fundación de las primeras escuelas de filología clásica en territorio ibérico, apegadas todas a los fundamentos estemáticos. Tal es el caso de la escuela de Salamanca, encabezada por Antonio Tovar; la de Madrid, con filólogos como Manuel Fernández-Galiano, José Alemany y Luis Gil; y la escuela de Barcelona, con las labores de Mariano Bassols y Mariné. En materia de ecdótica destacan las labores de la Escuela de Filología Española encabezada por Ramón Menéndez Pidal, más interesada en la profusa elaboración de ediciones críticas de obras de la Edad Media y del Siglo de Oro español que en las reflexiones teóricas, a tal punto que para Bizzarri hasta 1980 la edición de obras romances se basó pura y exclusivamente en una práctica (Bizzarri, 2014: 169). Dentro de los filólogos que formaron parte de la escuela pidaliana se encuentran A. G. Solalinde, Tomás Navarro Tomás y Américo Castro.

Menéndez Pidal y sus pupilos profesaron oposición a los principios de Lachmann, sobre el presupuesto de la pervivencia de los textos en sus variantes; labor que enfocaron hacia superar la rigidez metodológica positivista y hacia una búsqueda de la interpretación cultural de los pueblos. Para Abad «el sentido general más característico de la obra lingüística que cumplieron Menéndez Pidal y sus discípulos directos fue el de la falsación del positivismo estricto mediante la apelación a los factores históricos, culturales, de serie literaria, etc., que inciden en la historia idiomática» (Abad Nebot, 2010: 92). De manera general, se percibe en sus postulados una posición neotradicionalista identificada con Pasquali, atenta a la tradición textual como fenómeno cultural. Para Américo Castro «la filología es una ciencia esencialmente histórica; su problema consiste en prestar el mayor sentido que sea dable a los monumentos escritos, reconstruyendo los estados de civilización que yacen inertes en las páginas» (Castro, 1924: 176). Por otra parte, en apego a la estemática, asumen la fijación textual arquetípica, enfocada fundamentalmente en la reconstrucción de la lengua de un autor, de una época o región correspondientes. Asimismo, reconocen la existencia de las variantes de autor y de originales estratificados; situaciones en las que, según Castro, «lo que procede es determinar la relación en que se hallen entre sí las distintas copias, sin lanzarnos a reconstruir un quimérico arquetipo» (Castro, 1924: 195). Bajo la influencia de esa generación se perciben posteriormente experimentaciones sobre la validez heterodoxa de distintos métodos o enfoques europeos. Así, la labor crítico-editorial de Rafael Lapesa apunta hacia la noción del texto fidedigno o texto crítico, no con un fin puramente ecdótico sino como forma de descubrir el sentido original de los textos desde una visión lingüístico-literaria, de analizar la variación sincrónica y diacrónica de la lengua y de obtener con ello una caracterización de la cultura y lengua españolas (Lapesa, 1987).

Asimismo, la influencia italiana se percibe en las labores de G. Morocho, quien sostiene que las variantes tienden hacia un deterioro continuo, de ello que su análisis se sostenga en la consulta directa de las fuentes y en la búsqueda de un conocimiento profundo de la historia de transmisión de cada tradición textual (Morocho Gayo, 1982b: 6). Filólogos como José Manuel Blecua, Emilio Alarcos, Manuel Alvar, Diego Catalán y Fernando Lázaro Carreter prestan interés a una crítica textual que ofrezca perspectivas de análisis específicas para textos de tradiciones manuscrita o impresa, sin que ello suponga una oposición tajante entre sus principios; abocados hacia una influencia neolachmannista de apego a la tradición textual, con profusas labores en materia de ecdótica pero sin aportes teóricos de interés.

En cuanto a los presupuestos de la crítica textual clásica sobresale Alberto Blecua (1983) —con el primer manual en el contexto hispánico— que se pronuncia por una posición neolachamanniana o translachmanniana y que se convierte en punto de referencia en la zona hispanohablante. Blecua aboga por el rigor científico en la preparación del texto crítico, aunque en términos generales asume lineamientos de los neolachamannistas anteriores, especialmente los de la teoría continiana. No obstante, advierte sobre la dificultad de adecuar una teoría germinada de la praxis editorial de textos clásicos para su aplicación en tradiciones de otra índole y reconoce la oportunidad de asumir el carácter experimental de la crítica textual como una disciplina que solo establece postulados generales nutridos de una experiencia plurisecular. Asimismo, hace incapié en su valor documental —para Blecua entendido su fin último como el de la edición crítica— por su cualidad, según él, para ofrecer de una parte la fijación textual (carácter estático) y de otra la historia del texto en su transmisión (carácter dinámico).

Al manual de Blecua se unen los de Fradejas (1991), Bernabé (2010) y Pérez Priego (1997, 2010). Bernabé, por ejemplo, apunta hacia la noción clásica de devolver el texto a su forma originaria, aunque con una notable influencia del pensamiento de Pasquali, percibida en el énfasis en la tradición textual. Además, destaca su criterio de que el objeto de la crítica textual no se supedita al oficio ecdótico y que «se elabora naturalmente sobre bases científicas, pero no es una ciencia exacta, por más que muchos autores hayan pretendido convertirla en tal, sino un arte, cuyas directrices no se extraen tanto de postulados teóricos […] como de una experiencia […] sobre casos específicos» (Bernabé Pajares & Hernández, 2010: 1). En términos generales aboga por evitar la aplicación rígida de postulados generales y atender a las condiciones específicas que cada tradición textual exponga.

La transmisión de los textos hispánicos tempranos, conservados predominantemente en un único manuscrito, así como el escaso eco del positivismo en la península, cuentan entre las causas atribuidas al menor desarrollo de la crítica textual en España en comparación con el de otros países europeos, como Francia o Italia. Tanto es así que, para finales del siglo xx, filólogos como Sánchez-Prieto consideraban que «los textos medievales castellanos no han sido editados con el rigor que los de otros ámbitos románicos o, sencillamente, no han sido editados» (1996: 19). Hecho atribuido, también, a la tardía institución del lachmannianismo, de amplia aceptación en Italia y tempranamente criticado por Barbi.

Desde una línea de influencia italiana, Pérez Priego (2018) distingue en la zona peninsular actual la pervivencia de tres líneas: en primer término una crítica relacionada con la filología de autor; en segundo lugar una gran extensión de la genética francesa, aplicada a textos contemporáneos, aunque vinculada más a la ecdótica que al estudio propiamente crítico-genético o a la edición independiente de documentos pretextuales —los estudios de génesis generalmente se conciben en territorio hispánico como auxiliares a una ulterior edición crítica, sin una presencia notable de investigaciones que centren su interés en materiales pretextuales o manuscritos inéditos—; en tercer lugar, un apego a las nociones de la filología digital, específicamente en las consideraciones sobre la crítica hipertextual. Esto último, sobre todo a partir de José Manuel Lucía Megías (2002) y su propuesta de la edición hipertextual: una presentación interactiva en línea que a la par del texto establecido muestra sus facsímiles, las transcripciones y sus fuentes, lo que supone un lector activo capaz de hacer su propia elección de variantes. Otro paso de avance ofrece Rubio Tovar (2004), cuyos aportes radican en el interés por vincular la ecdótica con la semiótica, la hermenéutica contemporánea y las humanidades digitales. Además, distingue un creciente interés por el análisis de testimonios textuales concretos, más allá de su consideración como meros portadores de errores y variantes, en los que toman valor científico su materialidad e historia de transmisión. También es creciente la preocupación por la filología material, enfocada en investigar los componentes históricos, teóricos y técnicos relacionados con la transmisión de los textos impresos.

Asimismo, destaca la labor de Francisco Rico al frente del Centro para la Edición de los Clásicos Españoles (CECE), centrada en ediciones críticas de rigor filológico y con una postura alejada de la estemática, al considerarla inapropiada para enfrentar los problemas de los textos impresos. Rico asume los postulados de la bibliografía textual y niega la validez del concepto de error para el análisis de los textos romances. En sentido general, considera que «la fascinación de la estemática ha sido de hecho un obstáculo para la exploración de otros horizontes, y, en particular, para la observación adecuada del territorio más feraz de las letras europeas, de los libros más vivos y por ende más necesitados de una ecdótica cabal» (Rico, 2004: 11-12). Para Bizzarri (2014) el rechazo de Rico al rótulo de crítica textual por el de ecdótica, tal vez es un indicio de que a este no le importa tanto el método en sí mismo como el texto editado, lo que supone un interés por problemas tales como la tipología de los errores de imprenta, las intervenciones de los correctores, los grabados, las variantes de autor o de bibliografía. Rico considera a la crítica textual europea «uno de los artefactos más admirables que han producido las artes de la humanidad» (2020b: 58), para Bizarri:

es una disciplina venida del extranjero, un inmigrante en tierras hispánicas. Inmigrante, sí, pero inmigrante ilustre que poco a poco ha sacado carta de ciudadanía. En la medida en que esta disciplina asuma las problemáticas de los textos hispánicos, ella dejará de ser algo ajeno para transformarse en patrimonio del hispanismo. Este será uno de los tantos desafíos de los hispanistas del siglo xxi. (Bizzarri, 2014: 177)

Los aportes latinoamericanos a la crítica textual

En este panorama general, la influencia en Latinoamérica se constata a partir de las labores de Amado Alonso al frente del Instituto de Filología de Buenos Aires, que favoreció el desarrollo de la ecdótica en Argentina asociada a textos peninsulares y supuso una base para la posterior labor en ese país del Seminario de Edición y Crítica Textual (SECRIT) fundado por Germán Orduna en el año 1978. SECRIT priorizó los postulados neolachmannianos y dio lugar a la fundación del anuario Incipit, revista sobre crítica textual hispánica que renovó el interés hacia los principios de la bibliografía material.

Para Dalmatori y Rodríguez (2008: 111) se debe a Orduna la inserción de Argentina en la crítica textual. Orduna contrasta el método neolachmanniano de Blecua con la perspectiva del SECRIT, interesado en los aspectos codicológicos y de historia textual como punto de partida metodológico. Es así que aboga por la reconstrucción actualizada del acto de comunicación implícito en el original o el arquetipo, sin que por ello la construcción estemática sea vista como un resultado obligatorio sino como un instrumento para el análisis de variantes. Según él, la edición crítica oscila entre la posición heraclítea y la parmenídea. Desde esta última el editor actuaría como mediador entre el texto y el destinatario colectivo y la edición crítica reduciría la especificidad de la obra a su adecuación a la idea del objeto textual contemporáneo. En cambio, considera que la exigencia de un texto dejado al arbitrio del lector (postura heraclítea) desconoce la naturaleza misma de la filología o el deseo tácito de su anulación como ciencia de los textos (Orduna, 2000: 11). En su noción de la collatio externa Orduna (2005) promueve el interés por las partes constitutivas de un texto (prólogos, capítulos, tablas), resultados que se relacionan comúnmente con la historia textual. Visto así, aunque estas partes no tienen en sí mismas el valor que la crítica otorga a los resultados obtenidos del cotejo entre lecciones, sí los complementan y les brindan solidez, al ofrecer información sobre la transmisión y la recepción textuales.

Aun cuando filólogos anteriores a él habían presentado sus consideraciones sobre la necesidad de atender a los elementos intratextuales y extratextuales, Orduna expone la transmisión de los textos como un proceso activo que se transforma en cada nueva copia, de ahí su noción de texto en el tiempo. Para Lucía Megías (2019) es este uno de los pocos aportes teóricos realmente valiosos de la ecdótica hispanohablante a los postulados generales de la crítica textual, con lo cual considera que Orduna completa una tríada que abre el camino hacia la verdadera hermenéutica de la tradición textual: cambios externos (collatio externa), cambios en sus lecturas (diasistemas) y cambios en sus errores (difracción). De esta forma el eclecticismo teórico y procedimental que se impone en la crítica textual de tradición hispánica constituye una ganancia de esta última con respecto a la escuela italiana.

Por su parte, el proyecto Archivos supuso un punto de giro en la intención de reconstruir, a partir de los presupuestos de la disciplina, el canon de la literatura latinoamericana del siglo xx, con la peculiaridad de proponerse construir de forma paralela un canon crítico. A este último Élida Lois se refiere como un «modelo abarcador que se propone dar cuenta del proceso de escritura de un texto (crítica genética), registrarlo en su presunto estadio final (crítica filológica) y analizar su armado y su recepción en el marco de un proceso histórico-cultural (crítica literaria y sociológica) (Lois, 1997: 135). Este proyecto plantea una intervención integral que rescate y ponga a disposición pública materiales de interés para la literatura, inicialmente limitados al área iberoamericana y luego extendidos a los países caribeños y suramericanos de habla inglesa y francesa. Su concepción como proyecto internacional e intercontinental multidisciplinario patrocinado por varios gobiernos de Europa e Iberoamérica sitúa a la región latinoamericana en franca ventaja, desde el punto de vista teórico y metodológico, para el aporte de enriquecedoras lecturas de alcance filológico. Así es que trazó una línea de acción con la propuesta de aunar dos concepciones hasta el momento divergentes, tanto desde el punto de vista histórico como epistemológico: de un lado, la propuesta italiana de la crítica de la variante, con Tavani como portavoz principal; y, de otro, la postura de la crítica genética francesa, representada en la figura de Louis Hay.

Más allá de las diferencias sus investigadores desarrollaron una línea de acción propia que, según Segala, «ha llegado a convertirse hoy en un laboratorio donde el hecho literario es considerado desde su génesis hasta su recepción y discusión múltiple, y constituye un patrimonio analizado simultáneamente por todos sus utilizadores potenciales» (1999: 147). El proyecto asume un esquema-tipo a través de una investigación crítico-genética encaminada hacia un diálogo entre escuelas, disciplinas y posiciones críticas. Constituye una propuesta de integración entre diferentes tradiciones textuales que se reconozcan como patrimonio regional común. En el contexto brasileño, por ejemplo, desde 1994 la revista Manuscrítica se ha convertido en una continua difusora de investigaciones sobre genética textual. Asimismo, el desarrollo de las nuevas tecnologías amplió su alcance al potenciar la creación de un hipertexto que ofrece la visualización dinámica de un discurso no secuencial, concebido en la presentación hipertextual el trazado de una ruta donde convergen posiciones teóricas tradicionalmente divergentes en favor de un producto dinámico de mayor valor hermenéutico. A partir de la influencia de Ana María Barrenechea, iniciadora en la región de los estudios crítico-genéticos y una de sus mayores difusoras, Élida Lois concreta desde la línea del análisis crítico del discurso la elaboración de múltiples textos teóricos y metodológicos para el análisis e interpretación de los materiales pretextuales y su papel en lo que considera la presentación crítica integral de una tradición textual específica.

En el terreno de la ecdótica las últimas décadas se caracterizan en Latinoamérica y el Caribe por un interés en ediciones críticas que siguen dos esquemas fundamentales. De un lado, la crítica-genética, con distinciones metodológicas específicas para el corpus textual regional; de otro los que, además del texto fijado, se interesan por el estudio filológico previo, correspondiente a las etapas de análisis establecidas por la crítica textual de postura neolachmanniana. Así, los investigadores latinoamericanos han continuado una línea de la edición crítico-genética asociada fundamentalmente a textos contemporáneos de la región pero desde un eclecticismo teórico y procedimental, que desde Orduna se ha percibido como una ganancia para el desarrollo de la disciplina. Salvo excepciones que apuntan hacia problemáticas de una tradición determinada, de manera general estas investigaciones no se interesan por aportes teóricos sino por un trazado procedimental adecuado a las especifidades de cada análisis.

Destacan en esa línea filólogos colombianos como C. Córdoba y M. Solanilla (2015), y María V. Echeverri (2020) con propuestas interesadas en el análisis de materiales pretextuales, textuales y postextuales de obras literarias relevantes dentro de esa nación. Asimismo, en el contexto mexicano, destaca el volumen titulado Crítica textual: un enfoque multidisciplinario para la edición de textos (2009) que recoge desde diferentes perspectivas las principales problemáticas de la crítica textual de ese territorio, en relación con el análisis crítico de su tradición literaria. De manera general, tanto unos como otros buscan la fijación textual, pero desde la comprensión de la obra como producto cultural.

Por su parte, Riquelme (2006) enfatiza la necesidad de diferenciar entre los problemas de la tradición peninsular y los del ámbito hispanoamericano, atendiendo a que la tradición textual americana y los contextos culturales en los cuales se desarrolla exigen la asimilación de posturas teóricas y procedimentales particulares. Aun cuando la presente investigación se enfrenta a la tradición textual de una obra con circunstancias de producción, edición y divulgación diferentes a las que enfrentó la filóloga chilena antes mencionada, sus consideraciones hacen volver la mirada hacia algunos de los planteamientos analizados y que vale la pena destacar. En esencia, defiende la necesidad de que las investigaciones de crítica textual sean consecuentes con una perspectiva multifactorial, que analice una tradición textual en su conjunto, atendiendo a elementos externos, a los de la lengua y estilo en que se produce cada copia, así como a las condiciones de impresión y divulgación. Dicho así, corrobora para el contexto hispanoamericano lo que en otros contextos se había reconocido: más allá de posturas o procedimientos rígidos es la tradición textual específica de una obra la que determina la postura científica desde la cual debe enfrentarse su análisis crítico.

Aunque los últimos años dan muestras del interés de los filólogos españoles por el análisis crítico de la tradición hispanoamericana colonial, falta por ver que esta disciplina gane terreno en la América hispanohablante, de manera que desde la propia región se emprenda la reproducción de su patrimonio escrito. En sentido general, cada día se percibe más conciencia de que solo el análisis multidimensional de los textos desde disímiles perspectivas puede mostrarlos en toda su complejidad.

La crítica textual en el contexto actual de las Humanidades Digitales

Finalmente, el auge tecnológico actual propicia el desarrollo de una nueva rama de la crítica textual, renovadora de las concepciones anteriores e insertada en el contexto epistemológico de las Humanidades Digitales. En esta línea, que explora las tecnologías informáticas para el procesamiento mecánico de la recensio, cuestión que se ha estado explorando desde hace más de medio siglo a partir de las nociones de Joseph Carl Robnett Licklider y Douglas Engelbart, y que en la década de 1970 conduce a Jean-Paul Benzécri hacia la exploración sobre la eficacia del uso de algoritmos matemáticos. En esta línea, los procesadores de texto e instrumentos de indexación han conducido a la elaboración de muchos corpora y listados de concordancias, al tiempo que han demostrado eficacia en la atribución autoral de textos anónimos. Tal es el caso del proyecto Electronic Hêliand iniciado en Venecia en 2006, que apela a herramientas informáticas para la construcción de un entorno hipertextual interactivo. Así, el resultado es un texto reconstruido críticamente a partir de los principios de la movilidad textual y la legibilidad de sus representaciones al tiempo que integra la noción de diasistema definida por Segre. Para los efectos de un estudio de la tradición de textos modernos es aportador asumir como objeto de análisis la variabilidad textual, superando la dicotomía entre la reconstrucción arquetípica y la legitimación de un testimonio concreto.

Sin embargo, es conveniente distinguir entre la publicación digital de un texto y la filología digital, que constituye una perspectiva para el análisis crítico y/o genético de una tradición textual determinada. Las humanidades digitales, en sentido general, asumen como máxima que la inteligencia artificial es capaz de reemplazar en parte la labor del crítico textual en lo concerniente a la colación, al análisis y selección de variantes y hasta en la presentación sinóptica del resultado. Sin embargo, pese al auge tecnológico son aún escasas las labores de esta naturaleza producidas fuera de los axiomas convencionales, más allá de sus disímiles postulados teóricos. La variación terminológica resultante de las tecnologías digitales conlleva, a su vez, una revisión de la crítica textual tradicional y de la ecdótica, tanto para los que ven en la era digital una revolución de los cimientos de la disciplina como para los abogan por una continuación.

En esta línea algunos autores proponen como perspectiva de la crítica textual digital aquella que apela a la inteligencia artificial para la obtención de resultados innovadores. Así, consideran que al asignar a la tecnología las labores más repetitivas y agotadoras de la colación, el análisis y selección de variantes, y aprovechar las ventajas del hipertexto en la visualización de los resultados, se puede optar por una presentación crítica que considere cada mínima variación en su valor autónomo y elimine el sesgo del filólogo tradicional en cuanto a variantes «insignificantes». Algunas de las concepciones que se han propuesto en esta línea de la ecdótica digital apelan a la teoría biologicista del análisis filogenético para el establecimiento de las relaciones entre las variantes (Baret et al. 2006), al análisis estilístico para la atribución de autoría (Dalen-Oskam y van Zundert 2007), a la minería de datos a gran escala o a la aplicación de técnicas de lectura distante (Moretti 2005).

Estas posturas se sustentan en el criterio de que las fuerzas complementarias del hombre y la máquina permiten lograr resultados superiores a los producidos por cualquiera de ellos de forma independiente (Robinson, 2004). Otras concepciones en esta línea de la ecdótica digital reavivan las teorías de Dom Henri Quentin (1926) sobre su consideración de errores y variantes en el trazado genealógico de los manuscritos, apelan a la teoría biologicista del análisis filogenético para el establecimiento de las relaciones entre las variantes (Macé et al., 2006), al análisis estilístico para la atribución de autoría (van Dalen-Oskam & van Zundert, 2007), a la minería de datos a gran escala o a la aplicación de técnicas de lectura distante (Moretti & Mosconi, 2015).

Actualmente, la edición digital académica —término que resulta un calco de la digital scholarly edition— aunque plantea dudas sobre las diferencias entre esta y lo que Rico considera la «edición crítica a la europea» (Rico, 2020b: 58), combina los fundamentos esenciales de la crítica textual, esto, al presentar en el hipertexto el aparato codicológico necesario para la comprensión de las conexiones intratextuales e intertextuales de una tradición. Aunque sus resultados todavía son discretos, pues su realización requiere de una intervención interdisciplinar, la noción actual de hipertextualidad digital pone en tela de juicio algunos de los elementos básicos caracterizadores del concepto texto, ya que un documento hipertextual no tiene una sucesión temporal definida, principio ni fin. Esto modifica la conceptualización de elementos esenciales dentro de la textualidad, como pueden ser, por ejemplo, la cohesión y coherencia.

CONCLUSIONES

A partir de una revisión crítica de los principales posicionamientos teóricos relación con el análisis de la variación lingüística en la tradición textual directa de textos modernos se puede percibir, en primer lugar, que persiste aún un ecleticismo teórico y procedimental que toma de la filología clásica sus principales núcleos conceptuales, creados inicialmente para el estudio de otros tradiciones literarias, para el análisis de tradiciones de textos modernos, lo que no siempre conduce a una visión holística de los fenómenos.

En cuanto a sistematicidad y evolución, en el contexto hispanohablante se produce una incorporación tardía a la praxis filológica de esta naturaleza, con una preferencia por las concepciones bederianas o neolachmanianas de rechazo al valor autónomo de las variantes, según referencias de destacados filólogos españoles, como Blecua (1983), Lucía Megías (1998), Morocho Gayo & Molina (2004) y otros. Asimismo, otro grupo de filólogos peninsulares, entre ellos Javier Lluch Prats (2007), advierten sobre lo que consideran una falta de diálogo entre las escuelas filológicas europeas y Latinoamérica, pese a que esta última, especialmente con la filología argentina y el programa Archivos, ha desarrollado una metodología con basamentos genéticos para la edición crítica de textos latinoamericanos contemporáneos.

En las últimas décadas se aprecia un progresivo interés por la crítica textual en varias zonas de Latinoamérica, que han ofrecido sustanciales contribuciones en la presentación crítica de obras notables para la historia literaria regional, con labores fundamentalmente enfocadas hacia la fijación textual. Desde el punto de vista teórico-metodológico se evidencia también una asimilación creciente del valor de las variantes, aunque predomina su consideración como soportes materiales que sustentan la restitución textual. Destacan en esta línea los estudios de Carvajal Córdoba (2015), Carvajal Córdoba & Mejía Solanilla (2015) y Riva (2018), asimismo, se constatan labores de crítica genética aplicadas de forma predominante a textos modernos (Lluch-Prats, 2007, 2012). De manera general, aunque la edición y crítica genéticas encuentran en Brasil su mayor defensor dentro de la región latinoamericana, en cuanto a labores particulares de crítica textual destaca Argentina, que ha ejercido una notable influencia sobre los estudios filológicos en México, Colombia y Chile, con un predominio de investigaciones de orientación crítico-editorial.

Por otra parte, el avance de las tecnologías digitales ha impuesto un cambio de foco de la filología tradicional hacia la filología material, en tanto las ediciones académicas digitales permiten como nunca antes la presentación crítica de los textos en su multiplicidad de variantes. Pese a ello, de acuerdo con las declaraciones de Riva (2018), la disciplina continúa generalmente supeditada a fines ecdóticos, sin un interés filológico en sí mismo. De tal forma, la actualización de los métodos de la crítica textual compete generalmente a editores, en tanto se conciben meras herramientas para la ejecución más conveniente de la ecdótica. En este sentido, es insuficiente la conciencia sobre la pertinencia del uso de técnicas de colación entre testimonios como fase procedimental preliminar al estudio científico de un texto literario, así como de la consulta conveniente de la edición príncipe o facsimilar, o de los paratextos y pre-textos correspondientes, ante la ausencia de una edición crítica.

Estos posicionamientos ofrecen consideraciones de interés para la concepción de las variantes en su autonomía, entendidas como expresiones resultantes de la multiplicidad textual con valor en la construcción de la tradición directa de los textos. Estas posturas permiten desplazar la visión canónica de la reconstrucción o fijación textuales hacia una postura centrada en el valor lingüístico, histórico y cultural de atender a los comportamientos del dinamismo de los testimonios en la tradición textual directa de una obra literaria. En este sentido, las humanidades digitales han ofrecido una nueva perspectiva que parte de la concepción de un hipertexto contenedor de la totalidad de las variantes y testimonios de un texto, en su versión tanto facsimilar como digitalizada.

Incluso con el auge de la inteligencia artificial, todavía sus resultados son discretos, sobre todo porque implica un cambio de paradigma, que debe pasar un primer lugar por la superación de la subsistencia de procedimientos clásicos para el estudio de tradiciones textuales modernas. Además, su desarrollo actual —y la insuficiencia de estudios de esta naturaleza en algunos contextos— también está determinado por el hecho de que su realización requiere de una intervención interdisciplinar y transdisciplinar, que exige la mayor parte de las veces la comunión de intereses de un equipo de investigación con competencias en diferentes áreas del conocimiento, entre las cuales no siempre es fácil asumir derroteros comunes.

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Datos de los autores

Aliney Santos Gallardo (1984, Remedios, Cuba). Licenciada en Letras por la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV, 2007). Máster en Cultura Latinoamericana por el Instituto Superior de Arte (ISA, 2011). Doctora en Ciencias Linguísticas por la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV, 2007)Actualmente es profesora del Departamento de Lingüística y Literatura en la UCLV.

Miriel Martín Mesa (1974, Placetas, Cuba). Ingeniero Mecánico por la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV, 1998). Máster en Computación aplicada, especialidad programación por la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV, 2006). Actualmente es profesor de la Dirección de Informatización, administrador de redes y sistemas y especialista en sistemas de supercómputo.

Cómo citar este artículo: Santos, A.; Martín, M. (2025). La variación lingüística en la transmisión directa de textos modernos: de la estemática clásica a las Humanidades Digitales. Islas, 67(210): e1434.

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ISSN: 0042-1547 (papel) ISSN: 1997-6720 (digital)

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  1. Textus receptus se refiere al texto griego publicado del Nuevo Testamento utilizado como base para las traducciones de la Biblia en el período de la Reforma. Su principio se basa en la reproducción de un único texto que se considera mayoritario.↩︎

  2. La editio vulgata o edición divulgada toma su nombre de la edición vulgata de la Biblia y se refiere al principio de tomar como base para la reproducción la edición más difundida de una obra.↩︎

  3. La recensio es la búsqueda de testimonios del texto. Se denomina también recensio al conjunto de operaciones de la collatio, la eliminatio codicum descriptorum y la clasificación de materiales. El segundo momento es la emendatio, que consiste en la corrección de los errores paleográficos o pasajes deteriorados. En esta fase, según Lachmann, es imprescindible apelar a las preferencias lingüísticas y estéticas del autor, el usus scribendi, para restablecer el texto por la vía de la divinatio. Los filólogos posteriores distinguen en la crítica conjetural las siguientes fases: interpungere (puntuación conforme al uso moderno); mutare (restitución de las letras alteradas en la obra y que forman palabras sin sentido contextual); transponere (alteración del orden de las palabras en el texto viciado); delere (supresión de palabras o frases que no son del autor, sino de algún anotador o copista); y supplere (completar conjeturalmente lagunas y pasajes).↩︎

  4. En la crítica textual se asocia el término lección a un pasaje específico o fragmento que puede determinarse como una unidad.↩︎

  5. En sentido general, la genética del texto y la crítica genética centran su interés en el antetexto, con la distinción de que la primera se ocupa de la variación textual desde el contexto privado hasta el producto público y la segunda desde las primeras correcciones hasta el producto último. Así, la edición genética asume una línea teórica desligada del interés filológico por la preservación de la autenticidad textual o su reconstrucción y se interesa por el proceso de gestación y concreción documental de la escritura. La genética otorga el mismo valor a todos los materiales, en tanto son elementos que documentan los diferentes estadios redaccionales; la crítica genética acude al antetexto por su valor para determinar la legitimidad de una variante durante la colación. En resumen, a la genética interesa el proceso de gestación, la crítica se preocupa por la autenticidad textual. La critique génétique francesa centra su objeto de estudio en el dossier genético y sus principios de trabajos se desligan en gran medida de los intereses filológicos de la ecdótica. Atendiendo a ello no se considera necesario para esta investigación una exposición crítica de sus postulados, aun cuando en un momento posterior será oportuno apuntar su influencia en el ámbito iberoamericano en relación con la crítica genética hispánica, específicamente a través del diálogo entre la postura científica del genetista francés Louis Hay y del filólogo italiano Giuseppe Tavani. Una acertada indagación sobre las diferencias y similitudes entre la edición genética y la crítica textual puede consultarse en: (Ramírez, 2009).↩︎

  6. Entiéndase como tal los textos producidos del siglo xix en lo adelante.↩︎

  7. El concepto de mouvance o variance fue formulado por Paul Zumthor en su estudio sobre la poesía francesa medieval, Essai de poétique médiévale al notar el contraste entre los textos relativamente fijos que se encuentran en los manuscritos de algunos poetas franceses de la Baja Edad Media (Charles d'Orléans, Guillaume de Machaut) y la combinación medieval mucho más común de anonimato autoral (o casi anonimato) y un alto nivel de variación textual. Usó el término mouvance para describir esta movilidad textual y argumentó también que el anonimato y la variación textual estaban conectados, dado que las obras vernáculas medievales normalmente no se consideraban propiedad intelectual de un solo autor, y podían ser reelaboradas indefinidamente por otros, pasando por una serie de diferentes états du texte. Es así que define como anacrónico el interés moderno en reconstruir el original autoral de una obra medieval como la única versión legítima del texto por considerar que este fin desconoce la mobilité essentielle du texte médiéval (Zumthor, 1972: 71-72).↩︎

  8. Esta teoría se apoya en la variabilidad textual característica de la Edad Media y sería inapropiado considerar que ello puede extrapolarse totalmente a la tradición de los textos modernos; sin embargo, sí concibe algunos principios que es oportuno considerar en relación con las directrices de la disciplina.↩︎