ISLAS, 66 (209): e1422; septiembre-diciembre, 2024.
Recepción: 01/04/2024 Aceptación: 11/07/2024
Artículo científico
Situación inicial u orientación. Breves apuntes de su comportamiento en relatos conversacionales de hablantes de la ciudad de Santiago de Cuba
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Initial situation or orientation. Brief notes on its behavior in conversational narratives of speakers from Santiago de Cuba
Tania Ulloa Casaña
Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
ORCID: //https://orcid.org/0000-0002-6986-0944
Correo electrónico: tania@uo.edu.cu
RESUMEN
Introducción: La situación inicial u orientación, es la parte de los relatos conversacionales que define el tema o punto de la historia e identifica el tiempo y lugar donde sucedieron los hechos que se cuentan.
Métodos: El método hermenéutico, con herramientas del análisis lingüístico del discurso, se utilizó en la investigación para la elección y enfoque de la metodología, así como para la interpretación de la muestra, pues se estudia la lengua en uso y su consideración resulta esencial en una investigación de corte pragmático.
Resultados: Se presenta un análisis puntual que toma en cuenta las peculiaridades del tipo de texto analizado para el estudio del fenómeno lingüístico observado y su adecuación a la situación comunicativa concreta lo que favorece la posibilidad de confrontación con acercamientos semejantes que se realicen en otros espacios geográficos los cuales permitirán hacer generalizaciones acerca del comportamiento descrito.
Conclusiones: La percepción espacial permite la adopción de un determinado anclaje referencial para cada relato conversacional, el cual se encuentra condicionado por el objetivo argumental de la historia, el entorno físico que se describe y las experiencias particulares de su productor.
PALABRAS CLAVE: relatos conversacionales; situación inicial; estrategias sintácticas; expresiones deícticas
ABSTRACT
Introduction: The initial situation, or orientation, is the part of conversational narratives that establishes the topic or point of the story and identifies the time and place where the events occurred.
Methods: The hermeneutic method, incorporating tools from linguistic discourse analysis, was used in the research to guide methodological choices and focus, as well as for sample interpretation. The study considers language in use, which is essential for research with a pragmatic orientation.
Results: A specific analysis is presented, taking into account the specific characteristics of the analyzed text type for studying the observed linguistic phenomenon. This approach ensures the adaptation of the findings to the specific communicative situation, allowing comparisons with similar studies conducted in other geographic locations, which can enable generalizations about the described behavior.
Conclusions: Spatial perception allows for the adoption of a specific referential anchorage for each conversational narrative, which is influenced by the story’s argumentative objective, the described physical environment, and the personal experiences of the narrator.
KEYWORDS: conversational narratives; initial situation; syntactic strategies; deictic expressions
Concepción y/o diseño de investigación:
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Adquisición de datos:
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Análisis e interpretación de datos:
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Escritura y/o revisión del artículo:
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En el desenvolvimiento histórico de las diferentes culturas, «narrar» es una forma de comunicación y simbolización propia de los seres humanos, en cuyo tratamiento confluyen diversas problemáticas —socio-culturales, psicológicas y lingüísticas— que permiten concebirla como una capacidad derivada del lenguaje (Gutiérrez, 2001). Desde una perspectiva socio-discursiva las narraciones orales, son consideradas producciones textuales situadas en las que se integran el plano lingüístico, el textual o enunciativo y el situacional o social (García-Azkoaga, 2010). En otros casos, se reserva el término narración oral para los textos que responden a rasgos culturales de la región de origen que son resultado de una tradición oral que perdura con el paso de los años (Castillo, 2007: 32).
El concepto de historia —narración o relato— referido a «contar cosas» que han pasado, aparece señalada, por ejemplo, en autores como V. Dijk —lo que nos pasó... recientemente o hace tiempo—, Polanyi —specific post-time events—, o W. Labov —sucesión de cláusulas y secuencia de eventos que es posible inferir ocurrieron en la realidad— (Shiro, 1999: 15).
Entre los pioneros del relato como una constante de la conversación, se encuentra Briz (2016) quien propone el «relato coloquial» como «un hecho conversacional narrativo y como una estrategia». En efecto, según sus estudios, al conversar e interactuar con otros, contamos sucesos, historias, anécdotas, chismes, bromas supuestamente verdaderas, con protagonistas reales. A esto se le conoce como «narraciones naturales» que se insertan en la conversación.
B. Gallardo (1996) y el Grupo Val.Es.Co (2000), por su parte, denominan relato conversacional o secuencia de historia a un tipo de microestructuras narrativas que se suceden a lo largo de una conversación en las que el hablante monopoliza la palabra para «contar algo» que tiene un valor social concreto y donde el resto de los participantes quedan relegados al sistema secundario de la toma de turno; deben ser interesantes como historia para que sea legítima su inclusión en la conversación, cumpliendo, de esta forma, con el criterio de interés.
Los relatos conversacionales forman parte, entonces, del proceso mediante el cual el sujeto se construye en sociedad y construye al mismo tiempo su realidad por lo que su presencia atiende al contexto en que aparecen y están configurados por el entorno físico donde se producen; en ellos los hablantes cuentan sus vivencias, justifican sus ideas o, incluso, apoyan los argumentos del interlocutor.
Resulta importante destacar que, al recapitular la experiencia pasada, los hablantes tienen que re-acordar lo narrado, en el sentido de que se mantengan inalterables los hechos contados en cuanto a cómo ocurrieron en la realidad, pues deben ajustarse, en cada caso, a las necesidades temáticas de la conversación en que aparecen y al espacio en que se producen (piénsese, por ejemplo, en los relatos contados más de una vez en contextos diferentes).
Para caracterizar la estructura de los relatos conversacionales, se acudirá, primeramente, a la propuesta de W. Labov (1972), por considerar que es un trabajo clásico que ha tenido considerable impacto y sigue teniendo vigencia en el análisis de este tipo de discurso. Este autor sostiene que una narración completa o prototípica consta de varias secciones, cada una de las cuales puede considerarse la respuesta a una pregunta subyacente, con excepción de la coda, por su naturaleza de cláusula libre:
Resumen: ¿De qué trata?
Orientación: ¿Quién, cuándo, qué, dónde?
Complicación: ¿Qué sucedió después?
Resolución: ¿Qué es lo que finalmente ocurrió?
Evaluación: ¿Por qué/para qué lo cuentas?
Coda.
Sin embargo, este modelo no es el único presentado por los estudiosos de la estructura del relato. Existen otras propuestas, como la de B. Gallardo (1986) en la que se reduce a tres partes: prólogo + historia + evaluación. El prólogo asegura la posesión del turno y se emplea para adelantar aspectos informativos relacionados con los sucesos referidos; en la historia aparecen los elementos que la configuran de manera que resulte evidente su vinculación con el habla en curso y la evaluación presenta las consecuencias «morales» que se derivan de lo contado.
Aunque los modelos presentados no difieren en su totalidad, se propone, con el fin de lograr mayor precisión en la descripción de la estructura de los relatos conversacionales que serán objeto de análisis en el presente estudio, las siguientes partes: situación inicial u orientación, nudo o complicación, resolución o situación final y evaluación, las cuales corresponden al siguiente esquema:
Esquema 1. Partes del relato conversacional
Fuente: Elaboración propia
La primera categoría, elemento de notable interés para esta indagación, suele situar en contexto a los participantes; es el punto de partida de la narración, y proporciona los datos del suceso contado, de los sujetos, del tiempo y del espacio; esta categoría es mayormente conocida como «la orientación». Labov la define como una función gradual, en cuanto que puede o no en casos, expresar las características anteriores, las cuales al mismo tiempo pueden ocurrir en otras categorías. La orientación, por tanto, se formula en oraciones «presentadoras de estados», mediante la inclusión, en nuevas unidades de entonación, de informaciones relacionadas con el área de identificabilidad del referente —una vez aquí, antes en este sitio…—, entre otras.
Como ha quedado descrito, el hablante busca desde el inicio de su narración captar por completo el interés del oyente, y que ese interés permanezca hasta el final de su relato. Así comienza un despliegue de estrategias destinadas a orientar las secuencias narrativas que recién empiezan a tener lugar en el intercambio conversacional. De ahí que resulte oportuno caracterizar el comportamiento discursivo de las estructuras lingüísticas en esta parte de los textos en la muestra estudiada.
Esta parte de los relatos, como antes ha sido apuntado, define el tema o punto de la historia e identifica el tiempo y lugar donde sucedieron los hechos que se cuentan, se presentan los referentes. Debido a lo anterior, las estrategias sintácticas específicas pueden variar en cada caso por lo que resulta oportuno mostrar su comportamiento en una muestra de relatos conversacionales de hablantes de la ciudad de Santiago de Cuba.
Teniendo en cuenta lo anterior, debe considerarse, por otro lado, el hecho de que, en este discurso en particular, los hablantes tienen la posibilidad de transferir el centro deíctico1 a una situación espacio-temporal distinta a la de su enunciación, por lo que pueden señalarse lugares no necesariamente circunscritos a la vista inmediata o al ámbito que rodea a los interlocutores; los referentes, por tanto, están en correspondencia con el tema del relato conversacional en cuestión.
En tales circunstancias, conviene advertir que el lugar en que se desarrolla la historia puede coincidir con el punto en el que se encuentra el emisor en el momento de su producción; en estos casos, la proximidad es la condición más simple de esta estructuración perceptiva —todo aquello que es posible ver— y al igual que las otras relaciones topológicas, tiene un papel primordial en la organización espacial. La zona a la cual se refiere el hablante es identificable y generalmente bien circunscrita a la situación comunicativa que se describe.
En otros casos, el centro de orientación tiene que ser reconstruido sin apoyo visual, creando así una diferencia entre el espacio del acto comunicativo y el narrado o referido; el enunciador lleva a su interlocutor a una situación recordada a través del uso de los deícticos2. Este proceso impone un desplazamiento mental y se basa en las presuposiciones sobre el conocimiento que posee el receptor quien tendrá que situarse en el sistema de coordenadas establecido para el relato, trasladándose, de esta forma, a un espacio que se reconstruye cognitivamente (proyectivo imaginario).
La utilización de los deícticos en esta parte de los textos permite comprender que, justamente, una de sus funciones es, sin dudas, la de marcar en toda situación de habla el lugar de producción de la palabra. Estas señalizaciones explícitas al emplazamiento físico dan cuenta de la variación que se produce en su empleo de acuerdo con condicionamientos espacio-temporales, los cuales ofrecen las razones por las que un hablante elige unas expresiones frente a otras, constreñido, además, por las exigencias del tipo de texto en particular.
Mediante los deícticos espaciales, por ejemplo, se organiza y delimita el lugar donde se desarrolla la historia en este caso, para lo cual se selecciona del entorno físico lo que interesa destacar; es decir, se construye el proscenio y los decorados de fondo (Calsamiglia y Tusón, 1999: 119). Los elementos serán situados en el espacio que crea el yo como sujeto de la enunciación y su interpretación referencial cambiará según el punto de anclaje.
Localizar la posición de un objeto o entidad es crucial para determinar la referencia y asegurar su correcta identificación, pues es un proceso que requiere un cálculo relativista que toma en cuenta la posición del enunciador y del objeto en sí, como se aprecia en el siguiente esquema:
Esquema 2. Sistema de unidades deícticas usadas para la localización espacial
Fuente: Elaboración propia
Tal y como se ha observado, el relato conversacional es un marco idóneo para que los hablantes puedan establecer, mantener o cambiar las coordenadas espacio-temporales, bien en relación con la propia situación de enunciación o con el contexto extralingüístico del propio discurso.
Uno de los componentes básicos de las investigaciones de carácter lingüístico son los hablantes, pues son ellos los que aportan los materiales que integran el repertorio de datos. Considerando lo anterior, se tuvo en cuenta para su selección que las personas fueran oriundas de la ciudad de Santiago de Cuba; de no ser así debían tener más de veinte años de residencia permanente en la misma. Con el propósito de realizar el estudio fueron incluidos informantes con niveles de instrucción variados, que pertenecieran a grupos etarios diferentes3 y de distintos sexos, los cuales quedaron distribuidos de la siguiente manera:
Grupos de edades: de 20 a 30 (G.I); de 40 a 50 (G.II); más de 55 (G.III)
Niveles de instrucción: primario (n.p); medio (n.m); superior (n.u)
Un individuo de nivel primario debía tener sexto grado aprobado o un nivel secundario o medio solamente iniciado, pero sin concluir; con nivel medio, debía haber concluido la enseñanza preuniversitaria o algún técnico medio o escuela de oficios; mientras que para pertenecer al nivel superior debía ser graduado universitario.
Novedosa resulta, además, realizar la indagación en la ciudad de Santiago de Cuba, segundo centro poblacional más importante del país y cuyos valores históricos y culturales la convierten en un sitio idóneo para cualquier pesquisa de carácter humanístico y lingüístico en particular.
La muestra se compone de treinta relatos conversacionales recogidos en igual número de grabaciones auditivas con una duración aproximada de quince minutos cada una; la otra parte de los textos fue desestimada, atendiendo al objetivo fundamental de la indagación. En este caso, como apuntara L. Morales (1994) la unidad de muestreo no es el sujeto, sino el texto, entendido como una porción de lengua grabada para ser analizada y descrita; es decir, el número muestral no debe determinarse sobre los sujetos, sino sobre las producciones orales de dichos sujetos por lo que no debe haber, necesariamente, una correspondencia entre ellos. El investigador opera sobre las grabaciones de las producciones de los hablantes seleccionados de acuerdo con criterios concordantes y los objetivos de la investigación que realiza.
Para la recogida de la muestra se estableció con cada informante una conversación semidirigida en la que la investigadora se presentó como entrevistadora participante. Esta técnica se ha revelado como un recurso de incuestionable utilidad pues el intercambio puede conducirse como una conversación espontánea, con un grado mínimo de formalidad semejante a aquellas que pudieran surgir espontáneamente en contextos naturales.
Se logró, de manera general, que se cumplieran las características de cualquier conversación coloquial; es decir, una interlocución en presencia que favoreciera la mayor o menor tensión dialógica y cooperativa en relación con el tema y la intervención del otro (Briz, 1997: 32); por tal motivo, se considera que las grabaciones se hicieron en un contexto comunicativo habitual para el sujeto; fueron encubiertas, en el sentido de que no se dio a conocer el propósito lingüístico de la indagación. La transcripción grafemática se subordina al objeto y la finalidad del estudio, por tal razón, en esta investigación, se usaron las convenciones gráficas de A. Briz y el Grupo Val.Es.Co (2000).
Una vez recogida toda la información y luego de su transcripción, la cual constituye una parte fundamental del análisis ya que implica la primera manipulación de los datos obtenidos, se extrajeron los relatos introducidos por los informantes en la conversación a partir de las características ya definidas en páginas anteriores y se distinguieron en cada uno de ellos la parte de los textos orales que será objeto de atención en la presente investigación.
De manera resumida los pasos seguidos se concretan en los siguientes:
Selección de informantes y grabación de las conversaciones que constituyen la muestra.
Transcripción grafemática de los textos.
Delimitación de los relatos conversacionales que fueron introducidos en la conversación.
Señalización de la parte del texto oral objeto de análisis (situación inicial u orientación).
Análisis e interpretación de los resultados.
La situación inicial u orientación funciona como un prólogo que anuncia la aparición de los relatos en la conversación. El hablante que quiere contar algo asegura la atención prolongada de los interlocutores mediante varias estrategias que persiguen como principal objetivo indicar la relevancia de lo narrado respecto al evento de habla, de tal modo que resulten de interés para los participantes y relacionables en alguna forma con el propio desarrollo del intercambio comunicativo.
Por tal razón resulta frecuente encontrar algunos enunciados en los cuales se establecen las características de los participantes y se especifica, entre otros elementos, el lugar, el tiempo y las circunstancias en que ocurre el relato; en esta parte se produce la transición temporal y temática que indica el comienzo de la secuencia narrativa. De ahí que resulte frecuente la presencia de categorías deícticas en esta parte, el siguiente gráfico ilustra los resultados luego del procesamiento de la muestra seleccionada:
Gráfico 1: Uso de las expresiones deícticas en la situación inicial
Fuente: Elaboración propia
En (1), por ejemplo, el informante realiza una ordenación del espacio que parte primeramente del lugar de la enunciación aquí hasta situarlo en el área que servirá de escenario a los hechos contados (en la Cambula). Este desplazamiento supone una organización de las percepciones espaciales al relacionarlas en términos de distancia con el sitio aludido (un lugar apartadísimo); en el ejemplo puede observarse, además, cómo el adverbio demostrativo allí funciona como un referente anafórico que tiene su antecedente en el enunciado que le precede (en la Cambula- un lugar apartadísimo ← allí); de igual forma ocurre en (2 y 3) (Venezuela ← allí); (en un consultorio ← allí). En estos casos, el mecanismo de mostración considera al texto como el espacio en el que se realiza el señalamiento al indicar cercanía cotextual y no física (un lugar apartadísimo- Venezuela- un consultorio←allí):
(1) Santiago es una provincia hermosa/ yo no soy de aquí / yo vivía en la Cambula/ un lugar apartadísimo/ allí estudié hasta el sexto grado en una escuelita donde había un solo maestro….
(2) Yo conozco a esas personas/ ellos son un grupo de investigadores que desarrollan un proyecto de investigación binacional/ así fue que en julio de 2012 nos fuimos para Venezuela // allí nos llevaron a varios centros de investigación sexual…
(3) Cuando yo me gradué de enfermera empecé a trabajar en un consultorio/ allí estuve por varios años…
En el fragmento (4) el antecedente del adverbio (allá) es resultado de una trayectoria cuyo punto final del desplazamiento coincide con la posición del hablante en el momento de la referencia (me fui a vivir con mis abuelos ← allá). En (5), sin embargo, allá precisa de una expresión subsiguiente que establezca las coordenadas para la localización espacial (allá → ese pueblito donde nacieron mis padres); en este caso el pronombre demostrativo ese indica cercanía afectiva al emplearse junto al diminutivo (pueblito). Puede observarse además un uso no espacial del adverbio ahí, el cual adopta en este contexto, un significado temporal (de ahí empecé a trabajar- después empecé a trabajar):
(4) Desde niña me fui a vivir con mis abuelos y pasé toda mi juventud por allá…
(5) Todo el mundo no tiene las mismas oportunidades en la vida/ yo no tuve la posibilidad de estudiar/ te cuento/ allá yo estudié hasta el sexto grado/ de ahí empecé a trabajar/ muy joven en ese pueblito donde nacieron mis padres….
Las expresiones deícticas son utilizadas, además, en esta parte de los relatos, para realizar determinados procesos de orientación que el hablante considera necesarios para los fines comunicativos. En (6, 7 y 8), el pronombre demostrativo indica que los hechos contados ocurrirán en un lugar exterior en relación con la posición que ocupa el hablante en el momento de producción del relato (aquel monte, aquel lugar). En estos casos, los informantes establecen la señalización hacia elementos que no están presentes en el contexto situacional por medio de esta categoría deíctica; las pistas que ofrece son relativas (solo se pueden interpretar con respecto a ese punto de referencia) y la repartición del espacio depende de un acto mental subjetivo en el que no hay información local cuantitativa:
(6) Bueno te diré que por ser la hija de un coronel de la división militar he tenido el privilegio de conocer varias zonas turísticas del país ya que todos los años le dan la posibilidad de viajar a cualquier lugar recreativo con la familia// recuerdo aquel lugar…
(7) Yo recuerdo en una ocasión un loco me puso una vacuna/ en aquel monte donde vivíamos…
(8) Te cuento/ allí en aquel lugar trabajaban unas cuantas mujeres que eran más bien de los municipios…
Las indicaciones espaciales en la situación inicial tienen como misión fundamental poner en marcha la historia y desarrollar una dimensión deíctica articulada a partir del momento en que se produce el intercambio. En los próximos ejemplos, se emplea el demostrativo este para indicar un espacio que se extiende, desde el aquí inmediato que corresponde a la esfera espacial del hablante hasta una región más amplia, con el objetivo de expresar una relación de pertenencia e identificación con el lugar señalado. Este modo de señalamiento permite orientar al hablante sobre una posición geográfica que se convierte en el eje fundamental de lo que cuenta, al referir situaciones que le son típicas al lugar de residencia de los hablantes:
(9) Este barrio es importante y desarrollado/ en calle A/ esquina Avenida de Céspedes había un bar nombrado El Palermo…
(10) Siempre he escuchado anécdotas referidas a este barrio decían que aquí se vendía cuajo y ubre…
(11) Yo adoro este lugar y conozco su historia// en Sueño4 habían dos familias/ una era acomodada y otra era muy humilde…
En las relaciones de localización, por otro lado, se sitúa en el espacio una entidad en relación con otra que sirve de referencia. Tal indicación puede caracterizarse como estativa en la medida en «que el lugar nos acoge interiormente, como un lugar abierto en el que estamos introducidos» (Cifuentes, 1986: 14). El siguiente gráfico recoge los datos de este comportamiento tras el procesamiento de la muestra:
Gráfico 2. Frecuencia de movimiento y localización en la situación inicial u orientación
Fuente: Elaboración propia
Los segmentos siguientes muestran, por tanto, que el espacio deíctico es relativo pues la misma forma locativa aquí es utilizada para referir lugares de variadas dimensiones, cuya extensión se precisa a partir de las informaciones aportadas por las frases preposicionales (en la esquina, en el edificio, en Oriente):
(12) Las personas ancianas lo recuerdan/ la conga tocaba aquí en la esquina…
(13) Vemos que hay una gran tendencia actualmente a variar el toque de la conga/ mezclarla con diferentes ritmos modernos/ un ejemplo/ aquí en el edificio se han hecho actividades….
(14) Siempre a uno le suceden cosas en la vida para bien/ mira yo matriculé en la Universidad/ aquí en Oriente/ aquello fue algo impactante para mí…
En (15) este mismo adverbio es empleado por el hablante al principio del enunciado como una estrategia para focalizar y destacar ese elemento; la demarcación espacial que ocupa el barrio se hace coincidir con el lugar desde donde se está enunciando (aquí=el barrio); en otros casos (16), por ejemplo, se concibe como una región de proximidad (por aquí):
(15) Aquí el barrio no es malo / tiene sus problemas como en todos los lugares…
(16) Muchos recuerdos conservo/por aquí estaba la Tumba francesa…
En los próximos fragmentos, el yo codificador representa el centro de orientación, determinando un punto de vista egocéntrico que establece los límites espaciales a partir de una trayectoria marcada por un origen (de Guantánamo, de la Sierra Maestra) y que culmina en el marco local en que se ubica el enunciador durante el evento narrativo (para aquí, para acá). En (18) resulta interesante el empleo del verbo deíctico (llevar) pues es usado en este contexto por el hablante para indicar permanencia en la región espacial donde se desarrolla la historia (esta provincia- llevo en ella):
(17) Yo vengo de la Sierra Maestra, a los dos años me trasladé para aquí // comencé mis primeros estudios en la escuela Ramón Rodríguez…
(18) Esta provincia claro que me gusta y llevo en ella ya muchos años/ te cuento/ yo soy de Guantánamo y vine para acá cuando mi hijo tenía diecisiete meses de nacido…
En otros casos se proyecta la meta del movimiento hacia la posición que ocupa el hablante en el marco de la historia; el componente direccional y su localización se expresan mediante un adverbio (vino-aquí) o un sintagma preposicional que acompaña a la forma verbal en ese entorno sintáctico (vino- a mi casa). En (21) el verbo de localización estar es usado en la expresión (cuando estábamos en buenas) para referirse, en este caso, a un determinado período de tiempo en el que se produce un movimiento (vino el ciclón Flora) muy relacionado con el objetivo argumental del relato:
(19) Cuando vino aquí Chano Pozo, vino a ver que en Los Hoyos5 se bailaba rumba todos los domingos…
(20) Cuando cumplí mis dieciocho años automáticamente vino un oficial a mi casa a entregarme una citación de la unidad militar de San Lorenzo puesto que tenía que pasar el servicio militar…
(21) Yo empecé a trabajar en 1946/ estuvimos luchando y cuando estábamos en buenas vino el ciclón Flora/ que devastó la finca de mis padres por completo…
En las situaciones en las que se inserta un relato en la conversación, como ha sido mostrado, los hablantes utilizan recursos que permiten introducirlo de manera coherente en el discurso previo; la atención del receptor es orientada hacia el sitio que se usará como referente para la historia que se dispone a escuchar, constituyendo un medio estratégico para desencadenar el interés narrativo de los acontecimientos.
El empleo de expresiones deícticas dobles en la situación inicial u orientación constituye, por otro lado, un mecanismo lingüístico con características peculiares que señala las circunstancias extralingüísticas tangibles del acto de habla; funciona además como una estrategia óptima para enfatizar el tiempo y el espacio en el que se desarrollarán las acciones presentadas. Los datos que a continuación se presentan ilustran los anteriores comportamientos:
Gráfico 3. Frecuencias de uso de expresiones deícticas en la situación inicial u orientación
Fuente: Elaboración propia
En los relatos que siguen, las expresiones de tiempo, junto a los deícticos espaciales, conforman el universo de referencias que ubican al receptor en las coordenadas donde se articulará lo narrado, las cuales pertenecen al entorno inmediato en que se produce el texto (aquí). En el fragmento (24) la expresión (en mis tiempos), no solo relaciona el mensaje con la persona que lo codifica, sino también con el momento en que se desarrolla, al referirse, concretamente, a la etapa de juventud del hablante:
(22) Siempre he estado al tanto de las cosas/ anteriormente/ aquí/ es donde se cosía/ antes que Cultura pusiera los locales…
(23) Hicimos el cambio de instrumentos/ es decir no es el instrumento sino el trabajo tradicional/ porque antes aquí / cuando la conga salía…
(24) El conguero dice que hay más policías que personal arrollando pero yo no sé, en mis tiempos aquí se respetaban esos dos policías…
La utilización del deíctico temporal (antes) desencadena, en los próximos ejemplos, el hilo argumental de la historia acompañado del adverbio aquí, el cual indica al hablante como el punto de referencia para la localización del sitio aludido. En ambos casos el empleo de las preposiciones (por, de) agrega información relevante relacionada con el entorno donde se produce el texto; en el primer caso (por aquí) atenúa, en cierta forma, la situación que se cuenta pues el lugar en que ocurren los hechos se presenta como un área aproximada (antes robaban cantidad por aquí) en lugar de (antes robaban cantidad en este barrio); en el segundo, por el contrario, (de aquí) añade un sentido de pertenencia (la conga de aquí=la conga del barrio):
(25) Yo pienso que puede progresar, pienso porque ha cambiado mucho en el sentido del robo/ antes robaban cantidad por aquí…
(26) El toque distingue la conga de aquí/ antes era así…
En (27 y 28) el empleo del demostrativo este muestra cómo la organización espacial se halla condicionada por la coincidencia que se produce entre el lugar que ocupa el hablante en el acto de enunciación y el espacio en el que se realiza la localización; esta coincidencia, sin embargo, puede no extenderse al plano temporal (antes, siempre). En ambos casos se individualizan y discrimina lo que se señala dentro de una posible variedad y diversidad (este reparto, este lugar):
(27) Te puedo decir que antes del triunfo de la Revolución este reparto en su mayoría era habitado por personas de clase media...
(28) Yo soy licenciado en Cultura Física pero ahora no me desempeño como tal pero para coger mi título pasé duro trabajo/ imagínate que yo siempre he vivido en este lugar…
Los referentes temporales utilizados para introducir lo narrado, en los próximos fragmentos, tienen como función trasladar a los receptores a un espacio rememorado, señalando un suceso anterior a su enunciación. En los ejemplos, el proceso de localización no viene identificado por sí mismo, sino que se produce en relación con otros elementos; de ahí la presencia de expresiones referenciales (Martí, calle 6ta, calle I, E) y deícticos espaciales (aquí, este) que establecen marcas de identificación para singularizar el sitio donde se desarrollará la historia; en ambos casos deben ser comprendidos por el interlocutor como parte de un proceso de orientación que el hablante considera necesarios para los fines comunicativos:
(29) Simplemente pasa un grupito de niños o personas/ con dos tambores/ un bocú/ una campana/ ya se llena Martí/ casualmente antier aquí se nos murió un compañero...
(30) Yo no sé por qué no se dice/ oye/ anteriormente/ en la década de los cincuenta /principio de los sesenta / la calle 6ta de este reparto / desde calle I hasta calle E era un lugar…
En otros relatos, las coordenadas espaciales donde se situaron los eventos narrados, se establecieron a partir de la descripción de un movimiento con destino explícito (vinieron para acá, íbamos a la escuela, entré a la universidad); en el último ejemplo, la utilización de la forma verbal (cuando yo entré a la universidad) muestra una reinterpretación de las características espaciales objetivas asociadas al parámetro de interioridad (cuando yo comencé a estudiar en la universidad). Por otro lado, el demostrativo es empleado en todos los casos, para destacar distancia temporal en relación con el momento de habla (en aquel tiempo); en (31 y 32) se utiliza como referente anafórico (antes del triunfo de la revolución←cuando aquello; cuando yo entré a la universidad←.aquello):
(30) Mis padres vivían en aquel tiempo en otra provincia/ de ahí vinieron para acá// yo nací aquí…
(31) Yo nací antes del triunfo de la Revolución y no había este desarrollo que hay hoy en día// cuando aquello íbamos a la escuela casi a los siete años…
(32) Uno tiene que adaptarse en la vida a todo/ cuando yo entré a la universidad aquello fue algo impactante para mí/…
Las localizaciones espaciales en la situación inicial u orientación tuvieron como misión fundamental poner en marcha la historia; solo en el 14% de los relatos analizados no se incluyeron deícticos espaciales en esta parte de los textos. En 38% de los casos, las narraciones se introdujeron en la conversación combinando deícticos temporales y espaciales. Predominaron las localizaciones de ubicación estática —aquí en el edificio, aquí en el barrio— las cuales representaron el 65,78%, de ahí que los adverbios demostrativos de lugar (37,73%) fueran los más frecuentes; el movimiento en el espacio —vine para acá, nos fuimos para Venezuela— representó solo el 34,2%, con predominio de desplazamientos hacia el centro deíctico.
De manera general predominaron los adverbios demostrativos de lugar; fueron usados por los hablantes para especificar las coordenadas espaciales de producción del relato —lugar en donde— en localizaciones de ubicación estática; constituyó un medio estratégico para conseguir el interés en los acontecimientos narrados. Fue significativo, además, el poco señalamiento hacia el contexto, pues los enunciados que forman esta parte, solo anuncian en forma de prólogo, las circunstancias en que ocurrieron los hechos contados.
Como ha podido mostrarse en el presente estudio, la percepción espacial permite la adopción de un determinado anclaje referencial para cada relato conversacional, el cual se encuentra condicionado por el objetivo argumental de la historia, el entorno físico que se describe y las experiencias particulares de su productor.
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Tania Ulloa Casaña (1979, Santiago de Cuba). Licenciada en Letras. Máster en Estudios Cubanos y del Caribe y Doctora en Ciencias Lingüísticas. Profesora Titular del Departamento de Letras de la Universidad de Oriente.
Cómo citar este artículo: Ulloa, T. (2024). Situación inicial u orientación. Breves apuntes de su comportamiento en relatos conversacionales de hablantes de la ciudad de Santiago de Cuba. Islas, 66(209): e1422.
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ISSN: 0042-1547 (papel) ISSN: 1997-6720 (digital)
http: //islas.uclv.edu.cu
Eje de coordenadas centrado en el yo, aquí, ahora del hablante.↩︎
Son aquellos elementos que remiten al contexto —lingüístico o extralingüístico— que rodea el acto de la enunciación. Señalan y sitúan, en el espacio y en el tiempo, personas, objetos y acciones, tomando como punto de referencia el eje de coordenadas centrado en el yo, aquí, ahora del hablante, por lo que se convierten en unidades lingüísticas que relacionan el enunciado con la situación en que es emitido.↩︎
Esta decisión es avalada con el criterio de H. López Morales en cuanto a que el investigador tiene marco libre para acotar sus propios estratos en relación con el tema de estudio (1994: 27).↩︎
En sus inicios parte del sitio que hoy ocupa el barrio de Sueño era un pequeño ingenio o trapiche, arruinado desde la segunda mitad del siglo XIX y llamado San Nicolás de Espanta Sueños. Su capacidad era de 13 caballerías y 176 hectáreas de tierra. El nombre actual de Sueño, resulta de una aféresis del nombre original del ingenio, que con el ruido de sus máquinas en la noche espantaba el sueño de los vecinos.↩︎
Según el articulista R. Cisneros (1981) el barrio adoptó tal nombre «en razón de las excavaciones hechas para extraer tierra y desecar la parte baja de la ciudad que estaba cubierta por las aguas del mar en amplios tramos. Por quedar los huecos en donde se extraía la tierra, el pueblo se dio en llamar a este sitio donde había más de un bohío como el barrio de los hoyos de sacar tierra, que con el tiempo tan solo quedó como Los Hoyos».↩︎