ISLAS, 66 (207): e1356; enero-abril, 2024

Recepción: 22/05/2023 Aceptación: 22/09/2023

Artículo científico

El artista en la lucha de clases: una lectura de Los diarios de Emilio Renzi

The artist in the class struggle: a reading of Los diarios de Emilio Renzi

RESUMEN

Universidad Autónoma del Estado de México, México D. F., México ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3706-3465

Correo electrónico: ltorresmo@uamex.mx

Introducción: Existen una serie de acercamientos desde la crítica literaria hacia la obra de Ricardo Piglia, sin embargo, se propone una revisión crítica interdisciplinaria para una lectura interpretativa de la obra de Ricardo Piglia, Los diarios de Emilio Renzi.

Métodos: Desde las categorías planteadas por Walter Benjamin alrededor de la Filosofía de la Historia. El análisis se centra en un enfoque interdisciplinario donde convergen Filosofía, Literatura e Historia, en un nivel simbólico, y Economía, Política y Sociología en un nivel social.

Resultados: El estudio interdisciplinar permite ahondar sobre el análisis del discurso autobiográfico, puesto que permite observar la ficción y la realidad desde diferentes ángulos y representar la figura del artista dentro de la lucha de clases.

Conclusiones: En una de las posibles interpretaciones de la narración presente en la citada obra de Ricardo Piglia, se puede inferir que varias de las partes de los acontecimientos son establecidos para describir la responsabilidad inherente al artista en la constante lucha social.

PALABRAS CLAVE: crítica social; filosofía de la historia; interdisciplinariedad; lucha de clases

ABSTRACT

Introduction: There are several approaches from literary criticism to the work of Ricardo Piglia; however, this paper proposes an interdisciplinary critical review for an interpretive reading of Ricardo Piglia's work, Los diarios de Emilio Renzi.

Methods: Drawing from the categories outlined by Walter Benjamin around the Philosophy of History. The analysis focuses on an interdisciplinary approach where Philosophy, Literature, and History converge at a symbolic level, and Economics, Politics, and Sociology at a social level.

Results: The interdisciplinary study allows for a deeper analysis of the autobiographical discourse, as it enables the observation of fiction and reality from different angles and represents the figure of the artist within the class struggle.

Conclusions: In one of the possible interpretations of the narration present in the aforementioned work by Ricardo Piglia, it can be inferred that several parts of the events are established to describe the inherent responsibility of the artist in the constant social struggle.

KEYWORDS: social criticism; philosophy of history; interdisciplinarity; class struggle

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

Concepción y/o diseño de investigación: Luis Antonio Torres Morales

Adquisición de datos: Luis Antonio Torres Morales

Análisis e interpretación de datos: Luis Antonio Torres Morales

Escritura y/o revisión del artículo: Luis Antonio Torres Morales

PARTIR DE LA EXPERIENCIA

En el presente apartado a modo de introducción se propone una lectura interpretativa sobre algunos fragmentos de los tres tomos en que está dividida la obra Los diarios de Emilio Renzi de Ricardo Piglia, los primeros dos publicados en vida, y el último, al año de su muerte, nos centraremos en analizar las partes donde se percibe la responsabilidad que inquietaba al autor en relación con la lucha de clases. En diversas entrevistas, Piglia habló sobre la responsabilidad del artista con esta lucha, evidente en su narrativa, donde mezcla entradas de diarios, minificciones, citas textuales, fragmentos de sus cuentos y novelas, entre otros elementos hipertextuales, donde nuestra primera afirmación es que no se trata de un diario sincrónico, sino una construcción narrativa mucho más compleja en su configuración.

El narrador de los diarios presenta, a su vez, un discurso que cambia y se transforma constantemente, quizá por la influencia recóndita de su asistente mexicana, Luisa, que, en el presente de la narración, ayudó al personaje escritor a reescribir fragmentos de su vida. Al ser una obra basada en algunos momentos de las experiencias del autor, se puede hacer un paralelismo con el momento histórico que se vivía en la Argentina y en el mundo a través de diversas épocas de la historia, por lo que se estudiarán los talantes culturales, sociales, económicos y políticos centrados en la lucha de clases.

Concepto que se ha utilizado desde diferentes enfoques, por supuesto, desde Marx, partiendo desde la siguiente noción:

No hay producción económica «pura», no hay circulación (intercambio) «pura», ni hay distribución «pura». Todos estos fenómenos económicos son procesos que tienen lugar bajo relaciones sociales que son en última instancia, es decir, bajo sus apariencias, relaciones de clases, y relaciones de clases antagónicas, es decir, relaciones de lucha de clases (Althusser, 2012: 71)1

1 Hemos elegido citas largas que resumen las posturas críticas de los textos mencionados y que son los puntos que sirven para crear un dialogismo más certero con la nuestra, buscando no terminar elaborando un monólogo articulado, sino un contraste de interpretaciones desde enfoques disciplinares.

Escenario que ha llevado a la generación de una violencia y una desigualdad en la sociedad sin precedentes, en el fenómeno analizado, con especial énfasis en los países latinoamericanos; dentro de los Años de formación (2015) primera entrega de la obra final de Piglia, se percibe un vacío en el cual no pasaba nada, recuerda que vivió cerca del ferrocarril, y lo primero que observa en esa rememoración son las calles, de las cuales cavila que lo mejor hubiera sido una ciudad organizada con los nombres de los que defendieron la fe y de los socialistas, no de los religiosos, sino de los activistas, para después llegar caminando al zoo, en una imagen por demás orwelliana.

Este primer dejo de malestar ante la institucionalización de los nombres de las calles, manifiesta un desasosiego sobre la realidad argentina y latinoamericana desde la década del cincuenta, donde se fueron estableciendo discursos oficiales que nadie podía contradecir, esta visión del escritor argentino ya ha sido analizada en relación con algunas otras de sus obras: «la perfecta coherencia que existe entre el pensamiento político del escritor y su forma de entender la literatura tiene por resultado una visión exacta del lugar que ocupa el intelectual dentro de las relaciones entre clases» (Urralburu, 2020: 70).

De regreso en los recuerdos que el narrador va recreando, se puede notar una ciudad apocalíptica, nostálgica, el dejo de la dictadura y de la guerra se percibe incluso como creación de imágenes surrealistas por la violencia y la irrealidad que estas figuran, desde las cuales se puede articular la primera correlación con las nociones de Walter Benjamin, sobre todo en referencia a la Filosofía de la Historia (1971). «Una de sus corrientes fue el surrealismo, famoso por sus cadáveres exquisitos y cuyo lema fue la máquina de coser junto al paraguas sobre la mesa de disección, reunión de elementos disímiles puestos a chocar entre sí» (Díaz, 2008: 99).

Este elemento hacer recordar la idea de la máquina de contar historias, latente en la narrativa pigliana desde La ciudad ausente (2003), que ha sido adaptada a otras artes narrativas por su increíble polifonía, significación y simbolismo. Alrededor de este supuesto de correspondencia entre las propuestas de Benjamin advertidas en la narrativa de Piglia, también se dialoga con la siguiente conclusión:

Se trataría de construir una teoría de la literatura que, rechazando la autonomía, no recaiga sin embargo en la teoría del reflejo, que rechazando el espiritualismo liberal, se distancie asimismo de los mandatos objetivistas de las normativas estéticas del realismo socialista y sus múltiples herencias (García, 2013: 48)

Y no solo de la construcción de la teoría, sino de la literatura argentina en general, entorno que se venía exteriorizando mediante el contraste entre Macedonio Fernández y Borges, pensado desde lo intelectual burgués y la defensa del discurso oficial, contrapuesto con las voces de la calle, que en Arlt parecían encontrar el justo equilibrio al reconstruir la historia recuperando las voces desde el dolor silenciado a través de su literatura. Forma narrativa con la intención de resignificar a los muertos y desaparecidos por las dictaduras en Argentina que Piglia analizó durante muchos años de su vida, en

obras como Crítica y ficción (2018), a través de su propia literatura y su crítica literaria, que lo llevaron a encontrar un equilibrio en la forma de narrar, con una propuesta novedosa, que hasta la fecha, seguimos sin poder comprender del todo, pero para acercarnos un poco más, se siguen haciendo una infinidad de lecturas sobre su obra, y con algunas de ellas se dialogará en este artículo.

LEER: ESCUCHAR Y OBSERVAR

Este apartado explica nuestra postura en relación con el método. Pareciera que lo único que vale la pena defender desde las Humanidades y las Ciencias Sociales es el respeto y la lucha por los ideales, cada vez más colocados en un segundo plano por la necesidad de ganar dinero, atmósfera que ha sumido al arte como un producto que debe ser vendible, dechado que a su vez provocó un rechazo por el colectivo en las últimas décadas. Dicho contexto preocupaba a Walter Benjamin, por lo que su propuesta de solución a través de la filosofía de la historia fue encaminada a recuperarla, rescatar el pasado que nos ha traído hasta aquí, noción usada en Los diarios de Emilio Renzi como prefiguración narrativa.

La redención de la historia para Benjamin parte de la idea de la felicidad, que pareciera ser una obsesión de los medios de comunicación masiva en las últimas décadas por hacernos creer que es la única emoción en la que deberíamos basar nuestras existencias, y que solo se consigue comprando productos innecesarios; «en la idea de la felicidad late inalienablemente la idea de salvación. En la representación del pasado, que es tarea de la historia, se oculta una noción similar» (1971: 68), sin embargo, la complejidad de resignificar el pasado es aún mayor.

La idea de salvación al reconstruir la historia también se puede representar por el dolor y el caos, por ejemplo, en los diarios, se observa un personaje que recuerda cuando su madre le decía que lo llevarían preso solo por ser el hijo de su padre, quien en algún momento luchó por sus ideales de libertad social, mientras afuera hay un Buenos Aires que estalla por las huelgas, de correos, del partido, los guerrilleros en huelga de hambre, y los presos políticos, condiciones que producen un soliloquio sobre los artistas que apoyaron el discurso opresivo, aunque pretendieron demostrar lo contrario.

Este procedimiento guarda cierto paralelismo con la técnica literaria. Cualquier estudio hace uso de las citas, las cuales no son otra cosa que la utilización parcial de la obra de una vida, para dar cuenta del pensamiento global de un autor, en la misma medida en que consideramos que éste último es un paradigma de la manera de pensar de una época determinada. Se admite, por tanto, que no es necesario recurrir a la totalidad para dar cuenta de esta, basta con elegir sus momentos más representativos. Pero esta forma de actuar, válida en general para el estudio histórico, filosófico o filológico (Castilla Urbano, 1991: 467)

De este momento representativo en los diarios, los únicos que seguían en pie de lucha eran los estudiantes y los obreros, donde el narrador termina proponiendo al socialismo

como una solución al caos, en dicho presente narrativo se contrasta esta idea con la entrada de una personaje, una prostituta rusa, el simbolismo de este contrapunto permite interpretar la objetividad del pensamiento presente en la obra del argentino, que siempre trató de despertar la conciencia del lector, a convertirlo en un detective paranoico (Piglia, 2015).

Dentro de los diarios se recuperan las voces silenciadas mediante los discursos de la calle que el narrador va reconstruyendo, con la finalidad de cambiar discursos oficiales que están encaminados a mantener el orden a través de la represión (Piglia, 2016), es cuando la salvación a través de la felicidad o el dolor nos puede enseñar que aún se tienen las herramientas para no permitir que el eterno retorno vuelva a orillar a los países latinoamericanos a la opresión del sistema, al que solo le incumbe la ganancia y la producción en masas, y no le importa el individuo ni el colectivo social. «El cronista que numera los acontecimientos sin distinguir entre los pequeños y los grandes tiene en cuenta la verdad de que nada de lo que se ha verificado está perdido para la historia» (Benjamin, 1971: 68).

Tal es la razón de identificar la lucha de clases en algunos fragmentos de los diarios mediante las nociones de la filosofía de la historia a través de un trabajo interdisciplinario, para proponer una lectura más cercana a los detalles, donde se valoren las voces y las imágenes que se presentan, que no se piense que algo está escrito al azar, que la interpretación puede hacerse desde cualquier disciplina que el fragmento de la obra requiera, y regresar a la narración con detenimiento para escuchar tantos elementos que han quedado en el aire respecto a la enfermedad, dolor y muerte del escritor, representados en paralelo con los de la Argentina, de Latinoamérica y la historia del mundo.

Aunque el mismo título hace referencia a los diarios del escritor, está configurando algo mucho más profundo y complejo para que nos detengamos a leer con más atención, y dejemos de pensar que los detalles no son importantes, y cada uno de ellos requiere de su estudio desde un enfoque disciplinar distinto, si en realidad buscamos explicar un fenómeno no podemos seguir cerrados a interpretar desde una sola postura o método disciplinar, la propuesta es utilizar un estudio inter trans multi o pluri disciplinar, donde se dialogue con todas las posturas que sean necesarias para ahondar sobre el fenómeno y no negar la aportación sin indagar primero, por ejemplo,

El A. minusvalora claramente la aportación de las filosofías especulativas de la historia, de las que llega a dudar si «tienen, aparte de su nulo valor cognoscitivo, algún otro alcance, a pesar de que pretenden ser «una interpretación sistemática de la historia universal». Pero afirmaciones así, sin las pertinentes matizaciones o excepciones, suelen volverse contra uno mismo, porque pueden aplicarse a filosofías tan dispares como el «agustinismo» y el «marxismo» (Bravo, 1996: 761)

Es decir, es necesario dejar de hacer menos a las demás disciplinas que juzgamos inferiores a la nuestra, de todas las áreas del conocimiento se pueden encontrar aportaciones a través de métodos, teorías o propuestas que sirvan para explicar el

fenómeno de interés. Algunas propuestas de la crítica literaria establecen que pueden interpretar y exponer el sentido de todo un texto per se, cuando, desde nuestra perspectiva, estaríamos perdiendo una riqueza infinita de sentido; como muestra de lo anterior: «Hacia 1960, el anacronismo imperaba como supremo. Aquellos quienes condenaban al estructuralismo por haber abolido el sentido histórico no sabían lo que estaban diciendo: porque el estructuralismo era pacientemente una conclusión, más que un comienzo, de la saga anti-historia» (Merquior, 2007: 76).

Si interpretamos los diarios desde una lectura donde en el texto está todo lo necesario, y lo externo es irrelevante, perderíamos la importancia de la recuperación de la historia, fundamental para la obra de Piglia, incluso desde su propia gestación académica, al respecto, uno de los múltiples paralelismos entre vida real y mundo ficcional en los diarios se presenta con el personaje Russell, quien es un artista que crea su propia realidad, se mantiene alejado del dinero, inventor del barrio de las flores, es un desconocido, amateur y loco, que termina en la oscuridad, pobreza y anonimato, el cual nunca dejó de apoyar a la lucha de clases a través de su arte (Piglia, 2017).

Escenario que nos remite al planteamiento de este artículo con las propuestas de Marx, el narrador de los diarios expone que el arte es un trabajo improductivo para el capitalismo, puesto que no produce plusvalía, entonces, el problema principal para las Ciencias Sociales y Humanas va en relación con la idea sistemática de que el dinero es la única medida de valor. Sin embargo, después de este proceso de desilusión sobre las personas, de toda la muerte y destrucción que la dictadura dejó por la ciudad, la única emoción que lo hace llegar a la tercera parte de los diarios es ver a un estudiante que llega a la plaza a manifestarse contra el estado, ahí recupera el deseo perdido (Piglia, 2016).

Entonces, los diarios no establecen una sincronía, la obra presenta un paralelismo entre la experiencia personal mas no individual, con la historia argentina y mundial, con las guerras y con la lucha social. El tiempo de los diarios es más cercano al de la gran revolución, del que escribió Benjamin:

El día en que un calendario comienza oficia como acelerador histórico. Y es en el fondo el mismo día el que vuelve siempre bajo la misma forma de días festivos, que son, los días del recuerdo. Los calendarios no miden el tiempo como relojes. Son monumentos de una especie de conciencia histórica (1971: 87)

El día del recuerdo, noción que reconstruye el tercer tomo de los diarios desde el título, Un día en la vida (2017), con la idea de volver a sentir la felicidad o el dolor de un día que haya sido importante en la historia de una persona, en este caso, de una sociedad, en el que emerja una suerte de redención al recuperar las voces silenciadas. Y se convierta, a su vez, en la salvación del arte, mediante la figura del artista que hace suyas las causas, no por compasión, sino por su responsabilidad con la lucha de clases,

La acción revolucionaria puede detener el tiempo del reloj del Capital. Este ángel lucha contra el viento del progreso que, a pesar de todo, canta nuevas promesas para la redención de las historias y muertos del pasado. El ángel anuncia las posibilidades del cambio, una necesidad inscrita en la historia de los vencidos, esos millones de partículas luchando o emigrando en búsqueda de bien-estar. Su mirada espantada reclama el deseo renovado por el dolor de los muertos (Matamoros, 2008: 60)

LA DESILUSIÓN DEL HOMBRE

Es menester comentar algunas nociones de la lucha de clases que se encuentran en Los días felices (2016), que irónicamente, son los momentos más complejos de la narración tanto personal como colectiva en los diarios, con el objetivo de explicar los resultados del estudio, así como para mantener el diálogo con las demás posturas críticas. Es notorio escuchar cómo cambia la voz del narrador en el segundo tomo, el primero como pudimos ilustrar está encauzado a la lucha del artista con lo social, en el momento que estalla una especie de revolución en Buenos Aires, y en el segundo tomo se encuentra el instante posterior a la lucha, donde ya se percibe el odio y rencor causado por el dolor y la muerte, debido a la persecución del sistema político que azoró a la sociedad argentina.

Además, se escucha una voz un poco menos enérgica, que analiza a profundidad las cuestiones de la izquierda latinoamericana, donde muchos comunistas terminaron encontrando trabajo en la política, o bien, de porteros de edificios, donde se hace una analogía importante en cuanto a los activistas y policías retirados que ahora trabajan en ese empleo, alusión a un argumento de grandes proporciones en la obra de Piglia, puesto que desde Respiración Artificial (2001), los que estaban en la entrada de los edificios fueron personajes recurrentes, por ejemplo, los cuidadores de los museos.

Esta narrativa con un dejo de desesperanza y desilusión no podía ser configurada de otra forma al recuperar épocas donde mucha gente se quedó callada ante el caos absoluto que provocaron las muertes, los desaparecidos y la pobreza en la que se encontraron después de tantas decisiones absurdas por parte de unos cuantos, al respecto:

La representación y la reproducción del lenguaje militarizado y burocrático de la policía y el resto de los guardianes del orden (médicos, psiquiatras, espías) contrasta con el lenguaje popular, social y abierto de la gente, desenmascarando por oposición y comparación las verdaderas intenciones de los gobiernos que siguieron al de la Junta Militar (Raúl Alfonsín [1983-1989] y Carlos Saúl Menem [1989-1999]): proteger a todos los responsables de los asesinatos, torturas y desapariciones (Macedo, 2013: 256)

En la narración de los diarios y en el exterior se convertía la realidad en un absurdo que ninguna ficción hubiera podido anticipar, y no solo se refiere a los años que están marcados en las entradas de los diarios, sino a momentos paralelos que las dictaduras argentinas presentaron, ya que tuvieron la misma estructura: ideales de libertad, golpe de

estado, lucha, persecución, desaparecidos, muerte, dolor, cambio de poder y gestación de otra dictadura, el tiempo como la víbora que comienza a devorarse.

Gracias a los testimonios de las personas que nadie había volteado a ver, y que Piglia se encargó de recuperar y reconstruir en sus relatos, se dio el equilibrio en su configuración narrativa y la propuesta novedosa y compleja de la cual su literatura ha hecho eco a nivel mundial.

Es la consciencia de que el entorno, la situación misma de la patria, ha vuelto absurdo el hecho de contar algo, entonces lo que no es absurdo es contarlo igual, hacerlo a contra corriente, con escepticismo o aparente indiferencia, hacerlo con acidez, con ironía, hacerlo casi como si fuera ridículo (Drucaroff, 2017: 83-84)

El artista preocupado por la lucha de clases, con la responsabilidad social que corresponde a convertirse en una figura pública que tuvo Ricardo Piglia son las partes que desde nuestra perspectiva no se han valorado con la consideración necesaria. El narrador de los diarios reflexiona sobre el no tomar posición política como algo imposible, siempre hay una intención en el lenguaje y no hay forma de pasar fuera de lo social; él en algún momento pensó que se trataba de escribir bien para estar en el reconocimiento, pero se da cuenta que este solo se puede encontrar en la lucha de clases (Piglia, 2017), puesto que la misma salvación por medio de recuperar la historia está en la propia cultura, que se asienta en la represión contra la literatura y el arte, a la cual debe responderse con una lucha contra los límites y prohibiciones. «Pensamiento y acción en la voz de un personaje que desplaza su yo hacia el pensamiento y el dolor de otro. Eso nos muestra el cuento y nos revela también otro “objeto esencial” del universo pigliano: la ética» (Bueno, 2017: 797).

Dicha noción de la obra de Piglia se concreta en los diarios a través de la reflexión axiológica, donde solo se contrastan imágenes, es decir, se muestran los discursos silenciados contra los oficiales para que el lector pueda elegir una postura; en el presente de la narración de los diarios, el narrador representa el malestar general que dejó la última dictadura, que es cualquiera de la historia, desde el cual percibe y afirma que la literatura no está al servicio de la revolución, sino que es revolución de la palabra, por lo que solo nos queda seguir escribiendo para poder crear caos que lleve al despertar de las consciencias. Esta situación incluso fue pensada por Piglia desde el personaje de Munk en El camino de Ida (2013) que terminó siendo visto como un terrorista, y no como un transgresor de pensamiento, donde de nuevo el paralelismo entre vida y ficción fue configurado mediante la figura de Ted Kaczynski:

El terrorista se erige como un superhombre que se aísla de la sociedad para poder romper con todos los valores tradicionales y decide qué vidas son susceptibles de ser eliminadas sin que para él constituya un crimen por el que haya que pagar. El terrorista funde en sí mismo los dos conceptos de literatura y acción política que acaba con los límites difusos de la dicotomía ficción/realidad (Jiménez y del Campo, 2020: 432)

Escribimos tratando de explicar a las figuras que admiramos por alguna razón especial para cada uno, en el caso de los diarios recae en Tolstoi, el cual dejó la vida de escritor para volverse zapatero, el narrador lo ve como el primer anarquista por su lucha para liberarse de la vida social y el conformismo de esta, y por haber regresado a la vida simple y pura; después de esa reflexión profunda sobre los ideales, regresa a perderse en la ciudad, categoría desarrollada por Benjamin, «el “perderse en la ciudad” evoca las “ensoñaciones” que la vida urbana de la gran-ciudad instala potencialmente en su espacio de dominio —el espacio capitalista, el del lujo, el de la tecnología a su servicio y el progreso civilizatorio—» (Gasca, 2020: 30).

Escenario que nos remite al planteamiento de este artículo con las propuestas de Marx, el narrador de los diarios expone que el arte es un trabajo improductivo para el capitalismo, puesto que no produce plusvalía, entonces, el problema principal para las Ciencias Sociales y Humanas va en relación con la idea sistemática de que el dinero es la única medida de valor. Sin embargo, después de este proceso de desilusión sobre las personas, de toda la muerte y destrucción que la dictadura dejó por la ciudad, la única emoción que lo hace llegar a la tercera parte de los diarios es ver a un estudiante que llega a la plaza a manifestarse contra el estado, ahí recupera el deseo perdido.

TODOS LOS DÍAS DEL MUNDO

Las conclusiones de esta propuesta de lectura están presentes en este último apartado, donde nos centraremos en Un día en la vida, tercer tomo de los diarios, publicado a un año de la muerte de Piglia, ya que así lo dejó establecido, aparte de ser el primer ser humano en conseguir la inmortalidad porque seguirá publicando muchos años después de muerto.

El primer rudimento que recupera el narrador es sobre la literatura argentina, la cual surge de la autobiografía y de los retratos de la gente (Piglia, 2015), donde se confirma nuestra postura sobre el equilibrio narrativo encontrado por el escritor argentino; mientras que el segundo se da cuando encuentra un testimonio para vender en un diario, situación que dejaremos en el aire para invitar a volver a leer toda la obra de Piglia, ahora para escuchar y observar. El tratar de recuperar los testimonios silenciados e ir en contra del discurso oficial tampoco fue ni es nada fácil, ya que de inmediato se genera una persecución política importante, que Piglia vivió, incluso provocando su exilio, el narrador de los diarios recuerda diversos momentos de desesperación donde tenían que huir por cualquier espacio posible (Piglia, 2016), en palabras mejor dichas:

En esta dirección, el sujeto que reclama el orden y se ve amenazado en sus condiciones de existencia, no solo teme en el contexto amplio y anónimo de la ciudad, sino en su cuarto, en el centro mismo de la intimidad. Y este peligro en el núcleo de «lo íntimo» se potencia cuando las barreras entre lo público y privado, entre lo propio y los espacios de visibilidad social, se difuminan (Davies, 2020: 11)

El verdadero problema sigue recayendo en el dinero y el poder que buscan unos cuantos para decidir sobre todos los demás, donde el arte se ha convertido simplemente en mercancía que solo pueden comprar las clases altas (Piglia, 2017), y desde ahí, deciden qué es lo correcto, lo bueno, lo malo y lo mejor, perdiendo su valor simbólico y estético,

podría afirmarse que la propuesta de Piglia se dibuja en el cruce entre Marx y Arlt para evidenciar cómo históricamente la idea de la autonomía del arte y su caracterización como actividad de rango espiritual se construye desde los discursos de las clases dominantes para desactivar su potencial político y con ello establecer las condiciones de su circulación según sus propios intereses (Becerra, 2019: 6)

Vivimos en una estado de excepción, una crisis que se ha vuelto una norma de vida (Piglia, 2015), deconstrucción que se induce del narrador en los diarios sobre su interpretación de la obra de Benjamin; tampoco pensamos que haya soluciones a corto plazo, ni mucho menos tienen que ir de acuerdo con nuestros ideales, simplemente proponemos la interdisciplinariedad como base de creación de una lectura interpretativa de Los diarios de Emilio Renzi que siga ahondando sobre la inagotable significación de la obra pigliana, y donde hemos demostrado que la responsabilidad del artista con la lucha de clases, al menos en Piglia, es tomada en cuenta en varios fragmentos de la narración. Para ilustrar lo anterior y punto final de este trabajo, el narrador en Un día en la vida invita a interpretar que el verdadero objetivo de la publicación de los diarios es hacer circular las voces de las Madres de Plaza de Mayo (Piglia, 2017).

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DATOS DEL AUTOR

Luis Antonio Torres Morales (1989, México). Licenciado en Letras Latinoamericanas. Maestro en Humanidades: Estudios Literarios. Estudiante del Doctorado de Humanidades: Estudios Latinoamericanos, por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), profesor de la Facultad de Humanidades de UAEMéx, y jefe del Departamento de Superación del Personal Docente de la misma Institución.

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: TORRES, L. A. (2024). El artista en la lucha de clases: una lectura de Los diarios de Emilio Renzi. Islas, 66(207): e1356.

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